Los académicos, galardonados en el marco de la Ceremonia de Inauguración del año académico, destacaron en todos los Principios Orientadores para una Docencia de Calidad UC.

El pasado 29 de marzo se desarrolló la Ceremonia de Inauguración del Año Académico de la Universidad, instancia en la que el Rector entregó su cuenta pública y distinguió a profesores y alumnos con los premios de Reconocimiento a la Excelencia Docente (PRED), de Creación Artística y Espíritu UC.

En la oportunidad dos profesores de la Facultad fueron galardonados con el PRED, Mario Correa B. y Cristián Villalonga, el primero en categoría general y el segundo en categoría iniciación.

El premio, otorgado por primera vez el año 2007, forma parte de las iniciativas que la Vicerrectoría Académica realiza para promover la mejora e innovación de las prácticas docentes al interior de la universidad y busca reconocer a aquellos académicos que realizan un trabajo docente de excelencia, cumpliendo con la misión de la universidad de formar profesionales de calidad, y que destaquen en el logro de todos los Principios Orientadores para una Docencia de Calidad UC.

El profesor Mario Correa B., quien este año cumple 50 años de docencia en la UC, aseguró sentirse honrado por la distinción, la que me alienta a “seguir mejorando en metodologías y en la atención muy personalizada a los alumnos, porque al fin de cuentas nuestra misión es formar personas integralmente, desde la perspectiva de la antropología católica; y eso no se logra sólo impartiendo clases, sino poniéndose al servicio de los alumnos”.

En esta misma línea, el profesor Villalonga, quien asumió recientemente como el Secretario Académico de la Facultad, agregó “cualquiera sea el contexto o las metodologías, hay que estar atento para encontrar nuevas oportunidades que favorezcan la verdadera actividad universitaria, destinada siempre a la búsqueda del bien y la verdad”. Lo más importante, agregó, “es recordar que los alumnos no son números, son personas que están en proceso de formación. Hay que escucharlos, intentar conocerlos por su nombre, ponerse en sus zapatos y recordar que alguna vez también estuvimos al otro lado de la sala de clases”.