El Mercurio

Jorge Precht 158x158

Señor Director:

El debate sobre el matrimonio homosexual está destinado a llevarnos a un callejón sin salida. Está visto que las convicciones morales de raíz laica no religiosa no van a cambiar las convicciones morales de raíz religiosa cristiana de la gran mayoría de las denominaciones de esa fe, en especial la católica.

Cualquiera que triunfe lo hará sobre la conciencia del otro. Ambas son convicciones respetables y dignas en un Estado democrático.

La invocación del derecho natural no resuelve gran cosa en una sociedad secularizada. En los hechos, el derecho natural, como argumento, es hoy por hoy una espada embotada en el debate público.

Gran parte del problema actual en Chile radica en el empecinamiento del Estado de seguir estableciendo un cauce único para opciones diversas.

Al hacerlo así, a través de la imposición de un matrimonio civil obligatorio, violenta la conciencia de la mayoría de los creyentes cristianos.

Si para ellos el matrimonio es heterosexual e incluso para muchos sólo anulable, permita el Estado liberal que el matrimonio religioso produzca efectos civiles.

Las iglesias, en su legítimo derecho, ya han dado su aporte al debate y se han opuesto al matrimonio homosexual igualitario.

Lo que el Estado no debe seguir efectuando son discriminaciones arbitrarias para con sus ciudadanos creyentes. Ya está exigiendo de estos ciudadanos un desdoblamiento inaceptable: obligarlos a tomar compromisos en la esfera pública que les repugnan en su fuero interno. Hoy por hoy les obliga a dar un consentimiento para una unión divorciable (en sede civil) para luego permitirles dar un consentimiento para una unión no divorciable y sólo anulable (en sede religiosa). Y no se diga que existe el artículo 20 de la Ley de Matrimonio Civil. Son tales los obstáculos que se agregan a esa solución que en la práctica transitar por esa senda exige virtudes casi heroicas.

Agregar ahora al matrimonio civil "obligatorio" la característica de "igualitario", cuando existen convicciones culturales diversas, no parece justo ni conveniente.