La Tercera

juan emilio cheyre uc 96x96

En un mes hemos sido testigos de la muerte de tres carabineros en la frontera terrestre norte del país. Los crímenes se relacionan con hechos no atribuibles a temas fronterizos, sino que a delitos de sangre vinculados a robo de animales y droga. Lo trágico de los acontecimientos ha demostrado que la frontera terrestre norte resulta poco desarrollada y tiene complejidades que exigen políticas públicas que la fortalezcan.

La tradicional visión que la frontera separa marcando zonas absolutamente diferenciadas entre dos Estados hoy se enfrenta a una realidad de un incremento de tránsito de personas y bienes como asimismo de complejidad en el carácter de los mismos. Se hace necesario fortalecer la presencia efectiva de cada Estado en el espacio que controla y se requiere de una coordinación entre Estados vecinos que permita compartir tareas y procedimientos ante problemáticas que a ambos pueden afectar.

Chile ha privilegiado la preocupación por las fronteras, donde las normas legales, la institucionalidad vigente y los medios asignados a los órganos del Estado encargados de la frontera marítima y aérea parecieran adecuadas a una situación donde ha habido que desarrollar especiales acciones habida consideración de la evolución del Derecho Internacional y del altísimo incremento en el movimiento aéreo y marítimo. Sin embargo la complejidad de nuestra frontera terrestre pareciera hacer necesario explorar en el desarrollo de políticas públicas que permitan transitar hacia un mayor nivel de sofisticación en el control de la misma.

Resulta prioritario densificar la presencia del Estado en territorio fronterizo, especialmente en el Norte y la zona Austral, donde espacios vacíos, disminución de la población y una zona geográficamente compleja exigen encontrar fórmulas eficientes para paliar esta problemática. Por otra parte el control encargado a distintas instituciones, donde Carabineros de Chile y otros servicios despliegan una actividad de alto sacrificio, necesita de un mayor desarrollo de capacidades intra e inter organizacionales, con una mayor complementación en el marco de una estrategia sistémica aún no visualizada. Las diversas instituciones requieren también elevar el nivel de los medios humanos y materiales a su disposición con tecnologías y entrenamiento adecuados a las amenazas actuales. A todo lo anterior se une el imperativo de incrementar el vínculo que permita una coordinación en el control con países vecinos que haga eficiente combatir el flagelo de la droga, cuyos carteles y formas de actuar sobrepasa las capacidades individuales de cada Estado.

Chile es uno de los países con mayor frontera terrestre en el mundo, con dificultades geográficas que llegan a situaciones extremas; adicionalmente somos vecinos de países productores de droga y la migración alcanza niveles muy altos. Esto hace necesario fortalecer la institucionalidad, la planificación y el desarrollo de capacidades en el marco de una estrategia que asuma una realidad diferente a la tradicional. Ello requeriría formalizar una política pública de un nivel acorde con la realidad vigente.