Con el seminario ‘Cambio Constitucional: En qué Estamos y lo que Viene’, el decano de la Facultad lanzó este proyecto que busca, a través de cápsulas de videos y actividades de extensión, poner a disposición de la comunidad una reflexión académica interdisciplinaria para abordar con mayor información el proceso constituyente del país.
“Tenemos mucho que aportarle a la sociedad en torno a estas perspectivas constitucionales. Este proceso requiere de un análisis profundo, reflexivo, informado e imparcial, de modo de que todos los habitantes de Chile puedan conocer los elementos centrales del debate y estén en condiciones de adoptar las mejores decisiones para el país”. Estas fueron las palabras con las que el decano de la Facultad de Derecho UC, Gabriel Bocksang, lanzó la iniciativa interdisciplinaria Foro Constitucional UC el pasado jueves 21 de noviembre en el marco del seminario ‘Cambio Constitucional: En qué Estamos y lo que Viene’.
Asimismo, el decano aseguró que a través del Foro Constitucional UC es importante no solo “ofrecer un grupo de constitucionalistas decididos a buscar, desde una pluralidad de perspectivas, lo que convenga al bien común de Chile”, sino también servir a través del trabajo interdisciplinario de la Facultad de Derecho en su conjunto y de especialistas de múltiples Facultades y vertientes intelectuales de la UC, cuyo rol es indispensable en la búsqueda de las soluciones más justas para el país.
Tras sus palabras de inauguración, en que también agradeció el apoyo ya ofrecido por los decanos de las Facultades de Ingeniería y Ciencias Económicas y Administrativas, se dio inicio al encuentro académico, el que fue moderado por el director del Departamento de Derecho Público de la Facultad, Sebastián Soto, y en el que participaron los profesores constitucionalistas Germán Concha, Alejandra Ovalle y Patricio Zapata.
El profesor Concha comenzó su reflexión haciendo un análisis sobre la crisis por la que atraviesa el país y la escalada de violencia. Explicó que en el contexto actual, el Acuerdo por la Paz Social y Nueva Constitución es una demostración “de que las instituciones vuelven a funcionar, aunque sea de a poco, y en ese sentido es muy valioso”. Aun así, agregó, me falta un elemento fundamental: “la condena radical a la violencia y distinción entre la violencia y el uso legítimo de la fuerza. Eso Chile lo perdió. No podemos confundir una cosa con la otra, porque si lo hacemos, desfondamos el sistema”.
Particularmente sobre el proceso constituyente, se refirió a dos ideas: a la hoja en blanco y a los plebiscitos de entrada y salida. Sobre el primer tema planteó la imposibilidad de trabajar contra una hoja en blanco. “La discusión sin historia es muy peligrosa porque entonces vamos a creer que podemos redactar el mundo perfecto. Cuando reformo comparo, y lo más peligroso es comprar la realidad con un mundo ideal. Es una comparación tramposa ya que me impide rescatar lo que vale. Uno de los desafíos que tenemos es ser capaces de encontrar en nuestra historia las instituciones que valen”.
Sobre el segundo punto, el de los plebiscitos, el profesor Concha señaló que, más allá de los resultados, le gustaría que el primer plebiscito fuera tan virtuoso, en los números, como el resultado del plebiscito del 5 de octubre de 1988. “Es decir, alguien gana claramente, pero no tan grandemente para que se pueda olvidar del otro. Si hay algo valioso del 5 de octubre es que la distancia fue suficiente para que nadie pudiera impugnar, pero a la vez fue suficientemente corta para que el ganador no pueda olvidarse de que hay otro que piensa distinto y por lo tanto tenga que sentarse a conversar”.
A continuación, tomó la palabra la profesora Ovalle, quien aseguró que, en los últimos días, junto con todas las demandas sociales, se ha ido instalando un cuestionamiento a la legitimidad de la constitución vigente en cuanto pacto político, y que en ese contexto, cuando no es reconocida o validada socialmente, la reforma constitucional deja de ser un camino útil.
Sobre el acuerdo mismo, la profesora valoró la capacidad de los partidos políticos de acercar posiciones y de adquirir el compromiso de desarrollar el proceso constituyente dentro de la institucionalidad. En la misma línea, resaltó la importancia de la Comisión Técnica propuesta, ya que “los asuntos que aún quedan abiertos distan mucho de ser por menores de naturaleza técnica. Creo que en estos detalles se juega la posibilidad de dar origen a un nuevo pacto de unidad o a la casa de todos. Todo se juega en estos detalles”.
También se refirió a los quórums establecidos en el documento. “Entiendo que el objetivo es forzar el acuerdo, pero la institucionalidad tiene que preveer que ese acuerdo podría no ser alcanzado. Entonces, ¿cuál va a ser la solución o la regla de salida para evitar que aspectos esenciales que deben estar cubiertos en la Constitución sigan siendo regulados en ella?”. La académica finalizó refiriéndose a la importancia de la participación ciudadana. “Si el proceso no va acompañado de una formación ciudadana rigurosa y exenta de cualquier ánimo proselitista, el resultado no será genuinamente expresión del sentir ciudadano”.
Finalmente tomó la palabra el profesor Zapata, quien también comenzó haciendo alusión a la violencia e hizo un llamado a recordar que “ningún fin, por más noble y justo que sea, justifica levantar la mano contra el otro”.
Sobre el acuerdo, indicó que le va a entregar a la ciudadanía oportunidades y tiempo para decir lo que se quiera decir. “Me gusta porque tenemos cinco meses para pensar, conversar. Me gusta que los partidarios de la actual Constitución tengan esa oportunidad y tendrán una segunda oportunidad. Este primer plebiscito va a ser un poco injusto con la opción de la Constitución actual, porque va a competir con una idea, y es una pelea inequitativa, pero el último, el de cierre, va a confrontar la actual Constitución con el proyecto que salga y si lo que ocurre ahí es un papelón, yo espero que todos tengamos claro que el país va a tener la ocasión de resolver”.
El principal problema de la Constitución actual, finalizó, es que terminó siendo percibida por mucha gente como la constitución de algunos y no de otros. “No es ridículo lo que pasó en las marchas. No puede ser que estemos usando la Constitución cada vez que alguien plantea una política pública que no nos gusta o que amenaza nuestros intereses. Y eso ha venido pasando y eso hay que cambiarlo. Necesitamos una Constitución que sea casa de todos”.
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