La Tercera

carmenaida dominguez96x96

Próximos a la elección presidencial y, por lo mismo, en tiempo oportuno para escrutar las propuestas de quienes aspiran a dirigir el país, sorprende la ausencia de iniciativas concretas en favor de la familia. Es cierto que el detalle de los programas de cada uno no es de conocimiento público aún, pero tratándose de esta materia, pareciera que éstos ya debieran haber sido planteados. En efecto, como todas las encuestas lo revelan, la familia es la prioridad para todos nosotros, es donde obtenemos las mayores satisfacciones, y por la que estamos dispuestos a los mayores desafíos. No obstante, esa relevancia que le damos no se corresponde con la ausencia de propuestas que apunten a promoverla.

Así, por ejemplo, sabemos que todos han apuntado la necesidad de avanzar en una educación pública gratuita y de calidad como condición indispensable para el desarrollo de cada chileno y del país. Sin embargo, la educación formal, siendo esencial, no es suficiente para el desarrollo integral de la persona, que es la aspiración final que quisiésemos; y en ello, la familia es insustituible. El éxito académico se ve facilitado si el niño cuenta con padres comprometidos en su proceso formativo. Cómo permitir que ello sea posible, debiese ser una de las primeras preguntas en la agenda de un candidato.

Contestar esa pregunta, y las que las políticas públicas familiares plantean, obliga a invertir en estudios que permitan obtener los datos duros sobre las fortalezas y desafíos de la familia en Chile, que hasta ahora no tenemos. Opinamos y legislamos la mayor de las veces a partir de un diagnóstico incompleto, o peor aún, del que nos parece que es la realidad o las necesidades de las familias, pero sin ningún apoyo consistente, sin un diálogo interdisciplinario con todos los que dedican su vida a trabajar con la familia o a estudiarla.

Luego, se necesita avanzar en lo que nos une, más que en lo que nos divide. Es cierto que la comprensión del derecho a la vida o de las uniones entre personas del mismo sexo son temas en los que un candidato presidencial debe tener una posición clara, pues ellos definen aspectos esenciales de su visión de la sociedad y la vida. No obstante, los problemas y desafíos de la familia no se agotan en ello. En un país con una bajísima natalidad, ¿qué se va a hacer para potenciar el que se quiera ser padre y madre? ¿Cómo se va a promover una familia más numerosa, reconociendo desde el Estado a quienes tienen mayor número de hijos y modificar así la indiferencia que hoy existe hacia ello? Así, cuando se propone una reforma tributaria, nada se ha dicho de que ante los tributos da lo mismo cuántos hijos se tiene o que estar casado en sociedad conyugal hace pagar más impuestos.

Las mismas preguntas podemos plantear en salud, vivienda, familias con algunos de sus miembros discapacitados, matrimonios en conflicto, y tantas otras materias dónde no existen políticas públicas focalizadas, sistémicas y eficientes. Estas preguntas, entre muchas otras, esperan respuestas urgentes. Ojalá sean dadas en el mes que queda de aquí a los comicios.