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No pueden postular a ningún subsidio del estado, tampoco salir del país, sacar pasaporte, firmar cualquier contrato o cobrar finiquitos.
Según el último Censo, en Chile hay 17.574.003 personas, cada una de las cuales tiene asignado un código de ocho dígitos seguidos de un guión y un número o letra verificadora. El Rol Único Nacional es, si somos sinceros, más importante que el apellido o nombre de pila. El problema es que el RUN aparece en una cédula de identidad, que tiene una vigencia (diez años en el caso de los ciudadanos chilenos).
O sea, en algún momento expira. Según el Registro Civil, existen 17.253.424 ciudadanos con cédula de identidad chilena. De ellos, 3.478.656 tienen los documentos amarillos fabricados hasta el 2013 por la empresa Sonda. Los otros 13.774.768 son los documentos celestes desarrollados por la empresa Idemia a partir de septiembre de ese año.
Jorge Álvarez, director nacional del Registro Civil e Identificación, describe la cédula de identidad como 'el documento oficial que acredita la identidad de una persona y entre los datos que contiene, está el nombre completo, rol único nacional (RUN), nacionalidad, profesión, fecha de nacimiento, sexo, firma y huella dactilar, lo que facilita la realización de una serie de trámites, como solicitar beneficios al Estado, realizar trámites bancarios y notariales, por nombrar algunas'. En otras palabras, 'es la llave que permite realizar transacciones y relaciones jurídicas seguras entre los particulares y entre los particulares y el Estado'.
¿Y si está vencida?
Al 30 de noviembre había 833.100 personas que tenían vencido el documento. Y esa situación puede convertir cualquier trámite en un calvario. No se puede oficialmente solicitar servicios a ningún organismo público, celebrar contratos de cualquier tipo, ya sea de trabajo, compra-venta de vehículos o inmuebles, arriendo, o de cualquier otro tipo. Tampoco, de tener la cédula vencida, puede casarse o contraer el Acuerdo de Unión Civil, ser testigo en matrimonios, solicitar pasaporte, cobrar cheques o vales vistas, cobrar finiquitos, postular a subsidios estatales incluido el habitacional, sacar certificado de antecedentes, salir de Chile hacia países que no exigen pasaporte y cobrar pensiones, entre otras.
¿Más? Según el propio Registro Civil, durante el mes en curso vencerán otras 105.091, con lo que el número total de personas fuera del sistema alcanzará las 938.191 personas. Para tratar de evitar que ese número aumente y aumente, Álvarez recuerda que 'el vencimiento de la cédula está relacionado con la fecha de nacimiento, de modo que uno recuerde renovarla'. En todo caso, dice que es mejor renovar antes del vencimiento, que para el trámite se puede reservar hora y que no toma más de cinco minutos, fotografía incluida'.
¿Es tan necesario?
Por supuesto, no todos celebran con igual entusiasmo la gran cantidad de información que esta pequeña tarjeta plástica contiene. Es sabido que en países como Estados Unidos y algunos de Europa Occidental no existe un documento similar. Allí el Estado controla la identidad de sus ciudadanos con otros códigos, como el número de servicio social o la licencia de conducir, lo que en opinión de algunos contribuye a la protección de datos personales, al no contar con una base centralizada y única.
En ese sentido, el profesor de Derecho Penal Augusto Cavallari asegura que 'existe un doble estándar al crear un instrumento que aparenta cumplir un fin público, pero que termina favoreciendo el ámbito privado. Esto se nota en que rara vez se emplea en fines públicos, pero se usa intensivamente en cada gestión de empresa o bancaria', Y detalla: 'le damos nuestras huellas dactilares al Estado, pero la exigen las isapres, los bancos y las AFPs, lo que torna inútil la cédula de identidad'.
Menos tajante es la profesora de Derecho Administrativo de la Pontificia Universidad Católica Sandra Ponce de León, quien más que preocuparse por la cantidad de información que contiene el documento, cree que hay que hacerlo por la forma en que ésta es utilizada. 'Se supone que el RUT es personal, aunque en la práctica pocas cosas son más públicas'.
O sea, en algún momento expira. Según el Registro Civil, existen 17.253.424 ciudadanos con cédula de identidad chilena. De ellos, 3.478.656 tienen los documentos amarillos fabricados hasta el 2013 por la empresa Sonda. Los otros 13.774.768 son los documentos celestes desarrollados por la empresa Idemia a partir de septiembre de ese año.
Jorge Álvarez, director nacional del Registro Civil e Identificación, describe la cédula de identidad como 'el documento oficial que acredita la identidad de una persona y entre los datos que contiene, está el nombre completo, rol único nacional (RUN), nacionalidad, profesión, fecha de nacimiento, sexo, firma y huella dactilar, lo que facilita la realización de una serie de trámites, como solicitar beneficios al Estado, realizar trámites bancarios y notariales, por nombrar algunas'. En otras palabras, 'es la llave que permite realizar transacciones y relaciones jurídicas seguras entre los particulares y entre los particulares y el Estado'.
¿Y si está vencida?
Al 30 de noviembre había 833.100 personas que tenían vencido el documento. Y esa situación puede convertir cualquier trámite en un calvario. No se puede oficialmente solicitar servicios a ningún organismo público, celebrar contratos de cualquier tipo, ya sea de trabajo, compra-venta de vehículos o inmuebles, arriendo, o de cualquier otro tipo. Tampoco, de tener la cédula vencida, puede casarse o contraer el Acuerdo de Unión Civil, ser testigo en matrimonios, solicitar pasaporte, cobrar cheques o vales vistas, cobrar finiquitos, postular a subsidios estatales incluido el habitacional, sacar certificado de antecedentes, salir de Chile hacia países que no exigen pasaporte y cobrar pensiones, entre otras.
¿Más? Según el propio Registro Civil, durante el mes en curso vencerán otras 105.091, con lo que el número total de personas fuera del sistema alcanzará las 938.191 personas. Para tratar de evitar que ese número aumente y aumente, Álvarez recuerda que 'el vencimiento de la cédula está relacionado con la fecha de nacimiento, de modo que uno recuerde renovarla'. En todo caso, dice que es mejor renovar antes del vencimiento, que para el trámite se puede reservar hora y que no toma más de cinco minutos, fotografía incluida'.
¿Es tan necesario?
Por supuesto, no todos celebran con igual entusiasmo la gran cantidad de información que esta pequeña tarjeta plástica contiene. Es sabido que en países como Estados Unidos y algunos de Europa Occidental no existe un documento similar. Allí el Estado controla la identidad de sus ciudadanos con otros códigos, como el número de servicio social o la licencia de conducir, lo que en opinión de algunos contribuye a la protección de datos personales, al no contar con una base centralizada y única.
En ese sentido, el profesor de Derecho Penal Augusto Cavallari asegura que 'existe un doble estándar al crear un instrumento que aparenta cumplir un fin público, pero que termina favoreciendo el ámbito privado. Esto se nota en que rara vez se emplea en fines públicos, pero se usa intensivamente en cada gestión de empresa o bancaria', Y detalla: 'le damos nuestras huellas dactilares al Estado, pero la exigen las isapres, los bancos y las AFPs, lo que torna inútil la cédula de identidad'.
Menos tajante es la profesora de Derecho Administrativo de la Pontificia Universidad Católica Sandra Ponce de León, quien más que preocuparse por la cantidad de información que contiene el documento, cree que hay que hacerlo por la forma en que ésta es utilizada. 'Se supone que el RUT es personal, aunque en la práctica pocas cosas son más públicas'.
