El proyecto “De abuelos padres, la lucha de la edad dorada” de las alumnas Maite Cea, Rocío Murillo y Catalina Osses, fue seleccionado por el concurso de la Fundación Pro Bono.

Todos los años la Fundación Pro Bono lanza una nueva versión de su Desafío Pro Bono, concurso dirigido a estudiantes de derecho de todo el país que invita a identificar un problema socio jurídico que afecte a personas o grupos en situación de vulnerabilidad y plantear soluciones desde la aplicación del derecho, que sean concretas y tangibles.

Las alumnas de cuarto año de la Facultad Maite Cea, Rocío Murillo y Catalina Osses se presentaron con el proyecto De abuelos a padres: la lucha de la edad dorada, el que busca entregar información sobre el derecho de familia en materias relativas al cuidado personal, relación directa y regular, medidas de protección, vulneración de la esfera sexual y derecho de alimentos. Esto se materializa a través de charlas que imparten a equipos psicosociales de distintos establecimientos educacionales con el fin que puedan entregar orientación a adultos mayores que tienen que cumplir el rol de padre o madre de un niña, niño y adolescente, y que muchas veces dicho cuidado se encuentra de manera irregular.

Este proyecto, que cuenta con el apoyo del mentor Ricardo Vergara, abogado asociado del estudio Claro y Cía. -miembro de Fundación Pro Bono- está en plena ejecución y en este contexto, las alumnas han realizado distintas charlas en colegios donde entregan un manual, confeccionado por ellas, con información y con contactos de clínicas jurídicas, o corporaciones para que las personas puedan acudir y así solicitar lo que corresponda ante un tribunal de familia.

Las alumnas se enteraron del concurso debido a una presentación del mismo en la clase de la profesora Carolina Salinas, donde se les presentó el desafío. “Pensamos que era una buena instancia para poner sobre la mesa el problema que los abuelos tienen con sus nietos, problema transversal en la sociedad chilena”, aseguraron las mismas.

La experiencia, agregaron, ha sido muy gratificante. “Ver el recibimiento que ha tenido el proyecto en los colegios y notar que realmente significa una ayuda para la comunidad educativa y para las distintas familias no tiene precio”. Además, hemos aprendido del derecho de familia desde una perspectiva interdisciplinaria, ya que no solo nos acercamos a abogados que lo practican, sino que también vemos como el derecho está presente en la comunidad educativa y en las familias día a día.

A través de desafíos como este”, concluyeron las alumnas, “podemos poner los conocimientos que hemos adquirido durante la carrera de una forma más práctica y colocarlos al servicio de la comunidad”.