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Carmen Catrilao, de 31 años, vive desde el 2013 en el condominio La Rioja, ubicado en la comuna de Quinta Normal. Allí convive con 480 personas, que se distribuyen en 119 departamentos.

En el último año la administración del edificio le ha cursado tres multas porque su hijo de 12 años -junto a otros pequeños- juega a la pelota en el estacionamiento del condominio y en otros espacios comunes.

En el último correo electrónico enviado por el administrador Lisandro Burgos, le argumentaron así la multa: 'Dicha actividad genera malestar entre los vecinos por los constantes pelotazos contra las luminarias del sector, contra los ventanales y muros de los departamentos de los primeros pisos, y por la constante activación de las alarmas de los vehículos'.

Según el mismo documento, su hijo comete 'actos que perturban o comprometen la tranquilidad, seguridad, belleza o salubridad del edificio', cosas que están resguardadas en el reglamento de la comunidad. La última multa la recibió el martes. Valor: $52.418.

Para calcular esta cifra, se consideró que 'el niño es infractor reincidente y no ha dado indicios de compromiso o colaboración para evitar los mismos eventos en el futuro', se lee en el mensaje.

Pero el hijo de Carmen no fue el único multado. También el retoño de Ivonne Sepúlveda, de 38 años y propietaria hace diez años en el edificio.

'El gran problema es que aquí los niños molestan en todos lados. Además de la pelota, no les gusta que hablen muy fuerte. Ahora van a tener que andar como momias. Los restringen en el colegio, en la casa y también en el patio del condominio. Si yo me vine a vivir a un recinto cerrado fue para que ellos no anduvieran en la calle', alega Ivonne.

Ella dice comprender la posición de los vecinos molestos y apela a que se llegue a un acuerdo sin necesidad de multa. 'A cualquiera le enoja que le golpeen la ventana. Pero ellos no tienen donde jugar y por eso usan el estacionamiento', dice.

Varinia Contreras vive justo en un primer piso, al lado de una pequeña plaza que hay en el condominio, donde hay dos juegos y una banca. En su ventana llueven los pelotazos y también en su auto, según cuenta.

Por eso dejó una queja en el libro de reclamos del condominio el pasado 24 de septiembre.

Sin embargo, aclara que no se opone a que los niños jueguen.

'Todos fuimos niños, pero el problema es que no existe una cancha y por eso ellos utilizan el estacionamiento. No es mi culpa que en el edificio no hayan construido una cancha .Yo pagué por mi estacionamiento y no creo que sea justo que todo el tiempo le lleguen pelotazos al auto, porque lo dañan. Además, los niños dicen muchos garabatos', argumenta.

Lisandro Burgos, el administrador, también defiende la medida. El reglamento de este conjunto habitacional -explica- es similar a 'cualquier otra normativa de copropiedad de otro edificio'.

El reglamento, en todo caso, no prohíbe jugar. Es más bien 'una normativa genérica, que establece la ley, la que es interpretada por el propio comité administrativo para aplicar en la vida cotidiana', aclara Burgos. 'Por eso se cursaron las multas', agrega. Según él, 'el problema no es que jueguen los niños, sino que lo hacen sin la custodia de un adulto... y que además de los pelotazos, rayan los muros y las puertas de los ductos de la basura. Aquí se reparan diez luminarias mensuales por culpa de la pelota'.

Interpretación 'sesgada'

Los condominios se rigen por la ley 19.537 de Copropiedad Inmobiliaria y por el reglamento de copropiedad interno que determine cada comunidad.

Según el abogado y profesor de la Clínica Jurídica Derecho UC Claudio Valdivia, ese reglamento debe considerar 'cuál es el uso que se ha establecido para los espacios comunes y las prohibiciones que también se pudieran haber señalado'.

Sin embargo, Edmundo von Pottstock, profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, dice que las multas cursadas en el condominio Rioja 'son un exceso', ya que las prohibiciones que estén contenidas en el reglamento 'no pueden alterar los derechos fundamentales de las personas'.

-¿Dónde está el límite de esa norma, profesor?

-En los derechos constitucionales de la persona. Si no, estamos en presencia de una prohibición ilegal.

Un problema de diseño

Iván Poduje, arquitecto, magíster en desarrollo urbano y académico de la Universidad Católica, dice que el gran problema de los condominios sociales son los espacios comunes.

'Se deben construir edificios más pequeños y con menos propietarios para facilitar su control y administración. Además estos espacios deben estar correctamente delimitados para evitar que se superpongan con otros. Se pueden usar aceras peatonales, senderos o cercos transparentes', dice.

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