El Mercurio

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Daniel Lam estuvo en Chile para participar en un seminario sobre la materia en la U. Católica. El Centro de Arbitraje y Mediación de la Cámara de Comercio de Santiago está desarrollando una de estas plataformas en el marco del APEC.
En noviembre próximo, el Centro de Arbitraje y Mediación (CAM) de la Cámara de Comercio de Santiago presentará oficialmente una plataforma de resolución de disputas en línea (ODR, por sus siglas en inglés) que permite llevar a cabo litigios arbitrales de manera remota, a través de videoconferencias, lo que se traducirá en procedimientos con mayor eficiencia y menores costos.

Se trata de una iniciativa derivada de la participación del organismo, desde hace un año y medio, en una mesa de trabajo del APEC acerca de estos mecanismos, pensados como una herramienta para las pequeñas y medianas empresas (pymes). 'Preguntaron qué países podían ser pilotos de estas carreteras tecnológicas para tener sistemas de resolución de conflictos entre partes', explica Macarena Letelier, directora ejecutiva del CAM Santiago.

Agrega que la idea a largo plazo es darle a este nuevo software un funcionamiento más allá de dicha zona, para utilizarlo también en el marco de la Alianza del Pacífico. Además, recalca, va a tener una línea de desarrollo pro bono, mediante, por ejemplo, convenios con universidades y sus clínicas jurídicas, empresas B y pymes. 'Es todo un nuevo acceso a la justicia a través de la tecnología', comenta.

El programa permite generar, enviar, recibir, almacenar, intercambiar y procesar comunicaciones de manera remota, entregando el marco necesario para permitir a las partes recibir la controversia de manera electrónica, sin importar dónde estén geográficamente ubicadas, para lo cual incluye etapas de negociación, mediación y arbitraje.

Daniel Lam, director ejecutivo de e-Bram Centre de Hong- Kong, compañía especialista en el desarrollo de sistemas ODR, que hace unas semanas participó en un seminario sobre estas materias organizado por la U. Católica, asegura que las pequeñas empresas son las más beneficiadas por tales mecanismos.

'No vale la pena para ellas ir por todo el mundo resolviendo un problema comercial, ya sea en tribunales o incluso ante una corte arbitral, porque es costoso y hay que involucrar personal, preparación de documentos y a veces se necesitan abogados', dice.

Con este tipo de programa, en cambio, mientras se tenga un computador e internet es posible conectarse a la plataforma, 'lo que permite presentar el reclamo y que los árbitros medien o incluso negocien. Es mucho más rápido y barato. Además, se puede estar en cualquier parte del mundo y acceder a la justicia'. Opina que es tiempo de que Chile se abra a estos desarrollos.

Lam se desempeña como árbitro y miembro de diversos organismos dedicados al área. Con su experiencia, asegura que la idea de que la inteligencia artificial reemplazará a los abogados no tiene asidero.

'La tecnología sí modifica ciertas formas de hacer las cosas para los abogados, pero eso también significa que los puede ayudar. No veo ninguna razón para que rechacen su avance', dice y agrega: 'Mientras puedas dominar la tecnología en vez de que esta te utilice a ti, lo haces para lograr efectuar más trabajo en menos tiempo, para desarrollar nuevas labores y nuevas áreas o para analizar grandes cantidades de datos'.

-¿Cuáles son las principales áreas en el ámbito judicial en las que opera la inteligencia artificial y dónde es más probable que se siga desarrollando?

-En China, con los 'tribunales de internet', están utilizando mucha tecnología, cada vez más y más, lo que ha sido bueno porque tienen un considerable número de pequeñas causas, una gran cantidad de personas que no pueden viajar de un extremo a otro para presentarse en las cortes, por lo que este sistema les permite hacer reclamos, recibir compensaciones y defender sus casos, lo que significa acceso a la justicia.

Hong Kong tiene bastante menos, pero estamos hablando de una capital internacional de comercio, una capital de inversiones, por lo que podemos hacer muchas cosas mediante la inteligencia artificial y la tecnología, pero hay una preocupación central por la privacidad.

-¿De qué forma se conjugan los límites de la privacidad y el uso de la tecnología?

-Esa es la controversia. Si lo permites, vas a tener que renunciar a ciertos derechos. Por ejemplo, en China no es un tema, lo que tiene sus beneficios, porque hay muy pocos robos, ya que pueden encontrarte muy rápidamente, además que para todas las transacciones no se maneja dinero, sino que se resuelve todo con el teléfono celular o el reconocimiento facial: entras a un negocio, te detectan y te pueden cargar la cuenta si compras algo.

En Hong Kong, en cambio, tenemos leyes muy estrictas sobre cómo utilizar la información, por lo que el uso de los teléfonos no es tan extendido como en China. Son dos escuelas distintas de pensamiento, eso es un país dos sistemas.