La Tercera

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¿Es necesario replantear el régimen político actual? Y de ser así ¿Hacia dónde debería apuntar una reforma? Las académicas y expertas Gloria de la Fuente, Julieta Suárez-Cao, Constanza Hube y Magdalena Ortega reflexionan en Re:Constitución sobre el actual régimen presidencial a raíz de la tensión entre los poderes del Estado.

El conflicto entre los poderes, en especial entre el Ejecutivo y Legislativo, ha marcado el debate en las últimas semanas por mociones inconstitucionales y la respuesta del gobierno a éstas. ¿Está en crisis el régimen político actual? Para algunos el presidencialismo (o hiperpresidencialismo según a quien se pregunte) no da para más por lo que es urgente estudiar reformas. Para otros se trata de una oportunidad de retomar el diálogo entre los poderes. En Re:Constitución consultamos a las cientistas políticas Gloria de la Fuente (Chile 21) y Julieta Suárez-Cao (Universidad Católica), a la abogada constitucionalista Constanza Hube y Magdalena Ortega, abogada y directora de Formación y Servicio Público de Idea País, cómo ven este conflicto y de qué manera podría influir en el debate por una nueva Constitución.

Gloria de la Fuente: “La discusión sobre el régimen político partió con el retorno a la democracia”

La cientista política y presidenta de Chile 21 puntualiza que este debate no debiera reducirse a algo que surgió tras el estallido social y la pandemia. “La discusión sobre el régimen político partió con el retorno a la democracia”, señala. “En el mundo de la Ciencia Política ha habido un debate super largo sobre este tema”. Agrega que pese a esto “nunca ha habido incentivos para discutir el cambio de régimen político (...), no han existido condiciones, excepto hoy donde está la posibilidad de discutir el cambio a la Constitución”. Frente a la pregunta de si sólo sería posible ese camino a través de la victoria del apruebo en octubre, opina: “Sí, es el único camino posible, es una decisión que tiene que hacer una Convención Constitucional”.

De la Fuente indica que “este debate es del todo relevante en América Latina porque en general este es el problema principal del presidencialismo. Los problemas de gobierno, las crisis de gobierno, escalan rápidamente a crisis institucionales que terminan en algunos casos con quiebres”. Explica que “el régimen presidencial no permite solucionar -dada la naturaleza de su mandato- como por ejemplo ocurre con los regímenes parlamentarios, la posibilidad de cambiar el gobierno y evitar que escale la crisis institucional cuando existe pérdida de confianza”. En el presidencialismo “existe la salida extrema de la destitución, que es en sí un quiebre”.

La presidenta de Chile21 cree que es pertinente abordar preguntas sobre el actual régimen político. “Ahora más que nunca se plantea la necesidad de generar este debate avanzando hacia, si no es un régimen parlamentario propiamente tal, al menos avanzar a uno semipresidencial al estilo francés. Creo que es un discusión que vale la pena dar”. La experta resalta que esta discusión “es imperiosa para Chile” pues las tensiones políticas entre el Ejecutivo y Legislativo son “malas para la democracia”.

Julieta Suárez-Cao: Un nuevo sistema debiera “desconcentrar el poder” presidencial

Para Suárez-Cao, académica de Ciencia Política de la Universidad Católica, “la crisis entre los poderes es algo que se da bastante en América Latina”. Suárez-Cao opina que “hay que repensar el régimen político, pero no ahora, sino que posplebiscito. Si gana el apruebo, esto debería repensarse. Para esto tenemos diferentes opciones: un parlamentarismo, un semi parlamentarismo, presidencialismo, semipresidencialismo (...). Lo que esos sistemas de gobierno marcan es la distribución funcional del poder en funciones: la ejecutiva, la legislativa”. La cientista política resalta que “pensando más allá de modelos, creo que lo que habría que pensar en el caso chileno en particular es que el nuevo sistema necesita desconcentrar el poder”.

“Para mí más que un problema de qué tipo de sistema de gobierno adoptamos, es pensar un sistema de gobierno que, dadas las demás características del sistema institucional chileno, permita desconcentrar el poder el Ejecutivo”, reflexiona. ¿Cómo avanzar hacia eso? Suárez-Cao responde que se puede realizar “pasando a un semipresidencialismo. Pero para mí el problema en Chile no es el presidencialismo o el presidencialismo en abstracto, sino que es el modelo hiperpresidencial que tiene”.

Ahora, ¿qué ocurre si no se avanza hacia cambios sustantivos? “Lo que se puede hacer es mantener un presidencialismo, pero con un Ejecutivo con muchas menos potestades legislativas”, dice Suárez-Cao. En ese caso, “el Congreso debiera ser el órgano legislativo real, y el Ejecutivo tener el poder reactivo que tiene el presidencialismo, que es el veto, pero no necesariamente tanta potestad en términos de iniciativa legislativa. Esto también se puede lograr con un semipresidencialismo, que lo que hace es agregar un fusible de cambio, que es el primer ministro”.

