El Mercurio

Jorge Sahd 158x1583

Luego de un año, siete meses y 22 días de negociaciones, los líderes de la Unión Europea firmaron ayer su divorcio del Reino Unido e instaron al Parlamento británico a ratificar el acuerdo del Brexit, porque 'es el único posible'.

'Este es el mejor acuerdo posible. Invito a quienes tienen que ratificar este acuerdo en la Cámara de los Comunes a tomar esto en consideración. Este es el mejor acuerdo posible para el Reino Unido. Este es el mejor acuerdo posible para Europa. Este es el único acuerdo posible', declaró el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, tras la cumbre, que duró menos de dos horas y en la cual los veintisiete integrantes del bloque tardaron apenas 30 minutos en dar su visto bueno al pacto.

Los líderes firmaron dos documentos: por un lado, el Acuerdo de Salida, un texto legal de 585 páginas, 185 artículos y tres protocolos, que recoge las condiciones para el divorcio, como los derechos que tendrán los ciudadanos de ambas partes, y el pago final de unos 45.000 millones de euros que deberá efectuar Reino Unido por los compromisos ya asumidos con el bloque.

Por el otro, la Declaración Política sobre la relación futura, un documento no legal de 36 páginas que esboza cómo las partes quieren que sea su vínculo a partir de 2021, y que deberá ser negociada en detalle durante los próximos años. El objetivo es crear una estrecha cooperación, que vaya desde lo económico, con un posible acuerdo comercial, hasta un fuerte apoyo en defensa, seguridad, investigación y cambio climático.

El jefe negociador europeo, el francés Michel Barnier, dijo que la UE 'nunca ha negociado en contra de Reino Unido', y que ahora se deben dar los pasos necesarios para construir una relación ambiciosa y de confianza para el futuro. 'Seguiremos siendo aliados, socios y amigos', añadió, en referencia a las relaciones entre ambos tras el 29 de marzo de 2019, cuando está previsto que Londres abandone el bloque comunitario.

Tristeza

La Canciller alemana, Angela Merkel, sostuvo que sus sentimientos eran 'ambivalentes, con tristeza, pero por otro lado también cierto alivio de llegar a este punto'. 'Creo que lo que logramos hacer es una obra de arte diplomática', añadió.

Por su parte, la Primera Ministra británica, Theresa May, dijo no estar triste porque Reino Unido y la UE 'permanecerán amigos y vecinos'. La Premier consideró que Londres obtuvo 'el mejor acuerdo posible' y dijo estar 'llena de optimismo' por el futuro de Reino Unido. Pese a ello, alertó al Parlamento de Westminster de que si no lo aprueba en una sesión prevista para antes de Navidad habrá 'más división e incertidumbre'. 'El pueblo británico no quiere pasar más tiempo discutiendo sobre el Brexit, quieren un buen acuerdo que cumpla con su voto (en el referéndum de 2016) y permita unirnos otra vez como país', advirtió.

Ahora que la UE aprobó el pacto —tras una semana de muchas dudas por las reticencias de España sobre Gibraltar—, May deberá convencer a los parlamentarios británicos para que lo aprueben. Una tarea difícil, dada la intensa oposición tanto de los partidarios como de los adversarios del Brexit.

Quienes están a favor del divorcio creen que el pacto firmado dejará a Reino Unido demasiado ligado a las reglas europeas, mientras que los simpatizantes de la UE sostienen que el acuerdo levantará nuevas barreras entre Londres y el bloque, su vecino y principal socio comercial. May afirma que el acuerdo cumple con lo más importante para los votantes a favor del Brexit —control de presupuestos, políticas migratorias y leyes—, al tiempo que retiene vínculos estrechos con sus vecinos europeos.

Pero la Premier no cuenta con el respaldo de casi un centenar de los 316 diputados de su propio Partido Conservador ni de los diez parlamentarios del norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP), socios de su gobierno en minoría. La líder del DUP, Arlene Foster, amenazó el sábado con retirar el apoyo de su partido a May, e insistió en que no aprobará el acuerdo en el Parlamento 'bajo ninguna circunstancia'.

