Diario Financiero

Hernan Salinas 158x1582

El Premio Nobel de la Paz 2008 ha sido conferido a la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN) por alertar sobre las "consecuencias catastróficas" del uso de esos arsenales y abogar por un acuerdo para prohibirlos. ICAN fue una de las grandes impulsoras del Tratado de Prohibición de Armas Nucleares (TPAN) aprobado por 122 Estados, entre ellos Chile, el 7 de julio pasado y que entrará en vigor 90 días después que lo hayan ratificado 50 Estados. El TPAN ha sido boicoteado por todos los Estados que hoy tienen arsenales nucleares. A diferencia de las armas químicas, las biológicas, las minas antipersonales y las municiones de racimo, las armas nucleares todavía no han sido prohibidas de manera global.

Esto, a pesar de que en conformidad al Derecho Internacional Humanitario su uso está en contradicción con sus principios fundamentales: prohibición de ataques indiscriminados, proporcionalidad, prohibición del uso de armas que por su naturaleza puedan causar daños superfluos o sufrimientos innecesarios y normas para la protección del medio ambiente. El Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) de 1968 sólo distingue entre Estados Nuclearmente Armados, que pueden poseer armas nucleares, y Estados No Nuclearmente Armados, a quienes se les prohibe. Los primeros son EEUU, Rusia, Francia, Reino Unido y China, cuya calidad fue definida al ser los únicos que habían detonado un ensayo nuclear hasta 1967. El TNP constituye un sistema basado en tres pilares fundamentales: la no proliferación, el desarme y el uso pacífico de la energía nuclear. No son parte otras potencias nucleares como India, Pakistán e Israel.

Corea del Norte, que ratificó el tratado, declaró su retiro en 2003, no aceptado por la comunidad internacional. La Corte Internacional de Justicia, en una declaración muy política, en su Opinión Consultiva sobre la Legalidad de la Amenaza o el Empleo de Armas Nucleares de 1996, afirmó que la amenaza o el empleo de armas nucleares sería contrario a las normas del Derecho Internacional Humanitario, pero sin declararlo ilegal "en circunstancias extremas de legítima defensa en que estuviese en juego la supervivencia misma de un Estado". El TPAN en parte proviene de la decepción de las naciones que no cuentan con armamento nuclear ante la ineficacia para lograr el desarme del TNP y volverá ilegal el uso de estas armas, la amenaza de usarlas, las pruebas, el desarrollo, la producción, la posesión, la transferencia, la colocación en otros países.

Para las naciones que las poseen y acepten unirse al tratado, se describe un proceso para su destrucción y dar cumplimiento a la promesa de no volver a tenerlas. Si bien la aprobación del TPAN constituye un paso importante en aumentar la presión de la opinión pública hacia quienes alberguen arsenales nucleares y amenacen de usarlos, no acerca a la comunidad internacional a un mundo sin armas nucleares. Ello sólo se logrará en la medida que entre en vigor y sobre todo que las potencias nucleares que hoy lo rechazan lleguen a ser parte de él, lo que se ve difícil considerando la situación internacional, como lo indica la amenaza norcoreana.

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