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15 de noviembre 2019: fecha que dio vida al Acuerdo por la Paz y Nueva Constitución y que pavimentó el camino hacia el proceso constituyente. Y antes de que se eligieran los convencionales, una Mesa Técnica conformada por abogados constitucionalistas de distintos sectores trabajaron para materializar el acuerdo en una serie de aspectos. Entre otros, fijaron como tope el plazo de un año para todo aquel convencional elegido que quisiera presentarse a una nueva elección popular.

Uno de los miembros fue el abogado constitucionalista de la PUC, Arturo Fermandois. Explica: “Las fechas de elecciones futuras estaban sujetas a posibles modificaciones, por lo que no había certeza de cuál o cuáles elecciones se podrían instalar después de la disolución de la Convención. Por eso, se adoptó el criterio de un año con la idea de evitar un aprovechamiento del cargo de convencional para fines electorales posteriores”.

Otro integrante de la Mesa fue el también constitucionalista de la PUC, Sebastián Soto. Admite que la Mesa solo se encargó de replicar lo que estaba en el Acuerdo. “Las personas que actualmente ocupan cargos públicos y de elección popular cesarán en su cargo por el solo ministerio de la ley al momento de ser aceptada su candidatura por el Servicio Electoral al órgano constituyente. Los miembros del órgano constitucional tendrán una inhabilidad sobreviniente para ser candidatos o candidatas a cargos de elección popular por un año desde que cesen su mandato”, se lee en el texto de noviembre de 2019.

El factor coronavirus en el cronograma electoral

La llegada del coronavirus modificó todos los planes electorales, esto porque en primera instancia el plebiscito estaba fijado para abril del 2020, las elecciones de convencionales en octubre del 2020, los convencionales asumían aproximadamente en diciembre del 2020, y el término del proceso coincidía con las elecciones parlamentarias del 2021. Nada de esto ocurrió.

Si bien es cierto, las parlamentarias mantuvieron la fecha estipulada, finalmente el plebiscito se desarrolló en octubre del 2020 y la elección de convencionales en abril del 2021.

A las palabras dichas por Fermandois se suma otro integrante de la Mesa que participó en las maratónicas jornadas, pero que prefiere mantener su nombre en reserva: “El año tenía sentido porque así les impedías competir en las elecciones que ya pasaron, ya que la Convención iba a propiciar mucha repercusión mediática y conocimiento, por lo que iban a quedar en ventaja”.

Quienes participaron del trabajo técnico señalan que, al posponerse las elecciones cambió todo el diseño: “Ahora da lo mismo si hay inhabilidad. Porque al entrar en vigencia la nueva Constitución desaparece esa inhabilidad, y pueden ser candidatos desde el año que se celebran las elecciones”. Agrega un abogado de la Mesa Técnica: «Salvo que los propios convencionales se inhabiliten de participar en un próximo proceso electoral. Cosa que no creo que suceda”.

Se fortifican movimientos y organizaciones que no son partidos políticos

En el borrador de nueva Constitución hay varios cambios con respecto a los partidos políticos y sistema electoral, lo que hace suponer que el nuevo escenario al cual se pueden enfrentar convencionales que busquen ser candidatos en futuras elecciones será distinto al actual.

Según el borrador, en el acápite sobre el Servicio Electoral no se habla de partidos políticos sino de “organizaciones políticas”. “Esto permitiría una narrativa antipartidista, pero comportándose como tal”, señala el académico de la Universidad Adolfo Ibáñez, Cristóbal Bellolio.

Por cierto que la plurinacionalidad también es otro criterio para el futuro sistema electoral. “Se ordena la creación de un Registro Electoral Indígena y escaños reservados en los órganos colegiados de representación popular a nivel nacional, regional y popular, en proporción a la población indígena dentro del territorio respectivo, aplicando criterios de paridad en sus resultados”, dice el borrador de nueva Constitución.

Con estos antecedentes, Bellolio acota que por lo visto en la Convención, estos nuevos ajustes afectarían principalmente a los partidos de centroizquierda y de derecha. “La paridad no afecta mucho a los partidos porque se reparten de igual a igual, pero con los escaños reservados se ha demostrado que no hay una distribución proporcional. Todos los escaños reservados han tenido una agenda bastante cargada hacia la izquierda. Hasta ahora los escaños reservados se han comportado como una sola bancada con una agenda de reivindicación más radical”.

Y remata: “A la derecha y centroizquierda les puede complicar que un próximo Congreso tenga la misma fisionomía que la Convención”.

El cientista político Kenneth Bunker ve un debilitamiento por parte de los partidos políticos, ya que según explica hasta ahora tenían bastante fuerza y un sistema estable. De hecho, piensa que tanta estabilidad a través del tiempo trajo consecuencias: “Vino el estallido social e irrumpieron las organizaciones sociales y listas de independientes. Con la nueva Constitución se debiesen fortificar movimientos y organizaciones que no son partidos políticos al menos en lo representativo”.

Adicionalmente, sostiene que “los partidos políticos quedan debilitados principalmente porque para qué vas a formar un partido, si puedes crear otro tipo de figura”.

El académico de la Universidad de Talca y experto electoral Mauricio Morales comenta que la propuesta de nueva Constitución «no dedica ningún artículo sobre partidos políticos. Por tanto, los partidos seguirán siendo regulados por la actual ley, salvo que se le realicen modificaciones”.

