El Mercurio

Arturo Fermandois 125x125

Luego de que la Presidenta Michelle Bachelet firmara el proyecto para reformar el Capítulo XV de la Constitución, que establece los procedimientos para viabilizar los cambios, el ministro Nicolás Eyzaguirre abordó ayer un aspecto central del anuncio: convocar a una Convención Constitucional para cambiar la Carta Fundamental, lo que requiere la aprobación de dos tercios de los votos en la Cámara de Diputados y en el Senado.

Pese a no contar con el respaldo de la oposición, lo que deja en entredicho la viabilidad política del proyecto, el Ejecutivo propuso que mediante una Ley Orgánica Constitucional se regule la convocatoria a dicha Convención. Vale decir, quiénes serán sus integrantes, la forma de elegirlos, cómo se organizarán y cuáles serán sus atribuciones.

En este contexto, Eyzaguirre no descartó ayer ningún mecanismo para discutir los contenidos de una nueva Constitución y aseguró que esa elección "es completamente flexible. Pueden ser solo ciudadanos -que es típicamente una asamblea constituyente- o una mixta, que es ciudadanos más congresales o solo congresales, dependiendo de cuáles sean los ponderadores de participación".

En tanto, el ex Mandatario Sebastián Piñera manifestó que "la Presidenta no ha presentado nada. Ha dicho que una convención constitucional que va a ser regulada por una ley orgánica que se enviaría en el futuro. En el fondo, la nada misma. Cuando hablamos de Constitución, que es la ley marco que debe darnos estabilidad y unidad, hay que hablar con contenidos y precisión, y hasta ahora la Nueva Mayoría no ha puesto ni un contenido arriba de la mesa, solo vaguedades". "Nosotros sí queremos perfeccionar la Constitución, pero vamos a ir directo a los contenidos", agregó.

Recuadro :

"Si este gobierno hubiese actuado con seriedad y responsabilidad, con un sentido histórico, habría presentado su proyecto"

"Marca el sello de este gobierno, que es la improvisación, la falta de contenido y el voluntarismo político", dice el senador RN Alberto Espina sobre el mecanismo anunciado el lunes por el Gobierno.

-¿Qué significa, en la práctica, la Convención propuesta por el Ejecutivo?

-La responsabilidad del Gobierno es señalar qué quiere cambiar, pero no sin decir qué quiere cambiar. El Gobierno quiere utilizarlo para señalarles a los chilenos que si cambian la Constitución se van a arreglar sus problemas.

-¿Es factible la vía que se propone?

-No es factible. Hemos dado claras demostraciones de querer mejorar la Constitución con nuestras 80 propuestas. El Gobierno no baja un proyecto propio y quiere que le den una especie de cheque en blanco. Esta Constitución ha tenido 36 leyes que la han cambiado. Si este gobierno hubiese actuado con seriedad y responsabilidad, con un sentido histórico, de país, habría presentado su proyecto.

-¿Este mecanismo descarta la Asamblea Constituyente?

-No descarta nada porque si se aprobara, puede terminar en cualquier propuesta. El punto es por qué Chile va a necesitar una Asamblea Constituyente si el próximo año se va a elegir un Parlamento nuevo con el sistema proporcional.

-Se había señalado que el próximo Congreso abordaría este tema porque sería elegido de una manera más democrática. ¿Es contradictorio que se envíe hoy el proyecto?

-La Presidenta no tiene ningún derecho a decir que este Congreso tiene menos legitimidad que cualquiera. Todos sus integrantes fueron elegidos democráticamente. Esa línea argumental del Gobierno es simplemente demagogia.

"La AC era una gran oportunidad para redibujar la nueva institucionalidad"

-¿Qué le parece el mecanismo elegido por la Presidenta?

-La crisis de anacronismo del chasís institucional es tan profunda y ha cambiado tanto la sociedad respecto a las instituciones que estas son obsoletas y no son capaces de dialogar con la sociedad. Me parecía que la asamblea constituyente era una gran oportunidad para redibujar la nueva institucionalidad con la ciudadanía. Por distintas razones, no optamos por ese camino.

-¿Va a respaldar esta iniciativa?

-Yo no descartaría la AC, pero estoy dispuesto a respaldar esta iniciativa porque de todas maneras creo en una nueva Constitución.

-¿No se le cierra la puerta a la AC con este proyecto?

-El camino que ha tomado la Presidenta nos va a dejar la tarea pendiente, que es cómo hacer que esta gran mayoría de chilenos, que se sienten fuera, se sienta parte y pueda volver a ser un actor activo.

