Diario Pulso

José Francisco García 158x158

Desde el viernes pasado, cuando la Presidenta Bachelet decidió sincerar el programa tras los efectos de la desaceleración en el país, varios focos de dudas quedaron sobre la mesa . Donde existe una ansiedad evidente es en la Nueva Mayoría, respecto a qué pasará con el proceso constituyente, cuyo inicio fue fijado para septiembre por la mandataria en la cadena nacional del 28 de abril pasado.

En tal sentido, la interrogante es si es el momento de comenzar las conversaciones para una nueva Carta Magna en medio del actual escenario económico y de priorización de la hoja de ruta del Gobierno. Bachelet instruyó a sus ministros políticos para iniciar las conversaciones con todas las colectividades. Atendiendo eso, La Moneda ya fijó un cronograma de diálogos para la semana que viene.

El lunes recibirá a algunos parlamentarios y el martes podría reunirse con algunos grupos a favor de determinados procedimientos. También recibió de manos del senador Ignacio Walker y del abogado Patricio Zapata un proyecto de convención constituyente, como alternativa para la reforma.

En la academia hay distintas visiones según dan cuenta las respuestas de los abogados consultados por PULSO para profundizar esta discusión: José Francisco García, Patricio Zapata, Angela Vivanco y Fernando Atria. Van desde quienes consideran que no es el momento para modificar la Constitución, hasta quienes aún abogan por hacerlo vía una Asamblea Constituyente. También quienes creen que el proceso partirá en este Gobierno, pero concluirá ya en el próximo.

1. ¿Se frena o sigue adelante anuncio de la Presidenta?

Para el abogado de LyD y profesor de la UC, José Francisco García, la situación actual es de incertidumbre y existe una "necesidad de tener más que nunca reglas claras para los inversionistas nacionales e internacionales". Por lo mismo, comenta que Bachelet y su equipo político "están buscando conciliar una demanda comprometida en su programa, con la realidad por la que está atravesando el país".

"Esa tensión creo que se están resolviendo bien", asegura García, "en el sentido de anunciar que se va a avanzar en el debate constitucional, pero muy probablemente se va a postergar la idea de que bajo este Gobierno se va a dictar la nueva Constitución, como era el compromiso inicial".

El constitucionalista ligado a la DC, Patricio Zapata, piensa que hay que empezar lo antes posible a preparar el momento de la discusión. "No creo que eso, si se hace bien, deba generar mayor incertidumbre o mayores problemas, especialmente si uno le pone un marco a este proceso", dice. Dicho marco es responsabilidad del Gobierno, asegura, "no para amordazar ni silenciar, sino para que haya conversación", por lo que "es bueno, si uno va a empezar el tiempo de preparación, saber cómo va a ser la ejecución". Zapata, quien también participó del comando de Bachelet, explica que "el actual Congreso podría hacer un gran servicio al país, como último acto suyo, cambiando el sistema de reforma que hay hoy".

La vicerrectora académica de la Universidad Santo Tomás, Angela Vivanco, cree que "no es pertinente" iniciar el debate ahora. "El Gobierno tiene poquísimo apoyo y es muy importante para poder iniciar un proceso de reforma constitucional tener un Gobierno que tenga fuerza", sostiene. Con este antecedente, una reforma "no tiene la fuerza que existió en otros procesos de reforma constitucional como el que se concretó satisfactoriamente en 2005". Se suma, a su juicio, que "el Gobierno no ha sido precisamente proclive a la política de los acuerdos" y que el debate se enmarca en la crisis de confianza. "La gente necesita tener resueltas situaciones mínimas de vida antes de entrar en un debate intelectual", afirma.

Para el profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Chile, Fernando Atria, la base para responder a la pregunta de si iniciar o no el proceso constituyente ahora, radica en el escenario actual de la política. "La situación actual de creciente deslegitimación del sistema político es algo extraordinariamente negativo", apunta el abogado.

Atria plantea que más que un momento, se necesita detectar el objetivo: "¿es algo importante hoy lograr que un sistema político que se está deslegitimando progresivamente se relegitime?". Ante esto, señala que "un consenso constituyente permitiría que contáramos con una institucionalidad re-legitimada y que diera muchas más garantías y tranquilidad".

2.¿Aún es una alternativa la Asamblea Constituyente?

