Diario Financiero

Hernán Salinas 158x158

Como era esperable, Evo Morales ha utilizado políticamente la reciente visita del Papa Francisco a Bolivia con el objeto de demostrar que éste apoya la reivindicación marítima boliviana y, por ende, su demanda en contra de Chile ante la Corte Internacional de Justicia. A ello, han contribuido las alusiones al tema del Papa a pesar de que para nuestra Cancillería existían indicios de la diplomacia vaticana que ello no ocurriría. Sin embargo, una lectura cuidadosa de las palabras del Papa Francisco no permiten concluir que ellas han implicado un alineamiento del Pontífice con la posición boliviana y, por tanto, una intervención de éste en la controversia. En efecto, el Papa como un líder espiritual y dentro del contexto de una visita pastoral ha hecho un llamado de buena voluntad al diálogo entre ambos Estados respecto de un tema que los divide y que nuestro país ha estado siempre dispuesto, el cual Bolivia unilateralmente rompió para demandar a nuestro país. Por tanto, el llamado al diálogo es concordante con la posición chilena, cuyo gobierno incluso ha reiterado su voluntad de reanudar relaciones diplomáticas con Bolivia sin condiciones. Por otra parte, concluida la referida visita el Papa Francisco en una entrevista ha señalado que Bolivia tiene razón en estimar de justicia su aspiración a una salida al mar.

Esta afirmación debe ser interpretada en el contexto de la tradicional política de la Santa Sede de respeto del derecho internacional, de los tratados internacionales y del principio pacta sunt servanda, en particular.

Al respecto, como ejemplo, debemos mencionar las palabras pronunciadas el pasado 13 de octubre de 2014 ante la 69° sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, del arzobispo Bernardito Aúza, observador permanente de la Santa Sede ante esa Organización: "En lo que respecta a las relaciones entre los Estados, el estado de derecho significa el máximo respeto por los derechos humanos, la igualdad de derechos de las naciones; y el respeto del derecho consuetudinario internacional, de los tratados (pacta sunt servanda) y de otras fuentes de derecho internacional".

Asimismo, el Papa Juan Pablo II en su Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz del 16 de diciembre de 2003 recuerda el "principio según el cual "pacta sunt servanda": los acuerdos firmados libremente deben ser cumplidos, (...) Es oportuno recordar esta regla fundamental, sobretodo en los momentos en que se percibe la tentación de apelar al derecho de la fuerza más que a la fuerza del derecho". A lo anterior, debe agregarse que el Papa no habló de soberanía, calificó la reivindicación boliviana como una aspiración y no un derecho, afirmó que sus palabras no quería que fueran interpretadas como una presión o un intento de inmiscuirse en un tema bilateral, descartando una eventual mediación. Elocuentes resultan las propias palabras del embajador de Bolivia ante la Santa Sede, el ex canciller Armando Loayza al declarar que el Pontífice "no tomó partido por ningún país". En conclusión, las palabras del Papa Francisco no pueden considerarse que han perjudicado la sólida posición jurídica de Chile, reafirmándose la necesidad que nuestra Cancillería refuerce la explicación de nuestros argumentos internacionalmente ante la cada vez más agresiva campaña comunicacional boliviana.