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En octubre de 2001 estalló el escándalo Enron y aunque el profesor Roman L. Weil no estaba vinculado con la empresa, tuvo que ir en calidad de experto a testificar sobre el caso ante el Congreso estadounidense en febrero del año siguiente.

"La gente a cargo de la contabilidad de la empresa miraba alrededor diciendo 'muéstrenme dónde dice que no puedo hacerlo.Si no dice que no puedo hacerlo, entonces lo haré'", explica Weil al teléfono sobre uno de los escándalos contables más grandes de la historia de EEUU. Weil, profesor emérito de la escuela de negocios Booth de la Universidad de Chicago y experto en gobiernos corporativos está en Chile para participar del programa Directors' College realizado por el Centro de Gobierno Corporativo de la Universidad Católica en conjunto con el Rock Center for Corporate Governance de la Universidad de Stanford.

El académico además es director del Chicago/Stanford/Tuck Directors' Consortium. A su juicio, lo que falló en este caso -como en muchos otros- es la alfabetización financiera. ¿En qué consiste? "Creo que ser financieramente letrado significa que se puede tanto entender las transacciones que tu compañía realiza, como los asuntos contables que rodean a esas transacciones", dice el académico.

"Si los miembros del comité de auditores y el directorio no tienen la suficiente educación financiera, entonces los gerentes y los auditores van a hacer lo que quieran y el directorio quedará fuera", agrega. De hecho, Weil explica que así era hace 15 años en EEUU. "El auditor era un 'yes man' y cualquier discusión o desacuerdo era entre la gerencia y el auditor. Pero esa no es la forma como tiene que ser. El directorio debe estar entre la gerencia y el auditor.

El directorio debe proteger al auditor de ser hostigado por la gerencia y saber lo que pasa entre ambos. Así es como se escribieron las reglas y la forma de tener un gobierno corporativo eficiente. Históricamente, los directores no eran capaces de entender lo suficiente para seguir los desacuerdos entre los gerentes y los auditores y tomar una posición.

Queremos que eso cambie", asegura. Weil ha sido consultor de agencias de gobierno en EEUU, incluyendo el Departamento del Tesoro, la Comisión de Valores y Bolsa (SEC, su sigla en inglés). Mientras, en la industria privada, ha trabajado como consultor en Amazon, BP, Chevron, Ford, IBM, Pepsico, entre muchas otras, además de ser director en otras.

Además, ha trabajado para el Comité de Estándares de Contabilidad Financiera estadounidense (FASB) y en el Consejo Asesor de Estándares de Contabilidad Financiera y enseña en Stanford y en NYU. Desde su punto de vista, la regulación juega un rol fundamental para evitar escándalos como el de Enron.

Esto ocurrió -explica- debido a que quienes fijaron los estándares contables habían establecido tantos detalles específicos de las transacciones sobre lo que se podía y lo que no se podía hacer, que no había principios generales a seguir, sino cientos de reglas distintas para casos particulares. "

Si tu caso no estaba en una de las reglas, entonces podías hacer lo que quisieras. Eso fue lo que pasó en Enron. La gente en la empresa decidió que quería hacer un nuevo tipo de transacción y contabilizarla de cierta manera, y como no había reglas al respecto, lo hicieron", sostiene.