Y analiza a largo plazo: “Para los comicios de 2026 se renovará la Cámara (de Diputados) completa y, probablemente, se escoja la nueva Cámara de las Regiones en su totalidad, salvo que se respeten los 8 años de los actuales senadores y que la conformación de esta Cámara sea gradual. A esas elecciones llegaremos con una izquierda distinta, que en caso de mantenerse como coalición de gobierno, competirá en una lista desde el PS hasta el PC, pasando por el Frente Amplio”.

En relación a la derecha, piensa que “no se vislumbran grandes cambios, a excepción de que el pacto de derecha incluya a Republicanos”.

Advierte: “El partido que corre peligro es la DC, pues se quedó sin socios, y competir en solitario en un sistema electoral como el que tenemos, es prácticamente una condena a muerte, en especial por el acelerado deterioro electoral del partido”.

Sumado a esto los convencionales podrían contar con cierta ventaja para las elecciones más cercanas. Aparte de haberse hecho un nombre y tener participación en matinales, entrevistas y presencia en redes sociales, a propósito del plebiscito del 4 de septiembre, han tenido «semanas territoriales» para hacer campaña. Y no solo en los distritos por los que fueron electos.

Desde la misma Convención, la mayoría de los constituyentes de izquierda han criticado la «política de los últimos 30 años», al Congreso y a los partidos políticos. De hecho tanto convencionales como analistas han señalado que el eventual nuevo Congreso de Diputadas y Diputados -tal como quedó establecido en el borrador de nueva Constitución- será muy similar a la Convención.

Para las elecciones, los constituyentes de escaños reservados «se van a transformar en líderes de sus pueblos»

Con el camino despejado y sin inhabilidades, cabe preguntarse quiénes de los 154 que componen la Convención Constitucional, son cartas para los próximos desafíos electorales que se avecinan.

El borrador estipula que el sufragio será universal, igualitario, libre, directo, secreto y obligatorio para las personas que hayan cumplido 18 años. Y agrega una novedad: el sufragio será voluntario para las personas de 16 y 17 años de edad, lo que puede incidir en los resultados.

Morales apuesta a que gran parte de los convencionales decidirá postularse a otro cargo de representación popular, pero que en su mayoría serán los más jóvenes. Resalta: “Se convertirán en parte de la renovación de sus respectivos partidos, mientras que los independientes podrán competir quizás no en solitario, pero en esa misma calidad aunque bajo el alero de un partido”.

Bunker destaca, por parte del Frente Amplio, a Fernando Atria y Jaime Bassa. Mientras que en la derecha a Hernán Larraín Matte, y también quienes son más conocidos como Cristián Monckeberg.

Pero hace un punto y recalca el factor de los escaños reservados: “Los más relevantes son los convencionales de los Pueblos Originarios, porque a pesar de participar poco en política como se vio en la Consulta Indígena, los convencionales se van a transformar en líderes de sus pueblos”.

Bellolio coincide con Bunker en los nombres de Bassa, Atria y Larraín Matte. Y agrega a otros que, a su juicio, han hecho un buen trabajo. Dentro de Apruebo Dignidad menciona a Bárbara Sepúlveda (PC), Giovanna Roa y Amaya Álvez (ambas de RD). En el Colectivo Socialista, nombra a Pedro Muñoz, Tomás Laibe y Ricardo Montero. Y por el lado de Independientes No Neutrales al vicepresidente de la Convención Gaspar Domínguez y Tammy Pustilnick.

Sobre la derecha, señala: “Creo quienes están mejores posicionados, son aquellos que trataron de generar puentes con la izquierda, que tendieron la mano, pero que finalmente no recibieron mucho a cambio. Pienso en Hernán Larraín Matte, Cristián Monckeberg y Rodrigo Álvarez, pese a que estos dos últimos no son nuevos en política”.

¿Y los jóvenes? El académico responde: “Muchos de los que llegaron a la Convención quedaron un poco ‘tostados’, porque tuvieron poco margen de maniobra y se vieron obligados a la confrontación. Ricardo Neumann podría haber sido interesante, pero él y el resto quedaron en una posición donde siempre han tenido que llevar la contra, y eso les impidió brillar”.

Ampliar restricciones a constituyentes para asumir cargos públicos

Desde el Congreso también se sumaron al debate en relación a las “inhabilidades” de los convencionales una vez que finalice el proceso. En ese plan, diputados de la UDI (entre ellos, Sergio Bobadilla y Flor Weisse) presentaron un proyecto de ley para que se les impida, en un período de un año, desempeñar cargos públicos de cualquier naturaleza, exceptuando la docencia.

La propuesta aborda la relación entre convencionales y el gobierno del Presidente Gabriel Boric, ya que establece como principal propósito que constituyentes no ocupen puestos en el Gobierno con el fin de reforzar la probidad y transparencia. Además, de evitar que dichos cargos sirvan como plataforma política de cara a las próximas elecciones.

La diputada Weisse señaló a El Mercurio: “Una gran parte de los convencionales han legislado teniendo el programa de gobierno del Presidente Boric como libro de consulta. Esto creó una suerte de dependencia no buscada entre el Gobierno y convencionales”.

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