Diario Financiero

Ricardo Irarrázabal 158x158

Señor Director:

En relación a la carta suscrita por el Dr. Juan Armesto en que comenta una columna relacionada con el proyecto de ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, resulta necesario resaltar la común aspiración de hacernos cargo de la conservación de la biodiversidad tanto dentro como fuera de las áreas protegidas.

Sin perjuicio que es perfectible, la discusión dentro de las áreas protegidas está bastante madura y así queda claro con el proyecto presentada por el actual gobierno. Sin embargo, en relación a la conservación fuera de las áreas protegidas, falta todavía mucho que avanzar en relación a los instrumentos que permitan al mismo tiempo, la conservación y el respeto a las otras garantías constitucionales. Esta no es una cuestión baladí o frívola, sino que es la esencia de la discusión desde un punto de vista legal y constitucional. En este sentido, resulta poco explicable desde el punto de vista jurídico, la liviandad con que fue tratado este tema en el nuevo proyecto.

Por otra parte, me parece muy bien que exista una "comisión interparlamentaria" que esté estudiando el tema, pero la realidad es que hasta que no se presente una indicación, el proyecto sobre el cual se discute y que en forma transparente está observando la ciudadanía, es el que está en el Congreso.

Evidentemente hay que mejorar los procedimientos, pero sobre todo, pensar en mecanismos e instrumentos que logren articular de buena manera conservación, propiedad y aspectos sociales. En este sentido, vale la pena mirar lo que está ocurriendo con la tramitación del proyecto de ley del derecho real de conservación, el proyecto de ley que uniforma los regímenes de donaciones e incluye la conservación ambiental, y otros instrumentos que incentiven la conservación y la protejan.

Creo que la respuesta no estriba en "regular las actividades humanas tanto dentro como fuera de las áreas protegidas, es decir en toda la extensión del territorio nacional", como se afirma, sino que en la articulación especialmente fuera de las áreas protegidas, de lo ambiental, con lo económico y lo social. Y no nos olvidemos de este último pilar.