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Ese es el recuerdo que aún inquieta a Carla Bernal, la mujer que la mañana del martes viajaba como copiloto en el Toyota Yaris 2007 que conducía su marido, Claudio Santibáñez, y que fue literalmente succionado por un socavón de 2,5 metros de ancho y casi 90 centímetros de profundidad. El agujero se abrió en la calle Baden Powell, en El Belloto, Quilpué, frente a un supermercado Lider, mientras la pareja se disponía a entrar al estacionamiento del recinto.

'No vamos a negar que sí vimos una enorme poza frente al portón, pero como los otros autos entraban y salían, nos metimos nomás. Fue ahí que empezamos a hundirnos, a irnos para adelante mientras el agua se metía por todos lados y nos llegaba hasta las rodillas. Supe que ese hoyo no estaba ahí antes porque no sentimos que chocamos de frente contra el cemento roto, sino más bien que éramos absorbidos por la tierra y el agua', detalla la mujer.

Bernal cree que la principal causa del accidente está relacionada con Esval, la empresa de agua potable de la Quinta Región, que horas antes había declarado la rotura de una cañería en ese mismo sector, lo que inundó el pavimento y pudo reblandecerlo.

Su versión coincide con la del gerente de clientes de la compañía, Cristián Vergara, quien ratificó que 'alrededor de las cuatro de la madrugada nuestros sistemas de monitoreo detectaron una rotura de matriz en calle Baden Powell. Nuestras cuadrillas en terreno se desplazaron al lugar para atender la situación (...) El agua se apozó en el acceso del centro comercial. Tal como relata don Claudio Santibáñez, al intentar ingresar con su auto, el terreno cedió y el vehículo quedó atrapado parcialmente. Rápidamente se retiró el auto, sin que el hecho tuviera otras consecuencias'.

El ejecutivo de Esval dijo que 'lamentamos la situación por la que pasó don Claudio y por eso desde el primer minuto nos pusimos en contacto para hacernos cargo y responder por esta situación. En estos casos el procedimiento habitual es solicitar un presupuesto por los arreglos que necesitará el vehículo y además pondremos a disposición un auto de reemplazo'.

¿Es Esval responsable?

La directora de la Clínica Jurídica de la Universidad Católica, Sandra Ponce de León, analizó el caso del Yaris y concluyó que hay varios potenciales responsables. 'Por una parte -dijo- está la empresa de servicios, que no reparó ni hizo las mantenciones necesarias para que este accidente no ocurriera. Por otro está la superintendencia del sector, que tiene la obligación de fiscalizar a la empresa de servicios, y finalmente la municipalidad, que debe vigilar que los privados no degraden los espacios públicos'.

De todos modos, explicó que 'en caso de que la empresa compruebe que se trató de un accidente ciento por ciento fortuito, sería la propia pareja accidentada quien tendría que correr con las reparaciones del auto familiar'.