El Mercurio

María Elena Santibáñez 158x158-2

No tenía ningún acercamiento al caso. Tampoco había seguido los "especiales" de televisión sobre este personaje. Hasta que un pedido a la clínica jurídica de la Universidad Católica la alertó. ¿Por qué una víctima de Rafael Garay requeriría atención gratuita?

Se suponía que se trataba de gente que tenía ahorros, y, por tanto, capacidad de pago. Pero después que habló con don Víctor se convenció: no se trataba de sus ahorros, sino de su indemnización, la que había entregado al ingeniero comercial para que la invirtiera y convirtiera en intereses más altos que los bancarios, como él le había ofrecido.

La abogada María Elena Santibáñez se comprometió con su defendido para asistirlo gratuitamente desde el momento en que habló por primera vez con él. "Don Víctor trabajaba en una refinería de Concepción, y tuvo un accidente laboral. Cayó en un recipiente con agua hirviendo, y quedó con el 56 por ciento de su cuerpo quemado. Estuvo un mes en estado de coma y luego tuvo que estar hospitalizado tres meses más". No pudo volver a la refinería ni podrá trabajar nunca más. "Recibe una indemnización por parte de la empresa, le hacen un finiquito y esta indemnización no es baja, pero es con lo que tiene que vivir el resto de su vida".

Parte de esa indemnización es la que invirtió con el ingeniero comercial en su firma Think & Co. "Él la invirtió con Garay porque su hijo lo conocía desde que eran jóvenes. Eran de Concepción. Y le parecía una persona confiable, porque lo veía en la televisión, como le pasó a tanta gente". El hijo de don Víctor le contó a Garay lo que le ocurrió a su papá, "y por eso es tan detestable lo que hace este sujeto, porque él insiste en que haga el contacto con el papá para que invierta la plata de la indemnización con él", comenta Santibáñez.

Se realiza el acuerdo, en un café, como solía hacerlo. Don Víctor invierte a un cierto plazo y al tiempo le pide a Garay que le devuelva parte del dinero, porque él vive de eso. Garay lo hace. Luego vuelve a invertir un poco más, y ya en junio, cuando Garay comienza a hablar de su cáncer y de cerrar su empresa, don Víctor le ruega que le devuelva más, y Garay le hace algunos retornos durante ciertos meses, hasta que deja de percibir dinero en septiembre de 2016, cuando él se va a Rumania. "O sea, le devolvió parte de la estafa. Por eso yo, la verdad, tengo esperanza de que si a alguna de las víctimas le podría devolver, es a mi representado".

-¿Usted piensa que tuvo un gesto especial hacia él?

-Eso debo reconocerlo. Yo sé que él tiene una especial consideración con mi representado, porque sabe en la situación en la que está él. O sea, de todas las víctimas, creo que algún cargo de conciencia debe tener respecto de él. Porque personas cercanas a él, los mismos defensores, me han indicado que a él le da bastante pena.

Don Víctor -cuenta su abogada- le decía el jueves pasado que no quería ver la tele porque le daba pena Garay. "No tiene una especial rabia contra él, y eso obedece a las características de su personalidad, porque don Víctor es muy piadoso".

El hombre se mantiene con morfina, por el dolor. Al igual que las otras 35 víctimas, se pregunta qué hizo Garay con toda esa plata que consiguió. "Si le pagara a nuestro representado, nosotros probablemente nos saldríamos del caso, porque mi representado no tiene otro interés que no sea el recuperar la plata que le pasó".

Le adeuda 15 millones de pesos, con los que debe vivir para siempre.

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