Revista Mensaje
En clases de Derecho Constitucional enseñamos acerca de la periodización de las constituciones, siendo las más importantes las constituciones de 1828, de 1833, de 1925 y después la de 1980, hoy vigente.
Recordemos que mientras la Comisión Ortúzar y el Consejo de Estado trabajaban en la Constitución de 1980, en paralelo el Grupo de los 24 formulaba críticas, argumentando que se estaba quitando el poder constituyente al pueblo y que se requería una nueva Constitución mediante una asamblea constituyente. Es un ejemplo, como escribió el profesor Sergio Verdugo, de cómo han ido variando en el tiempo las razones de justificación del cambio constitucional: de la crítica original del Grupo de los 24 a los enclaves autoritarios y la imposición de la Constitución, a la crítica neoliberal, a los enclaves autoritarios en versión 2.0, que son la «Constitución tramposa» de Fernando Atria. Con el estallido social esta dinámica cambió: están ahí la dimensión terapéutica de reencuentro que tiene el proceso y la conversación pública en torno al Chile futuro. Esa dimensión se ha perdido. El proceso constituyente cayó en la polarización de la élite política y desde entonces esa conversación de futuro fue reemplazada por un debate político más, debate donde lo que importa es propinar una derrota al adversario...