El Mercurio

Ricardo Irarrázabal 158x158

Señor Director:

Llama mucho la atención la mirada profundamente humana de la encíclica Laudato Si del Papa Francisco. Ella es heredera de las enseñanzas de papas anteriores que ya habían tratado la temática ambiental, especialmente San Juan Pablo II, quien puso énfasis en "salvaguardar las condiciones morales de una auténtica ecología humana" y también Benedicto XVI, quien en la encíclica Caritas in veritate señala que la "degradación de la naturaleza está estrechamente unida a la cultura que modela la convivencia humana: cuando se respeta la 'ecología humana' en la sociedad, también la ecología ambiental se beneficia".

Este enfoque de "ecología humana" tiene su continuidad en la encíclica Laudato Si, la cual nos enseña que "no habrá una nueva relación con la naturaleza sin un nuevo ser humano. No hay ecología sin una adecuada antropología". Este énfasis lleva al Papa a proponer la "ecología integral", la cual incorpora claramente las dimensiones humanas y sociales.

Esta ecología humana que lleva a la ecología integral tiene consecuencias, especialmente la necesidad imperiosa del humanismo "que de por sí convoca a los distintos saberes, también al económico, hacia una mirada más integral e integradora. Hoy el análisis de los problemas ambientales es inseparable del análisis de los contextos humanos, familiares, laborales, urbanos y de la relación de cada persona consigo misma". Esta mirada humanista del medio ambiente, en que el ser humano no ha de comportarse como "señor", sino como un "administrador responsable", hace que no sea "compatible la defensa de la naturaleza con la justificación del aborto". En efecto, "cuando no se reconoce en la realidad misma el valor de un pobre, de un embrión humano, de una persona con discapacidad... difícilmente se escucharán los gritos de la misma naturaleza".

De esta forma, la ecología humana e integral empieza a superar el concepto de desarrollo sustentable, que plantea los famosos tres pilares de la sustentabilidad -el económico, el ambiental y el social-, como soportes interdependientes. Esta nueva mirada nos lleva a que los temas económicos y ambientales han de estar subordinados al pilar humano y social, ya que "todo está conectado", y "no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental".