El Mercurio

Fue la mayor y más controvertida innovación del último proceso de admisión a las universidades. La inclusión del ranking de notas como factor de selección de los futuros alumnos de los 33 planteles adscritos a la PSU apuntaba a avanzar hacia un acceso más equitativo, pero su real efecto abrió el debate entre el Ministerio de Educación y los rectores.

Ocho meses después, en la Universidad Católica se muestran satisfechos con los efectos de la medida. Según un análisis del investigador Ricardo Paredes, coordinador de los programas de Talento e Inclusión de ese plantel, los alumnos vulnerables beneficiados por el ranking, pertenecientes al 10% de mejor rendimiento de su generación escolar, demostraron tener mejores resultados académicos en su vida universitaria que sus compañeros de mayores ingresos, pero que no estuvieron entre los mejores en sus colegios.

"El esfuerzo, medido a través del ranking de notas es un importante predictor del éxito que tendrá un alumno en la universidad", dijo Paredes. Agregó que "el éxito tiene que ver con la transpiración. En la UC queremos alumnos que transpiren".

Si bien ingresaron antes de que se implementara el ranking de notas, Valeria Farías, estudiante de tercer año de Ingeniería, y Milena Olivares, alumna de segundo año de Derecho, son prueba de ello. Tuvieron buenos promedios en el colegio, no así en la PSU. Sin embargo, hoy destacan en sus carreras y forman parte de los programas que encabeza Paredes.

"Durante mi vida escolar me esforcé por lograr mi gran sueño, el que era estudiar aquí. Agradezco la confianza que este proyecto depositó en mi", dijo Farías, quien egresó el 2010 del Colegio Filipense y no logró ingresar a la carrera por la PSU.