-La Ley Orgánica Constitucional que determinará atribuciones e integrantes de la convención aún no se dicta. ¿Se puede ahí establecer un modo de participación similar al que proporcionaría una AC?

-Esperamos que el camino escogido sea de integración. En este siglo no se pueden realizar cambios profundos sin alianza con la ciudadanía. Y no me refiero solo a los que marchan en la calle, también los académicos, científicos, organizaciones. Los cuestionamientos de las reformas de Bachelet no son por sus contenidos, sino porque las hicimos de manera tecnocrática y sin participación ciudadana.

-La centroderecha ha criticado el proyecto. ¿Ve posible su aprobación en el Parlamento?

-En todos los sectores hay matices y confío en que hay algunos con pensamiento más liberal y más comprometidos con la democracia.

"Los gobiernos se miden por las obras que se concretan y no por los testimonios que dan"

"Es particularmente valorable que el Gobierno persista en la tesis de los 2/3, descartando cualquier atajo, lo que a mi juicio debiera obligar a la derecha a una recepción algo menos confrontacional", plantea el abogado DC, ex subsecretario de Interior y ex ministro del Tribunal Constitucional, Jorge Correa Sutil.

-Echo de menos que el proyecto al menos hubiese definido el carácter electo y representativo de esta convención constituyente. Una convención es algo diverso al Congreso Nacional. Este queda vetado de participar en la definición de los contenidos de una nueva Constitución. No me gusta esta descalificación del Congreso. La democracia debe revitalizar y no seguir debilitando su legitimidad".

-¿Qué importancia tiene que eso se defina por una ley orgánica constitucional?

-Mucha, porque un órgano con potestad constituyente no queda obligado por una ley, y por ende, la convención podría redefinir sus atribuciones y modo de funcionamiento, modificando las que le otorgó el Congreso, como de hecho ha ocurrido con asambleas constituyentes en países de América Latina. Solo un texto constitucional podría limitar efectivamente la organización, atribución y funcionamiento de la asamblea. No una ley orgánica.

-¿Entonces hay un error en la redacción?

-El hecho concreto es que el mecanismo escogido no limitará, de forma jurídicamente eficaz, las atribuciones, competencias y modo de funcionamiento de la convención constituyente porque no puede una norma de inferior jerarquía limitar al poder constituyente. Solo la constitución podría hacerlo.

-¿Ve algún otro vacío?

-El proyecto establece que la convención requerirá aprobar el nuevo texto por los altos quórums que hoy se exigen al Congreso, pero no resuelve qué es lo que sucede si algunos capítulos no logran esas altas votaciones. ¿Se cae todo el proyecto, se plebiscitan las alternativas?, eso queda también enteramente abierto.

-¿Son importantes estos defectos?

-Sí. A mí me parece improbable que un proyecto así de abierto despierte el consenso de 2/3 que necesita. Por el contrario, hará surgir, como ya se manifiestan, todo tipo de especulaciones suspicaces, impidiendo el ambiente que la aprobación de una nueva Constitución necesita.

-¿Es entonces, como ha planteado Chile Vamos, un proyecto testimonial o con fines puramente electorales?

-Los gobiernos se miden por las obras que se concretan y no por los testimonios que dan.

"Sigo extrañando una justificación técnicamente más persuasiva y políticamente inclusiva"

El constitucionalista Arturo Fermandois afirma, respecto de la iniciativa del Ejecutivo, que, "en lo político, es un proyecto que convoca positivamente a una etapa de encuentro, pero que en su justificación exhibe una cierta retórica que divide, que tiende a menospreciar nuestro orden constitucional actual, a sus logros, sus reformas, a sus adherentes, a la etapa de desarrollo que ha cobijado".

Además, plantea que es "en lo técnico, un proyecto que cuida de las reglas del juego más básicas -aprobación de 2/3- pero que una vez aprobada, instala una Convención Constitucional que se aprueba, opera y gravita con aprobación de 4/7, lo que excluye fuertemente a las minorías. Esto no es recomendable para un proceso transversal, de Estado, que termine en la llamada "casa de todos".

Al examinar si esta iniciativa tiene semejanzas con la asamblea constituyente, Fermandois dice que "revisando el proyecto se viene a la mente el viejo refrán 'tiene cara, orejas y patas de...', a primera vista se parece mucho a una tal asamblea, pero se le ha dado otro nombre. Incluso en sus tiempos: pensé que se propondría a la Convención como mecanismo permanente de reforma, pero el proyecto dispone que se disuelve una vez aprobado un proyecto de nueva Constitución".

