La Tercera

Juan Emilio Cheyre 158x158

Ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, en menos de una semana -entre el 4 y el 8 de mayo-, se desarrollarán las sesiones correspondientes a los alegatos orales en el marco de la demanda interpuesta contra Chile por Bolivia el 24 de abril de 2013. Debemos tener claridad que esta etapa se circunscribirá exclusivamente a que la Corte conozca de la presentación de Chile que alega la incompetencia de ese tribunal para tratar la demanda boliviana.

Es un tema que debe concitar el más alto interés a nivel de nuestro país. De allí la necesidad de precisar ciertos aspectos fundamentales que lleven a esclarecer en la opinión pública materias que exigen de todos los chilenos un actuar coherente, unido y alejado de opiniones que afecten la defensa de nuestros legítimos intereses.

Debe precisarse que los alegatos no pueden entrar al tema de fondo que plantea Bolivia. La argumentación de las partes tiene que circunscribirse al asunto de la competencia de la Corte objetada por Chile. A no dudar la defensa boliviana tratará de confundir el tema. En su argumentación Bolivia ha eludido reconocer que el límite, el régimen de jurisdicción de territorio y el acceso al mar de Bolivia quedó definitivamente zanjado con la firma válida y vigencia plena del Tratado de 1904. Adicionalmente, el país altiplánico omite el artículo VI del Pacto de Bogotá que excluye de la jurisdicción de la Corte materias que han sido resueltas por acuerdo de las partes, o que se hayan regido por acuerdos firmados antes del 30 de abril de 1948, fecha en que se firmó el mencionado acuerdo de solución pacífica de controversias. Estoy cierto que nuestra defensa se centrará en fundamentar la objeción a la competencia. Sin embargo, la estrategia boliviana buscará seguir eludiendo estos dos hechos irrefutables (el tratado de 1904 y el Pacto de Bogotá). Bolivia tratará de llevar el caso presentando argumentaciones cargadas de retórica y elementos emocionales buscando omitir las causales de objeción presentadas por Chile. Su defensa tratará de incorporar elementos propios de un debate que definitivamente no corresponde a esta etapa del proceso.

Con todo, un fallo de la Corte no se producirá en el corto plazo, y como tal, pasarán meses en que es importante no olvidar que aquí está en juego exclusivamente la competencia o incompetencia de la Corte para conocer del caso.

Dicho lo anterior, pienso que los chilenos no debemos confundirnos en la verdadera intención de la demanda boliviana. Su activa estrategia comunicacional ha buscado generar la impresión de que Bolivia sólo aspira a que la Corte exija a Chile negociar un acceso al mar ante el supuesto hecho de que nuestro país se habría negado a hacerlo argumentando el grave perjuicio que le provoca a Bolivia su condición mediterránea. Tal tesis resulta falaz y tiene graves consecuencias. Debemos desde el principio distinguir la gravedad que encierra el verdadero propósito de la demanda boliviana.

Bolivia aspira a que la Corte obligue a Chile a cederle un espacio soberano que le brinde pleno acceso al Océano Pacífico. Como se comprenderá, tan burda pretensión, además de inaceptable para Chile, no se encuentra dentro de las competencias de un tribunal como la CIJ.

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