La Tercera

Felipe Bravo 158x1582

Señor Director:

En Myanmar, el Papa recordó que estar unidos no quiere decir que seamos iguales."La unidad no es uniformidad" y armonía no es igualitarismo."Cada uno tiene sus valores, sus riquezas, y también sus deficiencias". En Bangladesh, llamó a los jóvenes a rechazar esa uniformidad social, que es una falsa promesa de libertad y criticó a quienes -incluso desde la religión- caen en"una mentalidad presuntuosa, la del'yo soy bueno, tú eres malo-. Las personas somos diferentes, dijo, y necesitan trabajar por el bien común en una"amistad social" que mantenga la armonía. El peor enemigo de esa armonía, dice el Papa, es hablar mal del otro.

Eso no significa tolerar defectos o errores, pero sí corregirlos con caridad. Así, de manera positiva, se mantiene esa armonía con espíritu de alegría. La alegría no es risa vacía, ni conformismo, sino el optimismo y la paz que entrega el esfuerzo y la tarea bien hecha, sabiendo que trabajamos por el bien común y no solo para nosotros o nuestros amigos.

El 17 de diciembre es la elección presidencial. ¿Podremos combatir al enemigo de la armonía -el hablar mal del otro, no escucharse- en lo que resta de esta carrera? ¿Podremos vivir el espíritu de alegría de saber que todos queremos un mejor país, trabajar juntos en objetivos que nos unen y mantener armonía en aquello que nos divide?

El Papa terminó su discurso a los sacerdotes de Bangladesh ofreciéndoles un consejo con Chile en el corazón: frente a la dificultad y falta de armonía "decir 'contento, Señor, contento', como decía san Alberto Hurtado" y seguir con alegría trabajando por nuestra comunidad.