La Tercera

ICONS Samuel

Issacharoff es profesor de Derecho de la U. de Nueva York. En diálogo con La Tercera sostiene que el Brexit es el ejemplo perfecto de que las consultas son más complejas que responder sí o no.
 
Samuel Issacharoff, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Nueva York, fue uno de los pioneros en la aplicación de la ley en los procesos políticos. Trabajó además en el equipo legal sobre temas electorales en las dos campañas del expresidente Barack Obama (2009-2017). De visita en Chile la semana pasada para el encuentro ICON-S (la Sociedad Internacional de Derecho Público), organizado por la U. Católica, este experto conversó con La Tercera sobre las consultas ciudadanas y los gobiernos populistas.
 
Reino Unido realizó una consulta sobre el Brexit, tras lo cual quedó al descubierto que muchas personas no saben por lo que están votando, mientras que algunas comunas de Santiago realizaron días atrás una consulta ciudadana sobre un tema específico (horario límite para jóvenes). ¿Qué tan legítimas son estas consultas?
 
Brexit es el ejemplo perfecto de las dificultades que uno encuentra con las consultas. En general, las consultas surgen cuando hay un fracaso dentro del sistema político, porque este no puede resolver un asunto decisivo importante. Entonces, en el caso de Reino Unido han hecho consultas por el reclamo de la independencia de Escocia, por (el acuerdo de paz de 1998 en) Irlanda del Norte y el Brexit. Pero (en 2016) el gobierno de David Cameron no tenía una línea clara sobre cómo negociar con la Unión Europea. Entonces, la consulta es un escape, es una fantasía, porque se le va a preguntar a la gente algo que es bien difícil: salir de la UE. 

¿Qué quiere decir eso? ¿Cómo se va a organizar el mercado interno? ¿Cómo se van a hacer las exportaciones? Y en lugar de que se produzca una discusión y desarrollar una política a través de expertos, en comités del Parlamento, se pregunta a la gente ‘¿sí o no? ¿Qué piensan? 

¿Sí o no? Y ha sido un desastre. No es que yo piense que las consultas son una mala forma de organizar cuestiones políticas, pero esta fue una consulta en un momento en que los partidos estaban muy débiles y no tenían la capacidad de organizar un debate sobre una cuestión clave en Reino Unido y, por lo tanto, no había forma de informar a la gente, había mucha demagogia. Así que cuando hay consultas se dice sí o no, pero a veces la pregunta es mucho más difícil sobre cómo organizar las respuestas políticas, económicas, sociales. 

¿Eso fue lo mismo que ocurrió en Colombia, donde el proceso de paz fue rechazado en un plebiscito?
 
Pasó exactamente lo mismo en Colombia y allí la Corte Constitucional trató de intervenir de una manera parcial. Lo que ocurre es que con las consultas ellos (los políticos y el gobierno) no tienen que asumir responsabilidad y su tarea principal es asumir la responsabilidad por la dirección de la sociedad y ellos dan ese deber de vuelta al pueblo y entonces: ¿quién tiene la responsabilidad hoy para el Brexit? 

¿Quién asume la responsabilidad fundamental? No hay nadie, porque el pueblo desaparece como actor político. Una vez dicen sí o no y ahí se termina. 

¿Es Suiza el único país en el que hay más responsabilidad con las consultas?
 
Sí, Suiza es el único país que realmente tiene internalizadas las consultas. En Estados Unidos tenemos una costumbre en los estados al oeste del río Mississippi, en la que en casi todos los estados hay algún tipo de consulta.
 
En muchos países de América Latina los partidos políticos se encuentran debilitados. Día a día se crean nuevas colectividades, nuevas bancadas, ¿cómo esto puede afectar al sistema democrático?
 
Hay una debilidad en las democracias, no solo en América Latina, sino que en Europa también en este momento, que los partidos políticos ya no existen. Por lo tanto, la manera en la que se ha organizado la vida democrática hay que reformarla. El Movimiento Cinco Estrellas (en Italia) dice que puede tener una consulta por internet cada día, a cada momento, así que toma posiciones distintas y no tiene que asumir responsabilidad para nada. Y también no tiene que organizar un plan de gobierno que es algo más allá que lo que se presenta inmediatamente. Por ejemplo, en Argentina el problema es que va a haber elecciones presidenciales, esencialmente las candidaturas se organizan a través de los líderes y después se organiza una alianza con uno y otro para formar una base electoral. Eso es muy distinto a tener partidos políticos, que están orgánicamente ligados a las comunidades. En Francia, los socialistas prácticamente no existen y en Italia los demócretacristianos ya no existen.
 
A estos problemas también se suma la corrupción
 
Desgraciadamente el ejemplo principal es Brasil. Allí no hay partidos y la tercera parte del Congreso cambia de partido cada año. Eso ha sido un desastre.

 

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