El Mercurio
Señor Director:
A más tardar el 30 de junio próximo, las sociedades anónimas abiertas deberán hacer públicas sus prácticas de gobierno corporativo. La SVS dictó una normativa que identifica 19 "buenas prácticas" sobre esa materia y obliga a informar si la empresa las ha adoptado o no, debiendo explicar las razones en caso de no haberlo hecho.
Si bien la norma no establece la obligatoriedad de adoptar las prácticas que deben informarse, sino la de señalar si se han adoptado o no, en la realidad moverá a las empresas a un mayor estándar de gobierno corporativo, al menos en relación con aquellas.
Sin embargo, el cumplimiento de la norma también entraña algunos peligros y desafíos, entre los que quisiera destacar los que señalo a continuación.
Primero, que se instale la idea de que el buen gobierno corporativo encuentra su límite en las prácticas que identifique la autoridad, es decir, que se las estime como mínimas o, lo que es peor, como máximas. Esto tiene un impacto significativo en materia de responsabilidad de los directores.
Segundo, que es cuestionable que algunas de las prácticas contenidas en la norma de la SVS realmente sirvan para mejorar el gobierno corporativo.
Tercero, que se tienda a frivolizar a partir de la información entregada, especialmente mediante la elaboración de rankings de cumplimiento o comparaciones entre empresas que se realicen solo a partir de las respuestas positivas o negativas que den, sin analizar las respuestas abiertas o comentarios que hagan.
Lo anterior hace pensar que este primer ejercicio es todavía rudimentario, pero importa un avance que es deseable revisar y perfeccionar a futuro.
Roberto Guerrero V.