Diario Pulso

Arturo Fermandois 158x158

Dice que Chile no necesita una nueva Constitución y que la actual Carta Fundamental "está bien lograda". Sin embargo, el abogado, académico UC y ex embajador, Arturo Fermandois, sí rescata aspectos del anuncio que hizo la Presidenta: el despeje de incertezas, la elección de una vía institucional para impulsar la modificación a la Constitución y el tiempo "prudente" que tomará el proceso.

¿Quedó conforme con el anuncio?

Es un anuncio que avanza en despejar incertidumbres y coloca un compás de prudencia en el desarrollo cronológico de algo tan trascendente como un proceso constitucional. El anuncio presidencial tiene varios aspectos positivos. El más importante es que se somete a la institucionalidad y se descarta cualquier procedimiento tramposo para llegar a una nueva Constitución. Esto es vital para nuestra convivencia futura, para la limpieza de una posible nueva Carta y para preservar el inmenso prestigio internacional de Chile. Además usa un calendario sensato, dejando en el próximo Congreso las responsabilidades principales.

¿Todo le pareció positivo?

Soy de los cree que tenemos una Constitución que está cumpliendo adecuadamente su finalidad y no soy de los que cree que Chile necesita una nueva Constitución. No me parece lógico comenzar este proceso con la respuesta en la mano, porque el proceso podría no necesariamente terminar en un clamor ciudadano por una nueva Constitución. Es un contrasentido comenzar el proceso enarbolando por anticipado su supuesta conclusión: que Chile necesita una nueva Constitución.

¿El error estaría en el diagnóstico?

Este proceso parte asumiendo que Chile necesita una nueva Constitución, y ahí tenemos una diferencia importante.

¿Cree que se necesitan hacer ajustes constitucionales que no deriven en una nueva Carta Magna?

Por cierto caben ajustes y modernizaciones aisladas, pero no una revisión completa de nuestro marco jurídico supremo. Esto es jugar con una incerteza innecesaria, que comenzó casi como una consigna electoral. Hay interesantes momentos de reflexión y de educación que hay que emprender, todas las etapas de nuestra República han ido exigiendo la adecuación de sus instituciones, pero no creo que debamos comenzar asumiendo que Chile necesita una nueva constitución. Ya hemos visto como el proceso se ha ralentizado y se ha desinflado.

¿Qué le parece que se haya optado por un quórum de 2/3?

Como todos los Congresos del mundo, se necesitan quórum altos para modificar las constituciones, especialmente si se quiere reemplazar por completo. Por lo tanto los 2/3 tienen todo el sentido del mundo.

El quórum tiene un sentido trascendente, precisamente porque esto puede no resultar un consenso frente a una nueva Constitución, sino más bien puede resultar en una propuesta de perfeccionamiento. Este proyecto está solo pensado para una nueva Constitución completa.

Además, es positivo dilatar las decisiones vinculantes para el próximo Congreso: es consistente con la indispensable reflexión de una reforma de este tamaño y con el déficit de representatividad que supuestamente tiene el actual parlamento.

¿Advierte algún riesgo en el desarrollo del proceso constituyente?

En la práctica, la Moneda tendrá que generar un acuerdo político y preparar un proyecto completo de nueva constitución en menos de un año: eso es ambicioso y suena precipitado. Si bien en un contexto muy distinto, la constitución actual tomó casi cinco años de sesiones semanales de expertos para llegar a un primer borrador.