Consultado respecto de si queda resguardada la potestad constituyente del Parlamento, asegura:

"No adecuadamente. El gran vacío del proyecto es la remisión a una ley de bajo quórum (4/7) para la elección, integración, funciones y atribuciones de la Convención. Esto es inconsistente y perturbador del mecanismo de reforma constitucional, que actualmente exige 3/5 y 2/3. La Convención es elemento intrínseco de un sistema de reforma y debiese regularse con los mismos quórums. Luego, el Congreso, si bien tiene la palabra inicial al aprobar o rechazar este nuevo mecanismo por 2/3, luego queda excluido. El camino sería: convención y luego plebiscito. No creo prudente esta fórmula, después de todos los esfuerzos que se han hecho por dotar al Congreso de creciente representatividad".

Finalmente, afirma: "Sigo extrañando una justificación técnicamente más persuasiva y políticamente inclusiva para una nueva Constitución, que es la refundación de los cimientos jurídicos de Chile.

"La Convención Constitucional no es una asamblea constituyente (...), pero tiene las mismas características del punto de vista sustantivo"

"Me parece una fórmula original y positiva", dice el constitucionalista Francisco Zúñiga, quien fue jefe de la comisión sobre Constitución del comando de Michelle Bachelet durante su última campaña.

Para él, la iniciativa del Ejecutivo -de reformar el Capítulo XV de la Carta Fundamental, que incluye convocar a una Convención Constitucional- "residencia la decisión constituyente en el Congreso Nacional, con un quórum de dos terceras partes para convocar a esta Convención". Ello, dice, muestra "compromiso con las instituciones y da centralidad al Congreso en el proceso".

-A su juicio, ¿esta modificación deja atrás la asamblea constituyente o no?

-La Convención Constitucional no es una asamblea constituyente, pero se asemeja a un Congreso Constituyente, si uno lo quisiera comparar con fórmulas como la norteamericana o como la Constitución argentina de 1853. Esta convención se asemeja más a ese modelo, pero tiene las mismas características del punto de vista sustantivo de una asamblea constituyente. Es decir, se elige para un objetivo específico, que es la inauguración de una nueva Constitución, y es un espacio de deliberación democrática pluralista".

Respecto de cómo elegir a los miembros de la convención, Zúñiga afirma que en la propuesta "es absolutamente abierto a debatir, porque el proyecto señala que mediante una ley orgánica constitucional se va a establecer el sistema de nombramiento y elección de estos integrantes".

Otro punto que destaca es que "se establece un plebiscito. Habrá un referéndum constitucional en que la ciudadanía se pronuncie sobre el texto elaborado por esta convención. Y en este referéndum el voto será obligatorio, lo que busca asegurar una masiva participación de la ciudadanía".

-Hay parlamentarios que señalan que el poder constituyente está en el Congreso. ¿Por qué habría que hacer esta convención? ¿Hay una razón de fondo para ello?

-De fondo, no. Porque efectivamente el Congreso podría reformar la Constitución totalmente y aprobar una nueva. Pero hay una razón práctica. Eliges una convención con el único propósito de elaborar una Constitución. Cuando dejas la discusión al Congreso Nacional, que además tiene labores legislativas y de control político, estás sometiendo a un particular estrés al Congreso. La ventaja de una convención es que esta se agota en el cumplimiento de su misión. Y la otra ventaja es que es el propio Congreso, donde está radicada la potestad constituyente, el que define cómo se organiza y los procedimientos de esta convención.

Párrafos del o ro esto s ara reformar el Ca s ítulo XV de la Constitución

"La Constitución actual cerró una etapa de nuestra vida política y constitucional. Nació en dictadura, fue concebida bajo una mirada negativa y defensiva de la política y los partidos, y consagró un sistema de derechos creado bajo una lógica individualista".

"Se hace urgente que las personas crean en nuestro sistema político y en su Constitución, para lo cual es necesario establecer su relegitimación a través de la participación mediante nuevos acuerdos sociales básicos sobre el poder y los derechos fundamentales".

"Particular mención merecen las reformas constitucionales del año 1989, que permitió dar inicio a la transición, y del 2005, bajo el gobierno del Presidente Ricardo Lagos, que terminó con parte importante de los enclaves autoritarios".

"La Constitución que nos rija debe ser el resultado de un acuerdo político y social de convivencia cívica".