"Demonizar la Asamblea Constituyente me parece infantil", afirma García, ya que "uno no demoniza instituciones o mecanismos procedimentales en abstracto". No obstante ello, para el académico "hay muy buenas razones para oponerse en concreto a la idea de la Asamblea Constituyente en Chile", como que no existe una crisis institucional desatada. "Eso no implica que no haya que tener reformas constitucionales importantes y creo que la Presidenta ha captado bien esa dimensión procedimental", indica García. También apunta que el "maximalismo" de la AC no es idóneo para el escenario actual.

Zapata, quien también trabajó en el comando de Bachelet, dice haber escuchado todas las propuestas para instalar una Asamblea Constituyente, pero que "todas ellas tienen una cosa en común: intentan soslayar el dato duro de que se necesitan dos tercios de los diputados y senadores en ejercicio para cambiar la Constitución".

"Cuando intentas soslayar eso, estás de antemano diciendo a un sector importante del país 'no lo vamos a hacer con ustedes, lo vamos a hacer sin tomarlos en cuenta' y no me parece que sea una buena forma de empezar a hacer una Constitución que sea de todos", sostiene.

Para Vivanco, si no es buen momento para dialogar sobre una nueva Carta Magna, menos lo es para instalar esta instancia, "porque hacer una Asamblea Constituyente en los países que se ha hecho, ha sido un tema de gran consenso (...). Acá esa posibilidad no existe".

La experta también afirma que "el mismo Gobierno no sabe a quiénes llamaría a la Asamblea Constituyente, habla de cabildo, de cuestiones ciudadanas que no son una Asamblea Constituyente (...) Si el propio Gobierno tiene dificultades para dialogar, armar una AC hoy es totalmente ilusorio".

Para Atria, los constitucionalistas no tienen una opinión privilegiada porque "no hay nada que los habilite". No obstante, argumenta que la viabilidad es una cuestión de "factibilidad política", y que "la pregunta que alguien entrevistado en calidad de profesor puede responder no es si es viable, la pregunta es si eso serviría para relegitimar el sistema político institucional chileno, y la respuesta es evidentemente positiva".

Atria es conocido por defender la idea de la Asamblea Constituyente, e incluso se instaló esta noción en el comando de la entonces candidata Michelle Bachelet cuando él contribuyó al programa.

3. ¿Cuáles son las otras vías para el cambio?

García dice que "hay bastante consenso entre los constitucionalistas en que es posible avanzar procedimentalmente en una reforma constitucional que podría tener ciertas variaciones a las reglas que actualmente están establecidas en la Constitución". Esto remitiría a bajar los quórums para las reformas de la Carta Magna o si se necesita, un plebiscito ratificatorio tras una transformación en el Congreso.

"Algunos incluso han dicho 'miren, saben que más, creemos un artículo 16 nuevo en la Constitución que establezca reglas especiales para este proceso que estamos haciendo' (...) La vía de entrada a reformas constitucionales modificadas, con salida a una nueva Constitución, me parece una fórmula que genera bastante consenso", detalla.

Zapata cree que "la convención constituyente es una buena idea para empezar una conversación más concreta". De hecho, ya propuso esa alternativa junto al senador DC Ignacio Walker al Gobierno.

"Me parece que por seriedad es bueno empezar a ponerle apellido a las cosas, domicilio y RUT, porque de lo contrario la gente se pasa fantasías y piensa que la Asamblea Constituyente es una especie de Woodstock de seis meses".

El abogado precisa que el nombre AC "tiene una fascinación. Quizás tiene que ver con el desprestigio de instituciones que no tiene ese nombre, que hace que la gente cuando piensa en el nombre evoque algún tipo de placer o éxtasis" y que está en el mundo político aterrizar el concepto.

Vivanco asegura que no habrá nueva Constitución en este Gobierno. Desde ese punto de vista no existen otros métodos viables, ya que "es un tema que hoy no tiene consenso, porque ni siquiera el Gobierno sabe a quién convocar".

La académica indica que la nueva Carta Magna no ve que sea un proyecto "seriamente planteado". Es más, puntualiza que es "un deseo romántico de que les gustaría hacer las cosas de esta manera, pero no creo que estén en absoluto las condiciones políticas, ni sociales, ni los equipos técnicos. No sé qué es lo que el Gobierno le quiere introducir a la Constitución".

