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No generar expectativas sobre lo que una nueva Constitución puede o no lograr, buscar acuerdos mínimos sobre principios generales y terminar pronto con las incertidumbres, son algunos de los aspectos indispensables que identifica la abogada constitucionalista y académica de la Universidad Católica, Constanza Hube, en el actual debate constitucional.

«Hay que tener claro que no existe una hoja en blanco, existen las instituciones fundamentales del derecho constitucional, que toda Constitución puede desarrollar más o menos, pero que no se puede prescindir de ellas», señala la experta.

-Se ha valorado de manera transversal el acuerdo del oficialismo y de la oposición. Pero con el correr de los días se han conocido distintas interpretaciones. ¿Cómo ve el proceso desde la firma del acuerdo al día de hoy en que se está definiendo la comisión técnica?

-El acuerdo, en términos generales, tiene cosas buenas, cosas malas y cosas feas. Lo bueno es que se haya podido llegar a un acuerdo entre posiciones tan diferentes, donde finalmente los parlamentarios renunciaron a sus posiciones iniciales. Eso siempre es una muy buena noticia. Dar una salida institucional también fue una muy buena noticia. Eso es súper relevante y muy destacable. Lo malo es esta definición, que no se dice expresamente en el acuerdo, pero sí se ha dado a entender de manera transversal, que no se parte de un texto, como que no se parte de nada en el fondo, y eso es un tremendo error porque no es necesario partir con la Constitución actual, pero sí entender que las instituciones no parten de cero y que Chile no partió ahora. Esta lógica refundacional me parece que es un tremendo error y puede traer una serie de complicaciones para que la Constitución finalmente quede armónica y bien estructurada, independiente de la manera que se le dote de contenido.

-¿Y según esta lógica, cuál es la parte «fea»?

-La parte quizás más fea tiene que ver con el hecho de que se haya publicado el acuerdo y ya salieron muchas interpretaciones distintas respecto, por ejemplo, de lo que se entiende por los dos tercios, como si en el fondo este acuerdo fuera una suerte de norma y que esté sujeta a distintas interpretaciones. Es la parte más bien fea de la situación, el hecho de que ya estemos buscando resquicios, que ya estemos hablando del poder de veto. Esa no es la manera de enfrentar esto. Hay que tener claro que no existe una hoja en blanco, existen las instituciones fundamentales del derecho constitucional, que toda Constitución puede desarrollar más o menos, pero que no puede prescindir de ellas.

-¿Cuando habla de refundacional se refiere al concepto de «la hoja en blanco» que quedó plasmado en el acuerdo?

-A mi juicio no existe la hoja en blanco en términos prácticos, existen instituciones fundamentales, tradiciones del derecho constitucional que toda Constitución puede desarrollar de distinta manera, más o menos, agregar o sacar ciertas cosas, pero no puede prescindir en ningún caso de ellas. Hablar de la hoja en blanco, como si la Constitución fuera una suerte de árbol de los sueños de las personas me parece que no solamente que es un error en términos de no considerar la tradición constitucional, sino que además está generando expectativas que eventualmente pueden verse frustradas respecto de la ciudadanía, y me parece que eso es muy grave.

-¿En concreto uno puede decir que la actual Constitución, para algunos la del 80 y para otros la del 2005, deja de regir con el plebiscito de abril o deja de regir con el plebiscito ratificatorio en dos años más?

-Me parece que está contestada en el acuerdo. O sea, una vez que se promulgue y se publique la nueva Constitución, en el entendido que gana el apruebo de nueva Constitución en abril, en el entendido de que la Convención Constitucional sea mixta o no sea mixta, se llega a un acuerdo, se somete a un plebiscito ratificatorio y gana el plebiscito ratificatorio. En el minuto que se promulga y se publica dicha Constitución se deroga orgánicamente la Constitución actual, eso lo dice específicamente el punto seis del acuerdo. Por lo tanto, en ese contexto uno entiende que la Constitución actual está vigente hasta que se promulga y se publica la nueva Constitución.

-¿Se trabaja sobre ella, entonces, o eso podría no ser aceptado por quienes hablan de «hoja en blanco versus actual Constitución? Porque si rige, uno podría pensar que se está trabajando sobre ella…

-A mi juicio esa era la manera razonable de trabajar. De hecho, he escuchado constitucionalistas de distintos sectores, incluyendo al constitucionalista Patricio Zapata que planteaba que la lógica decía que se iba a hacer un escrutinio, una suerte de evaluación de las normas que tiene la actual Constitución. Pero lamentablemente eso fue antes del acuerdo. Hoy día, es una cuestión que va a tener que resolver en parte la comisión técnica, pero es una cuestión que está bien abierta, donde hay distintas interpretaciones y no hay claridad al respecto. Yo esperaría que se trabaje sobre un texto específico, pero eso es algo que lamentablemente hoy día no está bien definido y es por eso que han salido tantas interpretaciones distintas en relación con eso.

-Se supone que el espíritu del pacto es que cada artículo se vote con quórum de dos tercios para llegar a grandes acuerdos. ¿Si un punto no logra esos dos tercios se vota por mayoría simple? ¿Eso podría forzar que muchos temas sean llevados al quórum de ley simple, o sea a 50 más 1?

