El Mercurio (edición Sostenibilidad y Energía)

Ignacio Urbiña Director Programa de Sostenibilidad Corporativa

El pontificado del Papa Francisco, desde un inicio, tuvo un particular énfasis social. Su original llamado a una Iglesia 'en salida' para difundir el Evangelio a las 'periferias humanas' (Evangelii Gaudium, 2013, 43), junto con su decidido mensaje a los jóvenes, a quienes los convocó a 'hacer lío' (previo diagnóstico de la escasez de fuentes de trabajo) (Río de Janeiro, 2013), marcaron tempranamente un énfasis por las enseñanzas sociales de la Iglesia, las que posteriormente fue complementando con aportes sobre el medioambiente (Laudato Si, 2015), la familia (Amoris Laetitia, 2016), la amistad social (Fratelli Tutti, 2020), entre otros.

En este contexto, el Papa Francisco vio en la actividad empresarial a una 'noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos', precisando que 'la creación de puestos de trabajo es parte ineludible de su servicio al bien común' (Laudato Si, 129). Respecto al trabajo, a su vez, lo distinguió como 'la mejor ayuda para un pobre, el mejor camino hacia una existencia digna' (Fratelli Tutti, 162). Asimismo, respaldó el concepto de desarrollo sostenible como alternativa a una cultura del descarte que acentúa la exclusión de los más desfavorecidos (discurso en Nueva York, 2015).

Bajo estos valores de la doctrina social de la Iglesia, las empresas pueden desempeñar un rol crucial. La sostenibilidad corporativa consiste en un enfoque empresarial para generar valor en el largo plazo, tanto para las empresas como para sus socios y grupos de interés, haciendo énfasis en una adecuada gestión de los factores sociales, ambientales y de gobernanza. Una empresa sostenible, en síntesis, no solamente beneficia a sus dueños, sino que también a la sociedad en su conjunto. Es ahí donde las empresas pueden contribuir a la promoción de la dignidad humana, a la protección de la familia, al respeto por el estado de derecho, a la movilidad y a la cohesión social. Todos estos objetivos fueron puestos de relieve en el magisterio del Papa Francisco.

En particular, frente a la complejidad de los fenómenos sociales y ambientales —lo que supone una especial dificultad sobre la forma de identificar y gestionar los problemas empresariales—, el Papa Francisco desarrolló el concepto de 'ecología integral' (Laudato Si, IV). Esta supone la necesidad de integrar saberes y perspectivas, incluyendo aquellas que nacen desde las propias comunidades y del territorio, con su cultura, su historia y sus problemáticas.

En efecto, esta visión del Papa Francisco sobre la ecología integral ha permitido trabajar la sostenibilidad en las empresas. Al considerar los aspectos sociales, económicos y ambientales, junto a la cultura, la vida cotidiana y el bien común, las empresas pueden desarrollar herramientas concretas para afianzar su relación con el entorno, volviéndose más estables en el largo plazo. Así, por medio del propósito corporativo, la debida diligencia, el análisis de materialidad del directorio, la búsqueda de una fructífera relación con los grupos de interés y el establecimiento de una cultura de ética e integridad, las empresas encuentran orientaciones indispensables para enfrentar los complejos y cambiantes ecosistemas sociales, políticos y ambientales.

En tiempos de cambio, como los que ha sufrido nuestro país en los últimos años, es oportuno recordar este legado del Papa Francisco. El desarrollo empresarial sostenible no solo es compatible con el progreso y la cohesión social, sino que necesario para el bien común.

*Esta columna también fue escrita por Juan Eduardo Ibáñez, Secretario General UC

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