Diario Financiero

Jorge Sahd 250x250

Los riesgos geopolíticos llegaron para quedarse y son el elemento de mayor incertidumbre para los mercados internacionales. Conflictos bélicos abiertos, crisis migratoria a nivel global, rivalidad Estados Unidos-China y la criminalidad en América Latina, parecen no ceder.

Llevados por la inercia, empresarios, inversionistas y autoridades locales tienden a poner mayor atención a las condiciones financieras globales y el escenario local, en desmedro de tensiones geopolíticas que pueden transformarse en la mayor fuente de disrupción de los mercados. No por nada, los CEO a nivel global sindicaron estos riesgos el 2023 como el tercero más relevante en la conducción de las empresas.

La guerra comercial de 2019 entre los Presidentes Trump y Xi Jinping demostró que la geopolítica sería más incidente en los mercados globales. La rivalidad estratégica entre EEUU y China es hoy la principal fuente de tensión global, porque no solo enfrenta a las dos principales potencias, sino que compromete a un centenar de socios compartidos, como Chile.

La licitación del cable submarino, la compra de CGE por parte de un mega consorcio chino, el caso pasaportes, entre otros, demuestran que nuestro país no tiene una respuesta frente a la confrontación sino-americana, disputa que crecerá y se hará más compleja con la mayor orientación china a invertir en sectores estratégicos: tecnología y telecomunicaciones, energías renovables y minerales críticos.

Otra fuente de tensión geopolítica y con impacto en los mercados globales es el llamado 'nuevo proteccionismo'. Bajo la excusa de incentivar la transición energética, las potencias han desplegado una batería de subsidios y restricciones en un revival de la política industrial. La Ley para el Control de la Inflación americana (IRA), el Made in China 2025 o la Ley Europea de Chips son expresión de la competencia de las potencias por las cadenas de suministro, aún a costa de fragmentar y encarecer el comercio global.

La menor contención de los conflictos bélicos y guerras es otra fuente de riesgos geopolíticos. Estados Unidos, como potencia hegemónica, ha perdido fuerza e interés en ser ese guardián global que ponía orden en la casa. A más de 800 días, la guerra de Rusia en Ucrania está lejos de alcanzar un acuerdo y la paciencia de los contribuyentes americanos de financiar el apoyo a Ucrania parece más difícil, mientras los ataques en Gaza comienzan a extenderse a otros territorios, en un medio oriente que concentra 2/3 de las reservas mundiales de petróleo.

Por si fuera poco, el mundo va entrando a una crisis global de refugiados y migrantes, generando tensiones políticas y sociales en Europa, Estados Unidos y la propia América Latina. En nuestra región, la permanencia del régimen de Maduro podría derivar en una ola de tres a cinco millones de nuevos migrantes, prácticamente imposible de absorber por los países. Para rematar, Taiwán persiste como una zona caliente que, mal gestionada, puede derivar en un conflicto a escala global y sin precedentes.

Los mercados y autoridades locales, seguidoras del panorama financiero y económico global, deben tomar mayor atención a los riesgos geopolíticos que están moldeando el orden internacional e introduciendo incertidumbre a los mercados globales. La era de la liberalización económica está desafiada y la seguridad global, en descenso. Nos encaminamos, tarde o temprano, a un escenario distinto al que nos acostumbramos.

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