Revista Cosas

Jose Luis Cea 158x158

A José Luis Cea no le importó el corte de agua que por esos días afectaba a Santiago para llegar hasta su oficina en la Facultad de Derecho de la Universidad Católica, con el fin de seguir trabajando en el cuarto tomo de su libro "Derecho Constitucional". El actual presidente de la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales lleva 50 años como profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad Católica y se apronta a viajar a recibir una medalla de oro de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España y a dictar una conferencia en Madrid, convirtiéndose así en el primer chileno en recibir esa importante distinción.

Aunque es voz autorizada en la materia, de este gobierno no lo han llamado para pedir su opinión. Y aquí confiesa que él ve con preocupación la forma en que se está desarrollando la discusión.

—¿Cómo ve el actual debate para reformar la Constitución?

—Con toda franqueza, he pensado mucho sobre este tema desde antes que la Presidenta anunciara una suerte de cronograma. Yo ya venía reflexionando sobre los cambios que necesita la Constitución. Luego de esa larga meditación, creo que es un proceso altamente artificial. No estoy convencido de que esto sea la respuesta a una necesidad manifestada libre y democráticamente por una amplia mayoría consciente. Se está forzando la participación a través de spots televisivos, apariciones en la prensa, folletos y cadenas de la Presidenta; eso demuestra que hay un esfuerzo del gobierno por estimular una muy alicaída participación ciudadana. No sé cuál va a ser el destino de este carísimo esfuerzo. Tengo la impresión de que es un proceso poco representativo del sentimiento de la gente. Es poco participativo y estimulante de enormes expectativas. Creo que la población tiene otras inquietudes y los ministros debieran estar ocupados de esos otros problemas.

—¿Hay un tema de urgencia ahí? El ministro Eyzaguirre dijo que el grueso de las reformas que desea impulsar este gobierno ya estaba terminado, pero ahora se intensificó el debate sobre el proceso constituyente.

¿Ve alguna contradicción?

—No. Tengo la impresión de que el anteproyecto ya está aprobado por el gobierno. Creo que ellos ya tienen un texto que no han dado a conocer aún y por eso están en campaña de propagandizar las ideas de una nueva Constitución para crear un ambiente favorable a tal objetivo. El 8o por ciento de la población encuestada declara tener interés en una nueva Carta Fundamental, pero acto seguido esa misma gente dice que no ha leído ninguna línea de ella. Se ha creado una expectativa y una ilusión irreal sobre lo que es una Constitución. Puede haber una gran frustración después, con todas sus consecuencias.

—¿Usted cree que el gobierno de la Presidenta Bachelet alcanzará a tener una nueva Constitución?

—De ninguna manera. Y si lo hace, será como se han hecho muchas cosas en los últimos años, es decir, con un claro carácter de improvisación y, por ende, con malos resultados. Recién comenzará en los próximos días la segunda etapa de siete que tiene este proceso. Bajo ese punto de vista, es imposible que alcancen. Esta fase de los cabildos es muy delicada y requiere tiempo y madurez.

—A su juicio, ¿es necesaria una nueva Constitución o basta con realizar algunas modificaciones?

—Siempre es necesario estar abierto a los cambios y eso lo aplico a este tema, pero no soy de los que piensan que es conveniente reemplazarla, porque las constituciones son expresiones de procesos históricos de larga duración Las constituciones deben llegar a grabarse en la mente y el corazón de la gente, y eso toma muchos años. Piense usted que la actual —que yo ya no denomino Constitución de 198o, sino que simplemente la Carta vigente en Chile—tiene 36 modificaciones y hay otras lo que están a punto de ser realizadas.

—¿Y qué modificaciones le haría usted?

—En primer lugar, en lo relativo al régimen político, hay que infundirle más democracia através de mayor participación decisoria de la ciudadanía, por ejemplo, en la iniciativa de determinados proyectos de ley o de reformas constitucionales. En segundo lugar, sería muy importante una regionalización verdadera que diera a las regiones la oportunidad de intervenir real y oportunamente en decisiones como los proyectos de obras públicas, presupuestos, fomento a la educación y acceso a la salud y vivienda. En ese sentido, creo que se ha dado un paso pequeño con la elección popular de los intendentes y consejeros regionales. En el orden político, es discutible la implantación de un régimen semipresidencial que no se puede realizar de la noche a la mañana y que requiere de una preparación de muchos años.

