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Jor ge Femenías 158

CON una tercera parte de las reservas de agua dulce del planeta y una dotación de más de 22 mil metros cúbicos por persona al año, resulta paradójico que Latinoamérica sea una de las regiones más golpeadas por la escasez hídrica a nivel global. Deficiencias en el manejo del recurso, sobreconsumo y problemas de distribución en las ciudades, son las claves de esta realidad. 

Las cifras son lapidarias. A pesar de que América Latina posee el 31% del agua dulce del planeta, un gran número de países en Sudamérica y Centroamérica son duramente castigados por el problema. Por ejemplo, en estas áreas unos 100 millones de personas no tienen acceso a potabilización y saneamiento del recurso, alcanzando al 60% de la población en las zonas rurales. En tanto, una investigación del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), indica que la disponibilidad del agua en esta región es casi 300% superior a la del resto del mundo. 

Además, el reporte señala que la escasez hídrica se debe a la distribución territorial desigual del recurso y que el 80% de la lluvia está concentrada en unos pocos meses del año. 'En términos de escasez volumétrica, existen varias zonas con problemas serios. Por ejemplo, algunas partes de Perú, Bolivia, Argentina y, por supuesto, Chile. En este sentido, el problema que presentan los países de la región es una mala distribución geográfica del agua', explica Pablo García, profesor de la Facultad de Ciencias Forestales y Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile. 

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) sostiene -en un informe que indaga sobre la gobernabilidad del agua en América Latina- que parte importante de este problema también se debe a que el 92% de los países de la región está manejado por 'enfoques sectoriales', lo que les impiden asumir políticas efectivas sobre el asunto. 'Según la experiencia de los países que lideran el tema, el 80% del problema se soluciona mediante eficiencia y una buena gestión, dejando el 20% restante a la importación de agua. En el caso de Chile, lo más recomendado es la desalación de agua de mar, combinada con carreteras hídricas y recarga de acuíferos', dice García. De acuerdo con un informe del Foro Económico Mundial, para el año 2025 la escasez de agua será una realidad diaria para aproximadamente 1.800 millones de personas. 

Por otro lado, el aumento de las sequías y la desertificación, están empeorando estas tendencias. Este no es un problema menor, pues se trata de un desafío que golpea fuertemente a la economía global. El costo total de la inseguridad del agua se estima en US$500 mil millones anuales, incluyendo el impacto medioambiental. Se trata de una cifra que puede llegar a alrededor del 1% del Producto Interno Bruto (PIB) del planeta. 'En la medida de que existan mecanismos que perfeccionen el ordenamiento de los derechos del agua, se fomentará el acceso a la misma por parte de quienes más lo necesitan', asegura Jorge Femenías, académico de Derecho Público de la UC.