A la negativa se sumó ayer el jefe de la oposición británica, el laborista Jeremy Corbyn, quien calificó el acuerdo de 'malo' para el país. 'Este es el resultado de un miserable fracaso en las negociaciones que nos deja con lo peor de ambos mundos', manifestó el político, quien agregó que deja al país con 'poco que decir' sobre su futuro y pone 'en riesgo' empleos y estándares de vida.

Corbyn no quiere una salida sin acuerdo, sino renegociar un pacto 'sensato' que incluya 'una unión aduanera permanente, un mercado único fuerte y que garantice los derechos de los trabajadores y de los consumidores y la protección medioambiental'.

También hay quienes creen en la posibilidad de 'rectificar' el Brexit. Tony Blair, ex Primer Ministro británico laborista, firmó ayer una carta dirigida a la UE en el diario The Sunday Times en la que envió un mensaje a los socios comunitarios: 'May no tiene el apoyo del pueblo británico, tampoco del Parlamento ni de muchos miembros de su gabinete (...) Les pido que estén atentos para ofrecer una salida si nos preparamos a reconsiderar el Brexit'.

Consciente de los obstáculos, la Primera Ministra difundió ayer una carta a la nación en la que dijo que haría una 'campaña con el alma y el corazón para ganar el voto y cumplir con el acuerdo de Brexit, por el bien de todo el Reino Unido y su gente'. E insistió: 'Si la gente cree que de alguna manera se puede hacer otra negociación, no es el caso'.

Según Andrew Blick, director del Centro de Política y Gobierno Británicos y profesor del King’s College London, 'es muy improbable que el acuerdo pueda ser cambiado de alguna manera que aplaque a quienes están preocupados'. Pese a ello, el experto dijo a 'El Mercurio' que 'es concebible que algunos diputados se dejen llevar por la opinión pública y cambien su opinión a favor del acuerdo'.

De todas formas, The Sunday Times informó que varios europeístas del gobierno británico trabajan en secreto en un 'plan B' por si el acuerdo no es aprobado en el Parlamento. Una iniciativa que también es realizada en paralelo por los miembros de la UE, dijo ayer el Primer Ministro italiano, Giuseppe Conte

¿Cómo afecta el pacto a Chile?

El Brexit puede ser una oportunidad para Chile, afirmó Jorge Sahd, director del Centro de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Al invocar el artículo 50, Reino Unido quedará excluido de los tratados que la Unión Europea comparte con Chile, Colombia, Centroamérica, México y Perú, y no tendría acuerdos comerciales con Latinoamérica. 'Se va a tener que negociar un nuevo pacto de libre comercio entre Santiago y Londres. Eso significa abrir una nueva ronda de negociaciones que puede ser sinónimo de una oportunidad para Chile para incorporar temas que ya ha incorporado en otras negociaciones comerciales, como en la Alianza del Pacífico y el reciente acuerdo con Brasil'. Una eventual exigencia de visas para chilenos también debería estudiarse cuando se concrete la salida del Reino Unido de la UE.

El experto sostuvo que Reino Unido tiene un mercado de capitales y un desarrollo del capital de riesgo que 'puede ser interesante para Chile. Esta renegociación puede tomarse como una nueva oportunidad para incorporar estos temas de nueva generación. Más aún sabiendo que las negociaciones de la modernización del acuerdo de asociación entre Chile y la UE se ha estancado en los últimos meses debido a las condiciones que está planteando la UE en materia de indicaciones geográficas para ciertos productos'.

En septiembre pasado, el embajador de Chile en el Reino Unido, David Gallagher, explicó que Londres está buscando nuevas alternativas comerciales y que, en ese escenario, Chile puede 'ofrecer mucho'. 'Creo que se irá forjando una alianza estratégica, que no va a ser solo tratado de libre comercio, sino algo más amplio', dijo.

Hasta ahora, si bien el comercio entre Chile y el Reino Unido es importante, no representa una parte significativa de los flujos internacionales chilenos. Aún así, expertos advierten que el Brexit puede afectar a sectores específicos, como la industria vitivinícola. El Reino Unido es el tercer mercado más importante para las exportaciones de vino embotellado, luego de EE.UU. y China.

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