El Mercurio
Como una declaración 'idónea' que puede influir positivamente en la paz social fue visto por diversos sectores el documento que la Conferencia Episcopal (CECh) dio a conocer la noche del martes, en el que entrega su mirada sobre los ejes de la nueva propuesta constitucional. En ella los obispos declaran 'no observar objeciones éticas determinantes, lo que significa que es legítimo que ante las soluciones y normas que ella contiene pueda haber en la ciudadanía posturas diversas y plurales'.
Además, el episcopado valora positivamente, entre otros, la forma en que quedó consagrada la dignidad humana y el respeto a la vida, el derecho a la educación, la libertad religiosa y los principios de solidaridad y subsidiariedad.
María Loreto Cruz, vocera de Voces Católicas, comenta que 'siempre me pone feliz que como Iglesia estemos inmersos en la sociedad. Creo que la esencia del cristianismo es ser ‘sal y luz del mundo'. Por lo tanto, no tener ‘objeciones éticas' y dejar abierta las opciones de voto a la libertad del discernimiento de cada creyente según su conciencia es lo más idóneo para ayudar a impulsar un proyecto común de manera pacífica'.
La secunda Antonio Amado, director del Centro de Estudios Generales de la U. de los Andes, quien cree que 'el análisis es positivo en cuanto en el texto constitucional se recogen principios que forman parte de lo que la Iglesia enseña como fundamental para reconocer la dignidad humana y la posibilidad de una convivencia justa entre los seres humanos (...). No se trata de afirmar que el texto constitucional es positivo en el sentido político, sino de afirmar positivamente que se recogen los elementos fundamentales para que sea posible vivir en sociedad procurando el bien de todos'.
Asimismo, el rector de la U. Católica, Ignacio Sánchez, postula que 'la Conferencia Episcopal se basa en cuatro aspectos fundamentales, que también lo son para nuestra institución, y en todos ellos no observa grandes riesgos (...). Creo que el análisis muestra que el texto va en la línea de tener una buena convivencia en lo social, lo que yo también comparto'.
En una línea similar, María Elena Pimstein, directora del Centro UC Derecho y Religión y profesora de Derecho Canónico, observa que los obispos señalan no querer dar una opinión política y, además, advierten que los problemas del país no los va a solucionar una Constitución. Sin embargo, explica que la declaración que hace la CECh es justamente un ejercicio de la libertad religiosa dado que la Iglesia puede dar su mirada en lo referente al bien común.
Realidad del país
Para el académico Marcial Sánchez, doctor en Historia especializado en la Iglesia Católica, 'la Conferencia Episcopal no observa la realidad chilena, no en la forma adecuada (...). Esta declaración no tiene un análisis de fondo que incluya elementos históricos y de derecho canónico. Es simple y obvia, por lo que siendo un tema tan relevante, me hizo falta un documento más acabado, fundado en la realidad de las personas'.
A su juicio, esto da cuenta de que esta Conferencia Episcopal 'dista mucho de otras, como la del cardenal Raúl Silva Henríquez, que no dudaba en dar su mirada de la realidad del país de manera mucho más profunda'.
Por otro lado, se observó un contraste entre el análisis de este texto y el de aquel que emanara de la Convención y fuese rechazado ampliamente por los chilenos. En dicha ocasión, los religiosos afirmaron tener una 'valoración negativa' de las normas que 'permitían la interrupción del embarazo, dejaban abierta la posibilidad de la eutanasia o plantean limitaciones a la libertad religiosa'.