Cristian Saieh

Diario Financiero

Hace unos días el candidato a la presidencia Andrés Velasco acusó al senador Girardi de favorecer el clientelismo en la designación de funcionarios; la negativa a acceder a esas prebendas sería castigada con la confrontación en proyectos de ley de Hacienda. Como era de esperarse, se alzaron voces profundizando el tema y algunos arguyeron que no era del todo reprochable la conducta del senador; otros señalaron que no se ajustaba a estándares éticos.

Para iniciar el análisis citaremos a Fernando Savater que nos señala la dificultad de evaluar el comportamiento humano. Dice el filósofo: "En lo de saber vivir no resulta tan fácil, porque hay diversos criterios opuestos respecto de qué debemos hacer. En matemáticas o geografía hay sabios e ignorantes, pero los sabios están casi siempre de acuerdo en lo fundamental. En lo de vivir, en cambio, las opiniones distan de ser unánimes (...). Algunos aseguran que lo más noble es vivir para los demás y otros señalan que lo más útil es lograr que los demás vivan para uno. Según ciertas opiniones lo que cuenta es ganar dinero y nada más, mientras que otros arguyen que el dinero sin salud, tiempo libre, afecto sincero o serenidad de ánimo, no vale nada (...). Lo único en que a primera vista todos estamos de acuerdo es en que no estamos de acuerdo con todos.".

Pero a diferencia de lo que aporta Savater, en el caso Velasco-Girardi queda en evidencia lo que es correcto y lo que no. El mundo de la empresa y sus negociaciones nos entrega respuestas. Desde 2006 el Centro de Negociación UC ha entrevistado cientos de ejecutivos que han planteado en conductas sensibles al negociar lo que sí es aceptable y lo que no. Más del 50% de éstos rechaza como actos inaceptables los siguientes: ofrecer recompensas por información confidencial; hacer que saquen a la otra parte de la negociación; saltarse al negociador con que se está intentando consensuar; atacar la confianza del otro en sí mismo; comprar información; negar lo que el otro sabe de mí que pueda ayudarlo; dejar creer que después no se romperá el acuerdo y hacer creer que habrá una recompensa para el otro. Por analogía, la opinión de esos ejecutivos nos entrega respuestas de lo qué es inaceptable en política: presionar al otro para obtener ventajas bajo la amenaza de confrontar en el futuro es reprochable.

Y cuál podría ser un test ácido de una conducta que estamos por ejecutar y respecto de la cual hay dudas? Primero, "mirarse al espejo" antes de actuar u omitir. Una buena pregunta antes de utilizar cualquier táctica que nos parece dudosa es anticipar cuál sería el juicio de un familiar cercano o un socio al cual estimamos. También es acertado cuestionarse con la regla de reciprocidad -que sucedería si la otra parte me hiciera lo mismo-; otro tanto del costo social que implicaría que todos realizaran la misma conducta. Tal vez un titular en este periódico que revele nuestra conducta nos haga entender la validez de nuestra acción. Como se apreciará fácilmente, la acción de Girardi no logra pasar este test; aunque él ya este acostumbrado a titulares de medios de comunicación...