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Muchos fracasos y éxitos empresariales dependen de la organización del negocio.

La estructura societaria es crucial

Las estadísticas de Conapyme indican que, en promedio, el 80% de las empresas fracasa antes de los cinco años y el 90% de ellas no llega siquiera a los 10 años. Entre otras, las dificultades que llevan al temido fracaso son la imposibilidad de escalar la empresa, de consensuar distintas visiones del desarrollo del negocio, de levantar capital y manejar un escaso flujo de caja... mal que mal, a pesar de tener una buena idea, hay que pagar sueldos y proveedores, y financiar el crecimiento.

Las diferencias entre los socios son muchas veces las que estancan las sociedades e impiden solucionar las tensiones que las referidas dificultades implican. Es la falta de una adecuada estructura societaria y de un pacto de socios lo que condena a muchas firmas a la paralización o a su muerte.

Endeavor Chile y menos fracasos

Endeavor es una organización mundial cuya misión es impulsar el emprendimiento de alto impacto como la fuerza motriz para el desarrollo económico en países emergentes, como el nuestro.

Dicha organización ha cooperado en Chile con la creación y desarrollo de decenas de empresas exitosas; entre ellas: Bazuca.com, Patagon, Latitud 90, Oxxean, Nutrabien y Trabajando.com.

Estos nuevos emprendimientos han logrado nacer y desarrollarse gracias a una buena idea, talento, perseverancia, un buen gobierno corporativo, acuerdos claros y una potente red de contactos.

Endeavor Chile detectó una de las grandes dificultadas para la subsistencia y éxito del emprendimiento. Era muy frecuente encontrar estructuras societarias deficientes, y muchas empresas carecían de pactos de socios o accionistas, o estos eran imperfectos, situación que -en un escenario de visiones encontradas sobre el rumbo- paralizaban la toma de decisiones, con consecuencias devastadoras para su viabilidad y desarrollo.

¿Qué hizo Endeavor Chile? Exigir, antes que una empresa pueda entrar a su red en forma definitiva, una estructura societaria sólida y consistente con el objeto de la compañía, y un buen pacto de accionistas o de socios que asegure el crecimiento y flexibilidad de esta para hacer frente a desafíos como los comentados.

Ahora los emprendedores Endeavor gastan una parte importante de su tiempo en anticipar los conflictos y los pasos que se desarrollarán en el futuro, definiendo sus estructuras societarias y sus acuerdos de socios... pero ese tiempo no es gastado, es invertido.

Gracias a un buen pacto de accionistas, un emprendedor Endeavor en el área de la salud animal y la biotecnología logró incorporar a un importante laboratorio chileno, quedando este como mayoritario.

El acuerdo sellado con esta gran empresa también permitió, dos años después, la recompra por los socios originales del porcentaje que primitivamente habían enajenado.

Las negociaciones fueron complejas, pero la suficiencia del pacto de accionistas en la regulación del valor de la compañía (cuestión crítica que debiera definirse al comenzar la sociedad y no una vez desatado el conflicto) y los mecanismos de salida para los socios permitieron una operación menos confrontacional.

La clave: La manera de resolver la mayoría de las situaciones de conflicto estaba previamente definida.
Primer paso.

Lo primero es definir la estructura societaria. Existen dos tipos: las sociedades de capital y las de personas; este último tipo social es uno de los favoritos de pequeños y medianos empresarios que encuentran en la limitación de la responsabilidad de los socios una buena opción para no arriesgar todo su patrimonio personal. En estas predomina la consideración de la persona de los socios por sobre el capital aportado, razón por la cual los derechos sociales no pueden ser cedidos libremente a terceros.

Sin embargo, es en este punto donde comienzan las dificultades a la hora de ingresar socios con capital fresco o intentar remover a alguno que se opone al avance de la empresa, ya que se necesita unanimidad de los socios para ambas decisiones, así como en casi toda decisión relevante de la compañía.

Entonces, la voluntad de cualquier socio puede impedir actos relevantes para el desarrollo de la sociedad y, al no existir libre cesión de la participación societaria, la sociedad puede estancarse e incluso terminar por las divergencias de los socios.