—¿No estamos preparados para eso?

—No, porque con un régimen de multipartidismo, como el que vamos a tener, es poco probable lograr la disciplina que exige ese régimen. El semipresidencialismo supone cuatro o cinco partidos políticos con posiciones sólidas o al menos doctrinariamente decantadas. En Chile estarnos frente a una reforma electoral que no sabemos cómo va a resultar. La única razón práctica que veo para un sistema así es la necesidad que tiene la Nueva Mayoría de mantenerse unida, pero esa no puede ser la razón que justifique un cambio de régimen con enormes posibilidades de fracasar.

"Siguiendo con las reformas que haría, en el orden social creo que el futuro de la democracia está más que nada en la sociedad civil, pero se la mantiene subyugada al Estado".

—Hay parte de esa sociedad civil que pide una Asamblea Constituyente.

—La Asamblea Constituyente es meramente ideológica, no es tema de fondo en el área social. La sociedad civil va a protagonizar el futuro sobre la base del principio de la solidaridad, de sentir como propios los problemas ajenos, estimulada por el Estado y los legisladores en temas como salud, vivienda, obras públicas...Ahí hay un amplio campo de participación. La sociedad civil es el futuro, pero el Estado se defiende.

"Y en el orden económico, siempre es conveniente evaluarlo que han sido más de 36 años de un esquema que es contrario al régimen socialista del Presidente Allende. ¿Es democrático el principio de subsidiaridad?

En el área económica debemos mantener la seguridad de la propiedad privada. El igualitarismo redistributivo por parte del Estado está lleno de fantasía y eso hay que controlarlo. Es necesario preservar el medio ambiente que puede verse destruido por el afán de lucro desmedido.

"Todo eso se puede hacer sin reemplazar la Constitución, lo cual demuestra que ella es mucho más flexible y capaz de adaptarse. Todas las reformas se puedan hacer sin Asamblea Constituyente".

"INSULZA FUE SINCERO"

Cea no desconoce que en el actual texto constitucional "hay un pecado original gravísimo" y que tiene relación con cómo se hizo el proceso constituyente y que respondía al momento de convulsión que vivía el país. Explica que él se considera ubicado en el centro político, se siente completamente independiente, y asume que quizás por eso mismo en los últimos gobiernos no le han pedido su opinión sobre estas materias. Asegura que de las 36 reformas que se le han hecho a la actual Constitución, el 90 por ciento son sustanciales, incluyendo los 252 cambios realizados en el gobierno del ex Presidente Ricardo Lagos en 2005.

—¿Hay un afán populista por parte de este gobierno, entonces?

—Más que populista o demagógico, creo que tiene un carácter ideológico. Es la segunda oportunidad que tienen quienes quisieron llevar adelante el proceso de transición al socialismo antes del golpe militar. Quieren hacer en 20 0 3o años lo que no pudieron hacer en mil días.

—José Miguel Insulza criticó el procesoy después tuvo que decir que se arrepentía de sus dichos. ¿Qué le parece a usted eso?

—Creo que sus palabras iniciales fueron auténticas y sinceras, y esa primera opinión del señor Insulza me representa perfectamente. Él dijo la verdad y con mucho acierto. El proceso pre constituyente, no oficial, que se está iniciando tiene carácter propagandístico.

—¿Qué opina de la polémica por los spots?

—No me parece acertado, porque considero que hay intencionalidad evidente en el sentido de crear una atmósfera favorable que puede ser, incluso, para impulsar una Asamblea Constituyente o un Congreso Constituyente. Tiene que haber igualdad de oportunidades entre gobierno y oposición. En esa perspectiva, el Ejecutivo debe dar a la oposición las mismas oportunidades que se dan a ellos mismos y, por ejemplo, financiar con el erario público spots en las mismas condiciones para la oposición. Esa es la única manera de que exista para el ciudadano una información respetable y adecuada.

—¿Siente que el proceso ha sido desordenado?

—La palabra 'desordenado' puede significar que se le asocie con la idea de anárquico, y no creo que sea así. Tengo la impresión de que el proceso se ha llevado a cabo calculadamente, pero de manera secretista, al estilo del proceso constituyente del gobierno militar. No me parece que sea transparente.