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Tres veces mayor que el consumo de pasta base y casi el doble que el de cocaína. Ese es el nivel de uso de tranquilizantes sin receta en Chile, según el Estudio Nacional de Drogas, entregado por el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol, Senda. Mientras la pasta base mostró un consumo de un 0,4% y la cocaína de un 0,9%, los tranquilizantes llegaron al 1,4%.

Rodrigo Paz, siquiatra de Salud Mental para Todos, cree que la raíz del problema está en que "Chile es el país que tiene las tasas de depresión más altas del mundo". Para él, los dispositivos que existen en el sistema sanitario son insuficientes para poder acoger a las miles de personas con patologías psiquiátricas. Y eso, estaría fomentando el mercado negro.

Por su parte, Paula Vial, abogada de la PUC, explicó a La Estrella que la venta y el consumo de tranquilizantes sin receta es ilegal. Ella indicó que "por lo general, este tipo de sustancias tiene penas de faltas, que son más bajas, pero se pueden arriesgar sanciones como multas por su venta ilegal".

Rodrigo Paz, en tanto, alertó que los tranquilizantes "son fármacos que alivian gran parte de los síntomas pero que no curan la enfermedad".

Según él, la solución a este problema comenzaría con un aumento de la inversión en salud pública para favorecer el acceso a especialistas y a tratamientos, ya que advierte que actualmente Chile invierte el 4% del PIB en este ítem, versus el promedio de la OCDE que es de un 8%. Por otra parte, de ese presupuesto global, un 3% va a salud mental, muy por debajo del 9% promedio de la OCDE.

Más cannabis

La encuesta además reveló un incremento en el consumo de marihuana, pasando de un 4,6% en 2010 a 7,1% en 2012. Esto se da tanto en hombres como en mujeres y en todos los grupos de edad, excepto en adolescentes de 12 a 18 años y en el nivel socioeconómico bajo.

Estos resultados para Francisca Florenzano, directora de Senda, se darían porque "se ha extendido la idea de que es normal consumir marihuana y que esta no causa daños a la salud, lo que ha repercutido, junto a otros factores, en un mayor consumo de la población general".

Sin embargo, destacó que el consumo de esta droga no ha tenido un incremento en adolescentes y en el nivel socioeconómico bajo, "donde hemos concentrado los mayores esfuerzos", finalizó.