El Mercurio

Ricardo Irarrazabal 2017 158x158

Señor Director:

Es muy probable que el Papa Francisco, en materia de doctrinas sociales, sea recordado especialmente por la Encíclica Laudato si'. Aunque algunos la consideran como una 'encíclica verde', una lectura armónica de la misma debiera llevar a considerarla una encíclica profundamente humana y espiritual.

Así, más que desconectar lo ambiental de lo humano, lo que hace es enlazar el ambiente a la persona, a través de la ecología integral, 'que incorpore claramente las dimensiones humanas y sociales', dado que la crisis es una sola y se denomina 'socio-ambiental'. Resulta emocionante la humanidad de esta encíclica, cuando señala que resulta difícil escuchar los gritos de la naturaleza 'cuando no se reconoce en la realidad misma el valor de un pobre, de un embrión humano, de una persona con discapacidad'. Es la misericordia, palabra y acción fundamental de su pontificado.

Y también resulta conmovedora cuando habla de la belleza y de la contemplación de la obra creadora de Dios, en que tras la muerte terrenal 'nos encontraremos cara a cara frente a la infinita belleza de Dios'. Qué dicha y gozo tuvo que haber tenido el Papa Francisco en su viaje 'hacia el sábado de la eternidad, hacia la nueva Jerusalén, hacia la casa común del cielo'. Es la esperanza que animó profundamente al Papa Francisco y que nos transmitió a todos.

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