La académica señala además que “el problema que tiene el presidencialismo con su mandato fijo de poder, como dice Juan Linz, cientista político crítico del presidencialismo, es que no permite remover a un mal presidente y muchas veces, si no tienes reelección tampoco te permite reelegir a un buen presidente. Estos serían problemas que en un semipresidencialismo con un primer ministro no lo tendrías”.

Constanza Hube: El sistema parlamentario “reduce el riesgo de quiebres institucionales y permite salir más fácil de las crisis políticas pero veo difícil que se se pueda implememtar en Chile”

La abogada constitucionalista y académica de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica, Constanza Hube, recuerda antes que todo que existen mecanismos institucionales para defender el Estado de Derecho y las reglas constitucionales. “Tanto el Presidente de la República como los parlamentarios son órganos legitimados para presentar requerimientos ante el Tribunal Constitucional, en caso de estimar que un proyecto de ley o indicaciones (modificaciones) a los mismos son contrarios a dichas reglas”.

Hube opina que “el gran problema que tenemos hoy es que hay autoridades que se ‘saltan’ las reglas para imponer sus visiones políticas y eso es muy peligroso”. Asimismo, señala que “la situación que estamos viviendo evidencia la difícil combinación entre elecciones conjuntas de Presidente de la República y Parlamento con un sistema electoral proporcional. La idea de las elecciones conjuntas tenía sentido con un sistema electoral con efectos mayoritarios como el sistema binominal, pero con un sistema de partidos multipartidista con evidentes indicios de fragmentación, ha demostrado que es muy difícil para el Presidente lograr mayorías para ‘sacar adelante’ su agenda”.

Frente al debate sobre un nuevo régimen político, Hube apunta que “desde un punto de vista teórico, el sistema que más me gusta es el parlamentario” porque “reduce el riesgo de quiebres institucionales y permite salir más fácil de las crisis políticas. Sin embargo, veo difícil que en la práctica se pueda instalar un sistema como ese en Chile porque la figura del Presidente de la República como jefe de Estado y Gobierno está profundamente enraizada en nuestra cultura política”.

A la abogada constitucionalista le parece “importante que se puedan hacer cambios al sistema que tenemos, reivindicando la función parlamentaria y modernizando el Congreso en la línea de establecer comisiones investigadoras permanentes, evitando las llamadas comisiones investigadoras episódicas. Fortalecer la evaluación de las leyes, determinar urgencias legislativas acotadas, tener una secretaría/oficina que analice el impacto regulatorio y la admisibilidad de los proyectos, entre otras propuestas que se han estado haciendo por años, pero que no se les ha dado prioridad”.

Constanza Hube concluye que en un contexto en el cual “se mide a los parlamentarios por la cantidad de proyectos de ley que presentan y no por la calidad de su aporte a la discusión y en un escenario en el cual no solo se han advertido leyes defectuosas en cuanto al contenido, sino que deficientes en su forma”, es urgente “modernizar el funcionamiento del Congreso”.

Magdalena Ortega: Los problemas y tensiones “entre el Congreso y el Presidente no encontrarán, necesariamente, una solución en un cambio en el sistema de gobierno”

La directora de Formación y Servicio Público de Idea País señala que “nuestra institucionalidad se encuentra profundamente tensionada, incluso herida, pero aún no en crisis –a pesar de que hay quienes parecieran buscarla–. La discusión suscitada en razón de las iniciativas exclusivas y otras inconstitucionalidades han presionado al Ejecutivo y al Congreso, pero sobre todo hemos visto una erosión del Estado de Derecho”.

Ortega destaca que “la discusión constitucional instalada es la oportunidad para repensar nuestro régimen político”. Sobre esto, dice, hay que establecer dos puntos: “En primer lugar, el régimen político está compuesto por más elementos que solamente el tipo de gobierno. Por esto, es relevante cuestionarnos en qué medida el actual régimen electoral es responsable de la dificultad actual para llegar a consensos y canalizar las diferencias, dejando así un espacio muy reducido en la cancha para que jueguen los actores”. La abogada cree que “la fragmentación que vemos en el Congreso” es en cierto sentido un espejo de la que “vemos en nuestra sociedad, es un elemento que nos ha dejado este nuevo sistema proporcional y que debe ser abordado”.

Como segundo lugar, Ortega afirma que “los problemas y tensiones que hemos visto entre el Congreso y el Presidente no encontrarán necesariamente una solución en un cambio en el sistema de gobierno”. En esto coincide con Hube: “El presidencialismo forma parte de nuestra identidad institucional y, a pesar de que podamos buscar elementos que permitan mejorar la gobernabilidad, este es un elemento que vale la pena ponderar”.

La experta señala que “la discusión y las diferencias forman parte de la política, pero también requiere de capacidad para canalizarlas y facilitar el diálogo. No puede ser simple desconfianza y confrontación. Debemos buscar mecanismos que promuevan la colaboración entre el Congreso y el Ejecutivo, faciliten la comunicación y vuelva a fortalecer nuestra institucionalidad”.

A juicio de Ortega “es profundamente relevante que las reformas que se hagan no busquen debilitar a un poder en desmedro de otro, sino más bien, que busquen promover la cooperación y esperemos, recuperar la legitimidad”.

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