Diario El Día de La Serena

Alejandro San Francisco 158x158

Esta última semana ha sido muy novedosa en materia política nacional. Chile Vamos confirmó la realización de sus primarias presidenciales, en las que competirán Sebastián Piñera, Felipe Kast y Manuel José Ossandón. Lo mismo ocurrió con el Frente Amplio, proyecto emergente que ha logrado levantar dos candidaturas que se enfrentarán en primarias: Beatriz Sánchez y Alberto Mayol.

La gran novedad estuvo en el seno de la coalición oficialista, especialmente cuando la democracia cristiana decidió ir a primera vuelta con Carolina Goic, en lo que antiguamente se llamaba 'camino propio'.

Esto dejó a Alejandro Guillier como representante de dos partidos que lo habían proclamado, el Radical y el Socialista, a los que se sumó el Partido Comunista. Con esto queda armado el naipe, al menos en los grupos que se consideran más representativos en el país. Muchas veces se ve lo negativo en los procesos y no se ponderan adecuadamente la fortalezas institucionales. De los cinco últimos presidentes antes de 1973, sólo Eduardo Frei Montalva tuvo mayoría absoluta de los votos en la elección presidencial. Los otros cuatro, Gabriel González Videla, Carlos Ibáñez del Campo, Jorge Alessandri y Salvador Allende, fueron elegidos por el Congreso Pleno, y en el caso de los dos últimos obtuvieron menos del 40% de los votos, en 1958 y 1970 respectivamente.

Como contrapartida, desde el regreso a la democracia todos los presidentes han gobernado tras lograr la mayoría absoluta de los votos, en primera o segunda vuelta: Patricio Aylwin, Eduardo Frei R-T., Ricardo Lagos, Michelle Bachelet, Sebastián Piñera y nuevamente Bachelet, en lo que es un indudable progreso institucional. Este 2017 tendremos candidatos emanados de primarias y otros que participarán en primera vuelta, pero en todos los casos se dará el mismo efecto final: quien sea elegido Presidente de la República contará con más de la mitad de los votos, lo que otorga una legitimidad mayor, mostrando claramente las preferencias electorales. La otra cara del proceso es la ciudadanía. Este año habrá muchas oportunidades para ejercer el derecho a voto y optar por quien cada persona considere la mejor opción. Después de todo, la democracia exige participación ciudadana, y cada elección es el punto de partida de un sistema sólido y perdurable.