4. Si no es la Asamblea Constituyente, ¿qué?

Atria devolvió la pregunta, puesto que consideró válido cuestionar cuál es el criterio a usar para pronunciarse respecto de cualquier otra posibilidad. "Allí la pregunta sería: el sistema político institucional está hoy día en condiciones de bancarse una situación como la que ocurrió en 2005, en que todos celebran que por fin se han solucionado el problema constitucional y 'ups'... dos años después nos damos cuenta que en términos constitucionales la solución sigue igual. No es que no se hayan hecho reformas importantes, es que esas reformas no solucionaron el problema constitucional", plantea.

Temor empresarial: ¿válido o equivocado?

La inquietud empresarial tiene algo de asidero, plantea García, puesto que "hay bastante literatura que sostiene que cambios de reglas tienen impacto en la certidumbre en términos de inversiones, de toma de decisiones económicas". Para el abogado, esta percepción también existe en el oficialismo, porque "ellos han dicho que (...) es parte del proceso de reformas tener este espacio de incertidumbre. Quienes han liderado la reforma en el Gobierno no han escondido esta dimensión. Lo que pasa es que la situación económica se ha agravado demasiado, para que la Presidenta haya pensado que hay que empezar con realismo este proceso".

Para Zapata, si el proceso constituyente se hace bien, "es una señal de vigor y de salud". Como ejemplo, el DC aborda la ola de reformas constitucionales que se produjo hace más de una década en el Reino Unido. "Lo han hecho en forma ordenada y los inversionistas no se han arrancado del Reino Unido, por el contrario, han visto que es una sociedad viva que no se aferra a un statu quo", indica.

Refutando los argumentos en los que se basa esta inquietud, Zapata asegura que "los empresarios son suficientemente inteligentes para darse cuenta cuando las cosas se hacen bien y lo que va a resultar va a ser mejor, un país más estable, legítimo e inclusivo; o cuando lo que se va a hacer es un desastre".

Vivanco esgrime que la incertidumbre es generalizada, "no le echaría la culpa sólo al tema constitucional". La experta ejemplifica con que "cuando se anuncia la gratuidad y cuesta que los alumnos firmen el CAE porque va a venir la gratuidad, y después se dice que no; cuando uno promete que va a obtener un montón de recursos de la Reforma Tributaria que no los trae; evidentemente cae en una situación de incertidumbre". También justifica esta inquietud con que "la falta de conducción es un tema que genera incertidumbre y que evita que uno se pueda embarcar en procesos que tengan más relato, porque no hay relato que seguir, porque se cambia a cada rato".

La pregunta del empresariado es: ¿invertir o no invertir? Frente a eso Atria responde que "me sorprende el cortoplacismo que tienen los sectores empresariales".

El profesor de Derecho sostiene que los empresarios imaginan que si esta administración congelara su plan de reformas, "creerían que este país es mucho más estable, en el cual sería mucho más seguro tomar decisiones de inversión". Sin embargo, afirma que "eso no es entender para nada el país que están viviendo. ¿Dónde viven estos señores?". En tal sentido, Atria proyecta una baja participación en las próximas elecciones municipales y presidencial, si es que el programa de a actual administración fuese "archivado".

Recuadro:

"Hay muy buenas razones para oponerse en concreto a la idea de la Asamblea Constituyente en Chile".

"Bastante literatura sostiene que cambios de reglas tienen impacto en la certidumbre en términos de inversiones".

JOSÉ FRANCISCO GARCÍA Abogado y académico de la UC

"Es bueno empezar a poner apellido a las cosas (...) De lo contrario la gente piensa que AC es una especie de Woodstock de seis meses".

"Los empresarios son suficientemente inteligentes para ver cuando las cosas se hacen bien (...), o lo que se va a hacer es un desastre".

PATRICIO ZAPATA Abogado constitucionalista DC

"(Reformar una Constitución) hay que hacerlo cuando uno tiene temas de procura existencial resueltos que en Chile no se tienen".

"(La nueva Constitución) es un deseo romántico de que les gustaría hacer las cosas de esta manera".

ÁNGELA VIVANCO Vicerrectora académica de la U. Santo Tomás

"Un consenso constituyente permitiría que contáramos con una institucionalidad relegitimada".

"Me sorprende el cortoplacismo que tienen los sectores empresariales".

FERNANDO ATRIA Académico U. de Chile y UAI