En el marco de la celebración de los 100 años del ingreso de San Alberto Hurtado como estudiante de Derecho en la UC, la casa de estudios renombró su Salón de Honor con el nombre del santo chileno.

“La Universidad debe ser el cerebro de un país, el centro donde se investiga, se planea, se discute cuanto dice relación al bien común de la nación y de la humanidad. El universitario, que está llamado a ser cerebro, se contenta con ser brazo o boca. El universitario debe llegar a adquirir la mística de que en el campo propio de su profesión no es solo un técnico, sino el obrero intelectual de un mundo mejor”. Padre Alberto Hurtado. (Página 65 del libro Un fuego para la universidad que recoge una selección de escritos de San Alberto que iluminan el quehacer del mundo académico). 

Esas y muchas otras palabras dedicó San Alberto Hurtado a la UC para entregar una misión importante a sus académicos y a sus estudiantes. 

El santo chileno dejó una huella imborrable en su paso por la casa de estudios, por lo cual en este año que se conmemoran los 100 años de su ingreso como estudiante de la Facultad de Derecho, se ha renombrado el Salón de Honor de la Casa Central como Salón San Alberto Hurtado. 

En la ceremonia el rector Ignacio Sánchez hizo un recorrido por cuatro momentos importantes de la relación que tuvo el sacerdote con la UC, explicando que la primera comprende sus cinco años como estudiante de Derecho; luego, desde Lovaina, su decisiva colaboración para la fundación de la Facultad de Teología; posteriormente, en sus años de ministerio sacerdotal en Chile, el Padre Hurtado fue profesor en Educación y Derecho, y predicó muchos retiros tanto a los profesores como a los estudiantes de la UC; finalmente, su último testimonio, fue su enfermedad y su muerte en el Hospital Clínico de la universidad.

“San Alberto hizo un gran aporte a la fundación de la Facultad de Teología (1935) mientras realizaba sus estudios en la Universidad de Lovaina. Colaboró con la búsqueda de profesores de alto nivel y libros para formar una biblioteca", relató el rector. “Vivió su vida como un disparo a la eternidad. Este apostolado intelectual de San Alberto en la UC no fue un impedimento en su vida de santidad, le permitió ayudar a Dios y a los hombres por medio de los estudios y la educación”, recalcó.

Posteriormente, Carlos Frontaura, decano de la Facultad de Derecho, señaló: "Al nombrar este salón en honor a quien ofrendó su vida entera al Señor, lo hacemos para implorar su intercesión al padre Dios para todos quienes integramos nuestra universidad y comprender la misión que nos pide Dios".

"Hoy más que nunca tenemos la oportunidad de comprender el paso profundo de San Alberto por nuestra universidad donde dejó una huella imborrable y demostró que la universidad es mucho más que la satisfacción de una vocación académica, sino que también una posibilidad de servir a los demás y buscar la santidad", expresó el Decano.

A continuación se realizó un panel interdisciplinario en el cual diferentes expertos compartieron pensamientos y acontecimientos de la vida del santo chileno. La moderadora fue la directora de Escuela de la Facultad Derecho, Magdalena Ossandón, y estuvo compuesto por Samuel Fernández, académico de la Facultad de Teología; Teresita Tagle académica de la Facultad de Derecho; Guillermo Marini, secretario académico de la Facultad de Educación; y Fernando Valenzuela, estudiante de la Facultad de Derecho. 

La ceremonia finalizó con la bendición de la nueva placa ubicada a la entrada del Salón de Honor San Alberto Hurtado, realizada por el Vice Gran Canciller, Tomás Scherz. 

Finalmente se regaló a todos los asistentes el libro "Un fuego para la Universidad" editado por Ediciones UC y reimpreso especialmente para esta ocasión. 

Información periodística: Virginia Soto-Aguilar C., Dirección de Comunicaciones, msotoagu@uc.cl

Revisa el vide de la Ceremonia aquí

Revisa la galería de imágenes aquí

myFlickr