-Es que ahí es donde está la parte fea porque al final del día el espíritu, según lo que yo entiendo del acuerdo no era ese, no era que que todo lo cual a lo que no se llegara a acuerdo tuviera que pasar a quórum de ley simple, porque en el fondo eso no tiene ningún sentido. La gracia de este asunto es que se logren grandes acuerdos respecto de temas que son esenciales. Por ejemplo, si no se llega a acuerdo respecto a las reglas del Congreso, ¿no va a haber tramitación de la ley? ¿No va a haber Congreso? La manera de enfocar esto es poder ponerse de acuerdo, al menos en líneas generales, en capítulos generales, ciertos esqueletos de lo que tiene que tener la Constitución como principios generales o temas generales. Por ejemplo, la regulación de los poderes clásicos, el poder Ejecutivo, Legislativo, Judicial, el Banco Central, la autonomía de la Contraloría, tener un control constitucional efectivo. Son temas que en grandes líneas podría llegarse a acuerdo y después, por último, ver los detalles, en lo que sería una suerte de discusión en particular. Pero el hecho de partir de cero y que solo lo que logre los dos tercios se va a agregar y que si no, no se agrega nada, podemos terminar con una Constitución irrelevante, una Constitución que no va a tratar temas que son esenciales. No es posible entender que haya algunos temas que puedan ser tratados en la ley en circunstancias que necesariamente tienen que tener un rango supralegal. Este tema de la hoja en blanco es muy complejo y muy riesgoso.

-También hay senadores que han planteado que luego de que la Convención tenga listo el texto de una nueva Constitución, es necesario someter todo «el pack» a votación con quórum de dos tercios y después llevar eso al plebiscito de salida.

-Lamentablemente no hay una certeza respecto de eso. Lo lógico sería que si no existe un texto orgánico después de haber votado cada punto por dos tercios, el que haya una votación en términos comunes o, al menos, que resuelva contradicciones o incoherencias que puedan existir antes de someter esa propuesta a plebiscito ratificatorio, me parece bien. No lo dice el texto de manera expresa, pero es bastante lógico plantearse esa posibilidad.

-Sería como una «preaprobación» antes del plebiscito…

-Como la idea es que al acuerdo funcione, me parece que lo más lógico sería una suerte de idea de legislar y luego votación en particular. O sea, discutir en general ciertos temas que entendemos y que estamos de acuerdo que tienen que estar en la Constitución y luego discutir respecto de la aplicación o de la discusión en particular. Eso es algo que es súper posible, es súper razonable. Podría ser una buena manera de tener ciertas certezas y seguridad respecto de los temas que se van a tocar. Sobre el fondo de esas propuestas por supuesto que es algo que se tiene que dejar a la discusión de la convención porque para eso se está otorgando el mandato. Si uno quiere tratar de que funcione, esa es una manera que me parece súper lógica para no tener tanta incertidumbre. Quienes dicen «mire esta cuestión realmente nace de una hoja en blanco», bueno esto puede ser una buena manera de poder zanjarlo, donde no se deje amarrado el contenido, pero sí al menos ciertas instituciones básicas.

-Un «esqueleto» como usted mencionaba…

-Al menos un esqueleto de lo básico, es una cuestión de sentido común y ni siquiera tiene que ver con un tema de la discusión menor y mezquina que, a mi juicio, se está dando con respecto a esto. Y me parece que las personas también entienden eso y no generar falsas expectativas que es lo más riesgoso. Generar expectativas respecto de que la Constitución va a resolver demandas sociales me parece que es muy riesgoso.

-¿Y lo ve instalado en el debate?

-A mi juicio sí, es algo que se ha podido ver. Y eso es riesgoso por dos cosas. Primero, por los tiempos, las demandas sociales en materia de pensiones, salud, tarifas, seguridad no son temas que puedan esperar y hoy día hay que tener en cuenta que este proceso al menos va a durar hasta finales de 2021. Crearle una falsa expectativa a la gente de que esto va a generar soluciones inmediatas es un error y por supuesto que es falso. Y me parece, además, que generar las expectativas de que esto puede mejorar pensiones o que puede mejorar la calidad de la educación o que puede mejorar la calidad de la salud también es incorrecto. La frustración de esa expectativa puede terminar generando un problema igual o más grande que el que tenemos hoy día.

-Y que además se cruza todo este proceso con periodo electoral y si hablamos de dos años, se toparían las próximas presidenciales con el plebiscito ratificatorio.

-Absolutamente, todo el proceso recién va a terminar 2021 o 2022, no va a ser una cuestión inmediata y está bien que no sea inmediato porque las constituciones no se hacen en un par de meses, la reforma constitucional del año 2005 partió con proyectos de reforma constitucional que se presentaron el 2000, o sea duró un buen tiempo y se reformaron 12 de los 15 capítulos de la Constitución. Y ahora sí que se habla de la Constitución del 2005, la Constitución de Ricardo Lagos y no la Constitución del 80.

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