El Diario Financiero

ricardo jungmann96x96

En los últimos años, en Chile hemos sido testigos de varios y connotados casos que han involucrado a diversas empresas o sectores económicos, los cuales no sólo han afectado la reputación corporativa de los involucrados, sino además, nos han llevado a preguntarnos si contamos con las herramientas suficientes para evitar prácticas cuestionables y así cumplir con los estándares éticos que la sociedad cada día más exige.

Casos como el de las Farmacias, La Polar, Pollos, cláusulas abusivas, Cascadas y otros, conducen a plantearse si lo que se requiere es una mayor regulación, o bien, si lo que hay que incentivar es una mayor autorregulación, en la cual el buen gobierno corporativo pasa a ser fundamental, entendiendo por el mismo no sólo la maximización de la riqueza, sino además, hacerlo en forma sustentable y responsable. En países desarrollados se habla del "tone of the top", para indicar la importancia que se le otorga al hecho que los directorios de las empresas, dentro de sus deberes fiduciarios, se comprometan con cumplir y fortalecer la ética corporativa, dando señales y adoptando medidas concretas de control interno que permitan evitar casos de corrupción y de malas prácticas, que pongan en riesgo el patrimonio de la empresa y su reputación corporativa.

En este sentido, a partir de casos internacionales que han involucrado a empresas como Enron, Siemens y Tyco International, han cobrado una importancia creciente —empujados por sus propios directorios- los denominados "Programas de Ética y Cumplimiento", también conocidos como "Compliance Programs", en conjunto con la creación de gerencias especializadas e independientes de la Administración que sustentan y lideran estas iniciativas.

A través de un adecuado Programa de Cumplimiento, se previenen, detectan y corrigen las malas prácticas corporativas, elaborando adecuados códigos de conducta, fomentando la capacitación de todos los estamentos, levantando y supervisando matrices de riesgos de ética y cumplimento, creando Comités de Buenas Prácticas, e implementando canales de denuncias, para detectar y sancionar las prácticas contrarias a la ética. Lo anterior puede, además, ser complementado con indicadores de rendimiento de gobernabilidad corporativa de largo plazo, que miden aspectos financieros como no financieros.

El "tone of the top" pasa entonces a ser un elemento fundamental para contar con un buen gobierno corporativo, de manera de permear y alcanzar a toda la organización. Para lograr lo anterior; sin embargo, es necesario contar con directores comprometidos con el cumplimiento de la ética y las buenas prácticas, de lo contrario, el cumplimiento de los estándares internos o externos exigidos por la autoridad sólo servirán como un mero dato estadístico, pero estará lejos del objetivo primordial que debiera tener todo directorio, consistente en la creación de valor sustentable para sus accionistas.