Por su parte, en las sociedades de capital predomina la consideración de este por sobre las personas que la integran. Las sociedades anónimas y las SpA o sociedades por acciones son las clásicas compañías basadas en la consideración del capital.

En ellas, el capital social se divide en acciones, las cuales reflejan la participación de los accionistas en el capital. Estas pueden cederse libremente y sin necesidad de mayores formalidades, lo que facilita el ingreso y salida de socios.

Entonces, si un emprendimiento o una compañía ya en marcha necesitan levantar capital, la forma más conveniente de asociación será, por regla general, la sociedad anónima o la SpA. Pero esta presenta ciertos inconvenientes como que la libre cesión de acciones no permite un control sobre los accionistas y, por ende, sobre las personas con las cuales el emprendedor comparte la propiedad.

Pero hay solución frente a las dificultades de ambos tipos societarios: Los pactos de accionistas para las S.A. y las SpA y pactos de socios para las de responsabilidad limitada (SRL). Para hacer frente a los inconvenientes de una SRL, un pacto de socios debiera anticipar la resolución de los conflictos derivados de falta de unanimidad en asuntos como política en materia de utilidades, reinversión, aportes futuros a la sociedad, incorporación de nuevos socios, obligaciones de no competir con la actividad de la empresa, entre otras.

Por su parte, la creación de un organismo que represente la voluntad de los socios y que decida sobre materias relevantes será de la máxima importancia. Entre estos asuntos encontramos: la exclusión o retiro de un socio, actos relevantes de administración, opciones de compra de participaciones, muerte o incapacidad de un socio.

Para las dificultades en las S.A. y las SpA debieran establecerse pactos de accionistas que contemplen cláusulas de oferta preferente a los restantes accionistas en caso de que uno de ellos desee vender su participación; de tag along , que confiere a los minoritarios el derecho de vender las acciones en el caso de que el mayoritario las enajene; de drag along , que obliga a los minoritarios a la enajenación de su participación cuando los compradores quieren adquirir el 100% de la empresa.

Otros son de no competencia con el giro social; política de distribución de utilidades y pago de dividendos; conformación del directorio y aumentos de capital futuros.

Los pactos de accionistas o de socios deben negociarse y, para que sean exitosos, las partes deben ser creativas ante las situaciones de crecimiento y expansión de la compañía, como frente a los momentos de dificultades.

Dos buenos ejemplos

Al parecer, la dificultad de consensuar una visión conjunta del negocio en el mediano y largo plazo fue la lápida de la proyectada fusión entre SQM Comercial y Anagra -controlada por la firma de capitales japoneses Mitsui Agro Business-. Luego de meses de negociaciones, ejecutivos de ambas partes dieron por finalizadas las conversaciones en torno a una fusión que reuniría cerca del 34% del mercado de fertilizantes en Chile y que ya se encontraba aprobada por el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia.

¿La razón? No había sido posible acordar los contratos finales de fusión y no por problemas en la parte financiera, que ya estaba definida hace tiempo, sino sobre cómo iba a desarrollarse el negocio en el futuro. La dificultad fue en la negociación del pacto de accionistas respecto de la visión de negocio: nada menos que "para dónde va y cómo se manejará la compañía".

Pero, ¿es este un fracaso? Tal vez no: esto demuestra que el pacto que resuelve las potenciales diferencias de los socios es clave para la marcha de la empresa. Si no es posible llegar a acuerdo previo, en buena hora: las partes han ahorrado tiempo, esfuerzos y probables fracasos en pleno desenvolvimiento de la empresa.

Otro ejemplo es Falabella, que cuenta con un pacto de accionistas desde hace más de 10 años, el cual recientemente ha vuelto a ser revisado. No obstante existir en ella diversos grupos que participan de su propiedad, seguramente con visiones y opiniones diversas respecto del futuro de la compañía, la existencia de este pacto permitió a este retail crecer como lo ha hecho en la última década, gracias a un marco claro de actuación a sus accionistas, anticipando y solucionando adecuadamente diferencias en la esperada expansión de la empresa.

Por: Cristián Saieh, voluntario Endeavor y abogado UC; y Arturo Irarrázabal, PhD Yale.

Fuente: El Mercurio