El Mercurio Legal

LOGO DERECHOUC 158x158

Fueron ocho décadas las que el constitucionalista Alejandro Silva Bascuñán trabajó como profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad Católica, sin incluir sus años como estudiante del plantel desde donde egresó como abogado. Una estrecha relación que lo llevó a dejar un importante legado que ayer se hizo oficial durante una ceremonia llevada a cabo en la sala que lleva en homenaje su nombre.

Se trata de dos premios anuales —avaluados en $27 millones— para el alumno que obtenga la mejor calificación de tesis cuyo tema trate sobre la filosofía católica, y otro para el mejor estudiante de la mención en Derecho Constitucional del programa de Magíster en Derecho, LL.M. de esta casa de estudios. Junto con eso el profesor también donó a la universidad su biblioteca personal compuesta por más de 1.500 libros de historia, derecho, filosofía, religión y arte.

El testamento fue entregado por la profesora María Pía Silva, albacea de su legado y gran discípula del académico fallecido en 2013 a los 102 años.

Su trayectoria

Alejandro Silva Bascuñán comenzó su vínculo con la facultad en 1927, al ingresar al primer año de la carrera de Derecho, convirtiéndose en 1933 en docente, actividad que mantuvo ininterrumpidamente hasta el momento de su muerte. Así, fue por décadas profesor de la cátedra de Derecho Político y Derecho Constitucional en este plantel.

En el ámbito académico destacó como formador de cientos de destacados abogados y como autor de múltiples ensayos y textos jurídicos, siendo el "Tratado de Derecho Constitucional" una de sus principales obras.

Tampoco fue ajeno al mundo político y gremial, siendo uno de los fundadores de la Falange Nacional —desde donde nacería luego el partido Demócrata Cristiano—; presidente del Colegio de Abogados entre 1964 y 1975 y abogado integrante de la Corte Suprema a comienzos de los noventa.