Financiero

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El gobierno impulsa con decisión el proyecto de reforma tributaria. Con él la presidenta Michelle Bachelet pretende obtener una suma de recursos permanentes para emprender la transformación del sistema de educación chileno y enfrentar, de una vez por todas, la tan criticada desigualdad. Al respecto, se han oído muchas voces en el debate público y otras tantas en los espacios que permite el ejercicio democrático, especialmente a nivel de las comisiones parlamentarias.

El movimiento cooperativo ha hecho llegar a las autoridades sus puntos de vista. Las observaciones tienden, naturalmente, a resguardar intereses legítimos que una mirada apresurada podrían afectar. Nadie está por obstruir un propósito como el antes enunciado. Al contrario, estamos de acuerdo en que alcanzar mejores niveles de educación es una prioridad para todos los chilenos y particularmente para aquellos que pertenecen a los grupos más desvalidos de la sociedad. Asimismo, el sector cooperativo, que en su esencia promueve la ayuda mutua, la solidaridad y la educación, ofrece un modelo verdaderamente poderoso para vencer la desigualdad, considerada como un objetivo de carácter moral, que nos empeña a todos, generación tras generación.

Las cooperativas se rigen por el principio de la neutralidad religiosa y política, y tienen por finalidad conseguir sus propósitos estatutarios, en un marco que promueve la igualdad, en su propio seno, y en la comunidad en que convive. Pensamos, luego de lo dicho y las múltiples experiencias de cooperativismo exitoso que se pueden mostrar, que las autoridades deben entender cabalmente el rol de las cooperativas, en la batalla permanente contra la desigualdad, oportunidad que estamos ciertos todos participarán por el bien del país y de las propias empresas, cualquiera sea su configuración y giro.

En consecuencia, reclamamos de los poderes públicos un estudio detenido de una reforma tan importante como la tributaria, que permita ser oídos en un clima de respeto mutuo, atendiendo a la racionalidad de los planteamientos que han surgido y de otros que pueden ser levantados, ya que nada está por sobre el interés de Chile. Como movimiento cooperativo, nos interesa seguir siendo escuchados como ha sido hasta el momento por nuestras autoridades sectoriales y actores políticos. El movimiento cooperativo reconoce la audiencia que hemos tenido de parte del gobierno y de los parlamentarios, sin distinción alguna, lo que augura mejores tiempos para el debate que enriquece y ennoblece a quienes lo profesan con sinceridad y teniendo como norte el bienestar de la patria.