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Felipe Bravo 158x1582

El modelo de TVN estaba pensado para 1992: asegurar una señal nacional, pluralista, idealmente sin interferencia del gobierno de turno. ¿Por qué TVN es tan valioso para el país hoy, en 2017, como para invertir 30 mil millones de pesos y sacarlo de sus pérdidas millonarias?

Ahora la cobertura nacional y el pluralismo no son la respuesta correcta. Pluralismo y diversidad se garantizan con menos barreras para que más medios participen y difundan su programación; no con apoyar solo a uno. La televisión satelital, el acceso a internet a nivel nacional y la amplitud de medios de comunicación garantizan actualmente ese pluralismo.

TVN tampoco es valioso porque es un canal público. Lo estatal y lo público no son sinónimos; de hecho, incentivar el aumento de medios de comunicación comunitarios sería una política social que fomenta más lo público que concentrar tantos miles de millones de pesos en un solo canal.

La existencia de televisión pública es valiosa cuando provee bienes que el resto de sus competidores no: transmitir el homenaje a Violeta Parra, la Parada Militar, la visita del Papa o programas periodísticos, aunque tengan cero rating y, por ende, nulo avisaje. Pero ese objetivo no puede tener cualquier costo en un país con más necesidades. TVN es una empresa del Estado y, por ello, sus directores (en su mayoría nombrados por razones políticas y no técnicas) cuando administran los recursos del canal, también deben cuidar el patrimonio del Estado. Esperemos que esos 30 mil millones de pesos valgan el esfuerzo de un país que no los destinó a otras necesidades sociales, quizás más urgentes.

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