La Segunda

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"La decisión del Papa es inapelable". Así explicó esta mañana el abogado experto en Derecho Canónico Camilo Cortés, descartando alguna instancia que pueda revertir la decisión del Papa Francisco, quien nombró al obispo Juan Barros Madrid en Osorno. La designación fue cuestionada por 30 religiosos de esa diócesis, quienes le pidieron al nuncio Ivo Scapolo que cambiara la designación.

"Por todo lo que se ha publicado referente al señor obispo elegido, que no es desmentido por la Iglesia en forma enérgica, convincente y pública, solicitamos a usted, señor nuncio apostólico, que procure la renuncia del obispo Barros como obispo para Osorno", dice la carta.

Los religiosos cuestionaron que Barros sea cercano al sacerdote Fernando Karadima, a quien la Iglesia le impuso una condena por abuso de menores y abuso de poder. De hecho, el obispo Barros tuvo que ir a declarar ante la jueza Jessica González en la investigación por abusos en contra de Karadima.

"Ellos están ejerciendo su derecho de petición", dijo Cortés, quien insistió que la designación papal es "a firme" y él no recuerda algún caso donde un Pontífice haya revertido una decisión. "No existe una autoridad superior al Papa, por lo tanto no hay nadie que pueda revisar lo que decidió", dijo.

De acuerdo con Cortés, la única forma que Barros abandone el Obispado de Osorno —todavía no lo ha asumido formalmente— es por muerte, renuncia o "privación de oficio", caso en el cual se le abre una investigación canónica que lo encuentre culpable de algún cargo y se lo despoja de su posición.

Indicó que no existe un plazo perentorio en que Barros tenga que asumir su nuevo cargo. "Tampoco existe una plazo para que el Papa le responda a las personas que le mandaron la carta. Lo único formal es que esas peticiones se tienen que hacer a través de la Nunciatura".

Alternativas de renuncia

De todos modos, según recordó la experta canónica Ana María Celis, existe la posibilidad de que Barros renuncie al cargo antes de asumir, o incluso después.

"Ocurren situaciones en que antes de la toma de posesión se decide, por parte de la misma persona nombrada, que pese a haber aceptado, finalmente no asumirá", indicó y aludió a un caso acontecido a fines de 2013 en Argentina.

El 3 de diciembre de ese año, el Vaticano anunció que el fraile capuchino Carlos Alberto Novoa de Agustini sería nombrado obispo auxiliar de Lomas de Zamora. Pero diez días más tarde ese obispado comunicó que el religioso le pidió al Papa, "después de un maduro discernimiento", dispensarlo de la designación. "Fue un caso bastante llamativo, porque no es algo habitual. Él agradeció el nombramiento pero no asumió", describió Celis.

La otra posibilidad —dijo Celis— es que el designado renuncie una vez asumido el cargo apoyándose en el Canon 401, párrafo 2, que permite a los religiosos abandonar el puesto "si por enfermedad u otra causa grave quedare disminuida su capacidad para desempeñarlo".

Un caso semejante también ocurrió en Argentina, a fines de 2011, donde el Papa le aceptó la renuncia al obispo de Moreno-Merlo, Fernando María Bargalló. Aunque en la información oficial no se especificaron las razones, la renuncia se conoció luego de que se publicaran unas fotos donde el religioso aparecía bañándose en una playa en México junto a una mujer con la que había viajado hasta ese lugar.