El Pulso

El abogado y director del Centro de Gobierno Corporativo de la Universidad Católica, Matías Zegers, considera que las sociedades en cascada no son intrínsecamente malas. Sin embargo, dadas sus características reconoce que hay riesgos que deben ser monitoreados.

¿Cómo evalúa la investigación que ha llevado la SVS?

Es una investigación que lleva bastante tiempo, acuciosa. Es un tema especialmente complejo. Además, hay que tener en cuenta que este tema ha estado sobre la mesa desde hace bastantes años y, el actual superintendente se ha hecho cargo. No sé si habrían investigaciones anteriores. Solamente con eso, pareciera razonable que se demoren todo lo que se han demorado. Fernando Coloma expresó su molestia sobre la filtración de la formulación de cargos. Dijo que podría perjudicar el proceso. ¿En qué medida podría afectar esta filtración?

Toda persona tiene derecho a una defensa y con la cobertura que se está dando ( ... ) va a ser muy difícil de revertir incluso si se llegan a tener buenos argumentos. Sin hacer un juicio de valor sobre si los cargos son razonables o no, pero es muy difícil revertir cuando ha habido mucha expectación, ruido previo y presión para que hubiera un resultado concreto dentro de ciertos plazos ( ... ) Las cosas tienen que seguir su cauce y estamos acostumbrándonos a querer extraer conclusiones inmediatas de situaciones que son complejas.

¿Qué peso tiene este caso frente a otros que han afectado al mercado?

Va a ser relevante, pero los otros casos que hemos tenido últimamente son más relevantes desde un punto de vista estricto de gobierno corporativo ( ... ), porque han apuntado a su pilares básicos.

¿Qué repercusiones puede tener en el funcionamiento de sociedades que también cuentan con esta estructura?

Las sociedades cascada han existido, existen y existirán eventualmente. El punto no es su existencia. Además llevan muchos años funcionando con inversionistas minoritarios institucionales que han invertido en ellas sabiendo que son una estructura de sociedades cascadas. Eso hay que tenerlo claro. En lo que hay que tener cuidado es que las operaciones se hagan en base al interés social; beneficiar a todos los inversionistas y, que se haga con pleno respeto a las normas sobre operaciones con partes relacionadas que van a ser probablemente la voz más débil dentro de la cadena. Siempre va a haber una gran tentación de realizar operaciones entre partes relacionadas.

¿Cómo evalúa estas estructuras?

Uno puede estructurar su negocio como quiere. Evidentemente en una estructura de cascada se produce un primer efecto de que los derechos políticos del accionista controlador final no son proporcionales al nivel de derecho económico. Eso ya a quien están invitando a invertir le debería llamar la atención, porque los riesgos son distintos.

Esa estructura supone que eventualmente hay más posibilidades de realizar abusos vía transacciones por partes relacionadas y, en la medida que hay una concentración mayor de los derechos políticos también se entiende que puede haber una identificación mayor entre el controlador último e incluso las sociedades operativas. No son malas per se, pero sí hay ciertos indicadores que deberían hacer a cualquier accionista levantar una bandera amarilla y analizar más en detalle cómo se están tratando esos temas.

¿Hay espacios para cambios en la supervisión de estas estructuras?

No sé si esto va a suponer un cambio en revisar ciertas estructuras. El nivel de regulación que existe es adecuado para la realidad que tenemos. Siempre hay bemoles, pero es razonablemente adecuado.