Winston Alburquenque

Revista Qué Pasa Minería

Con el nacimiento del habitante número siete mil millones han vuelto a ponerse de moda las teorías Malthusianas, que dicen relación sobre la verdadera capacidad que nuestro planeta tiene para satisfacer las necesidades básicas de las personas. Después de la revolución industrial y en general, con la actual tecnología, al parecer el escenario alimenticio dramático proyectado por Thomas Malthus en 1798, no se estaría cumpliendo. Habría, por lo menos, la capacidad para permitir que la gran mayoría de la población no se muera de hambre.

Sin embargo, el gran desafío actual va por otro lado: la gran demanda de recursos naturales que requiere el estándar de vida que esta gran población está exigiendo. En efecto, la cantidad de recursos naturales que se utiliza hoy per cápita en los países desarrollados es muy superior al de algunas décadas atrás.

Pero donde el problema se ve más claro es en los países en vías de desarrollo, en especial, los del BRIC, en los cuales existe una gran población ávida de mejorar su calidad de vida y tener un nivel lo más parecido posible a la de los países desarrollados. Un estándar con esas características y con esa cantidad de población significa una gran presión sobre los recursos naturales del planeta.

Esta tendencia se ve en la creciente demanda por metales de uso industrial que ha ido sosteniendo el alto precio de los commodities del último tiempo.

Es ahí donde Chile pasa a tener un protagonismo importante. Somos uno de los países con las reservas de metales mas grandes del mundo y con una industria minera madura. Esto puede significar que esta explosión demográfica encuentre a Chile en una situación privilegiada para satisfacer la demanda por minerales y otros recursos naturales que está requiriendo el alto estándar de vida de la población en vías de desarrollo. La polémica que hoy estamos viviendo con la venta de las acciones entre Anglo American y CODELCO es una prueba de la relevancia de la propiedad de estos medios productivos.

Sin embargo, por el otro lado, existe otro valor: el medio ambiente. Cualquier sobre explotación de recursos naturales significa una presión sobre el ambiente. La experiencia en nuestro país ha demostrado que una explotación minera a gran escala (la mayor del mundo) es compatible con el medio ambiente. Salvo situaciones bastante puntuales, la gran minería ha sabido vivir en armonía con el medio humano y natural. Pero la línea es delgada y se puede romper fácilmente, en especial, con un panorama tan atractivo como es la actual demanda y sus precios.

Es acá donde entra la legislación a jugar un papel protagónico. La única forma de poder explotar nuestras riquezas naturales y poder conservar nuestro otro tesoro – el medio ambiente – es a través de una regulación responsable que las haga compatible. El Derecho puede ser la llave que permita que la demanda de 7 billones de habitantes por un alto estándar de vida haga que Chile dé el gran salto. Una buena legislación permitirá explotar la naturaleza, sin afectarla.