El Pulso

Arturo Fermandois96x96

—Ayer, el abogado y ex embajador en Estados Unidos durante la administración Piñera, Arturo Fermandois, se encontraba en el Congreso para asistir a la comisión de Constitución. Esto, porque con más de 20 años como académico UC e investigador, su área de especialización es justamente el derecho constitucional. Así, analiza el freno que puso el TC a la indagación del Caso SQM.

¿Cómo lee que el TC haya decretado la suspensión de toa diligencia en el Caso SQM?

—No debe extrañarnos que el tribunal tenga esta potestad. Lo importante es que los estándares que aplique al momento de revisar y resolver sean los mismos en todos los casos.

Esto cobra importancia porque el propio tribunal ha ido elevando los estándares para evitar transformarse en una vía dilatoria. Cuando en una causa de esta notoriedad pública emite un pronunciamiento, no es objetable per se. Lo interesante es analizar si está siendo aplicada esta apertura de puertas con el mismo rigor en todos los casos.

¿Es más complejo garantizar la autonomía de los miembros del tribunal en casos de alta connotación pública?

—La imparcialidad del TC se garantiza atendiendo con cuidado a las nominaciones y designaciones que se hagan. Hemos siempre promovido la llegada de personas con criterio de Estado, con conocimiento jurídico y con conexión académica, como vía para garantiza esa autonomía, que me parece que el tribunal históricamente ha tenido.

Los más críticos dicen que el TC funciona como una tercera cámara ¿lo comparte?

—Todos los Estados desarrollados del mundo están dotados de un tribunal o sala constitucional. Es un órgano indispensable. El rol del tribunal debe estar exento de alineamientos políticos, debe servir a la Constitución, que naturalmente tiene una forma de interpretación irrigada por algún grado de convicciones políticas.

No me inquieta que las decisiones del tribunal puedan ser objeto de críticas. El tribunal no es ni debiera ser una tercera cámara, no es una sede en la que deban seguir la discusión política. En el minuto en que se convierta en una tercera cámara pierde su sentido. Pienso que nuestro tribunal ha sabido honrar esta diferencia.

¿Ha sido así en casos como el de SQM?

—El día en que el Tribunal Constitucional falle de acuerdo a lo que la opinión pública en ese instante estime que debe ser la ley, se termina y se acaba como institución.

¿Hay que perfeccionar el funcionamiento del TC?

—Me interesarían dos cosas: en cuanto al nombramiento, hacer un procedimiento más regulado en torno a la acreditación pública de los postulantes, que exista más acceso a la persona de que se trata. En lo técnico hay una cantidad enorme de normas que emanan de órganos que no están sometidos al control de constitucionalidad del TC y son candidatos a estar en esa lista, como las superintendencias, el Sernac. Cuando se designó al ministro Cristián Letelier surgieron voces que criticaron la decisión. Hoy es cuestionado por su supuesta vinculación con el Caso Penta.

—Si bien soy de los que cree que la academia aporta en el TC, también reconozco que personas provenientes de funciones públicas y que no han sido profesores de derecho constitucional han realizado aportes muy valiosos. Aquí lo importante es cómo se va a desempeñar.

¿Debiera haberse inhabilitado?

—No conozco los hechos precisos.