Chile B

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Marcos Jaramillo no es el primer abogado experto en derecho internacional que opina lo mismo: salirse del Pacto de Bogotá que nos pone bajo el arbitrio de la Corte Internacional de Justicia. De hecho, el abogado Luis Winter que participó en la defensa de Chile ante la demanda peruana y hoy trabaja en el reclamo boliviano dijo lo mismo en entrevista con Chile B: "Sería mejor que Chile abandonara el Pacto".

Jaramillo es el director del Centro de Estudios Asiáticos de la Pontificia Universidad Católica y profesor de Derecho Asiático y Derecho Internacional en la misma casa de estudios. Con su experiencia, analiza la eventual estrategia chilena de declarar la incompetencia de La Haya en la demanda boliviana.

El canciller Heraldo Muñoz al igual que la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, ha señalado la posibilidad de declarar la incompetencia de la Corte de La Haya frente a la demanda boliviana, ¿qué significaría esto en la práctica?

—En la práctica significa que el juicio no continuaría si la Corte declara su incompetencia. Y esto ha ocurrido en muchos casos, tanto ahora con la Corte Internacional de Justicia, como antes con la Corte Permanente de Justicia Internacional. Así por ejemplo, la Solicitud de Croacia en el caso relativo a la Aplicación de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio (Croacia contra Serbia), objeciones preliminares de Serbia, que fueron desechadas por la Corte (18 de noviembre de 2008). O como el caso entre Nicaragua y Colombia por la soberanía del Archipiélago de San Andrés y Providencia, al que Colombia opuso objeciones preliminares, que fueron falladas el 13 de diciembre de 2007: la Corte se declaró competente para algunas cosas, pero incompetente para resolver sobre la soberanía de las tres islas de San Andrés (San Andrés, Providencia y Santa Catalina) ya que ello fue resuelto para la Corte de La Haya por el Tratado Bárcenas Meneses-Esguerra de 1928.

¿Qué le parece que Chile tome esta decisión?

—Me parece correcta, porque ya hemos visto cómo falla la Corte en el caso reciente con Perú, y al comprender que la posición boliviana no tiene sustento jurídico, es mejor no tener un juicio largo, completo, sino cortar el asunto desde el principio.

No es ofensivo o molesto para la Corte decirle que no tiene competencia en el tema y que eso termine afectando la defensa chilena?

—No, porque se trata de un procedimiento judicial que permite dicho accionar, por lo que no debería ser ofensivo o molesto.

Eso es en términos jurídicos, pero hemos visto —y como usted también plantea— que la Corte no se acoge siempre a derecho. Desde esa óptica, ¿sigue siendo inofensivo el argumento?

—Sí, porque como dije la Corte ha fallado en el pasado tanto por su competencia como por su incompetencia cuando se le plantean objeciones preliminares. Y según mi opinión este es un caso claro de incompetencia ya que la Corte estaría decidiendo sobre algo definitivo, el Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Bolivia de 1904.

El presidente de la comisión, el diputado Jorge Tarud, ha señalado que esto puede realizarse en un período de 90 días o ser expuesto en la contramemoria chilena, ¿genera alguna diferencia práctica el realizarlo en una instancia u otra?

—Prefiero que se realice como objeción preliminar (dentro de 90 días) para que el juicio no continúe después, así no se llega al al juicio propiamente tal, sino que se corta el asunto con anterioridad.

¿Cómo influyó la decisión de la Corte en el diferendo con Perú —en el que se esperaba que fallara en derecho— para pedir la incompetencia del tribunal?

—Puede ser que a algunos les haya influenciado. En lo que respecta a mí, creo que además de oponer una objeción preliminar, Chile debería salirse del Pacto de Bogotá. Ya vemos que los países no sólo tuercen el significado de las cosas en favor de sus posiciones, creando y preparando casos para ser presentados a la Corte Internacional de Justicia, sino que existe la tendencia entre algunos abogados y activistas internacionales a buscar casos para ser presentados a la misma Corte. Chile no está para eso. No podemos estar obligados a comparecer en esas circunstancias. Chile debería comparecer o no comparecer en completa libertad.

¿Cuáles son las bases de la demanda boliviana?

—Bolivia se basa en pretendidos actos unilaterales del estado (Chile) y pretendidos "derechos expectaticios". Supuestas acciones chilenas que dejaron sin atender una expectativa (aspiración) boliviana. Se trata de confundir: en un acto unilateral hay una decisión clara en determinada dirección (por ejemplo una promesa de entregar algo). En el caso de una negociación lógicamente tiene que versar sobre algo, algún objetivo, por ejemplo entregar algo, pero por naturaleza la negociación no incluye que se tenga que necesariamente llegar a buen puerto. Y de hecho en las negociaciones con Bolivia nunca resultaron en una promesa chilena de entregar algo. Era sólo parte de la negociación. Nada más.

¿Qué está en juego para nuestro país en esta demanda?

—Bolivia pretende absurdamente que se nos obligue a negociar, con un resultado previamente señalado: que se les entregue territorio que dé al mar.