La comercialización de la energía eléctrica es el tema que abordó el profesor de Derecho UC y director del Programa de Derecho Administrativo Económico, Alejandro Vergara Blanco.
El tema energético ha sido, sin duda, uno de los principales asuntos que ha copado la agenda pública este año. ¿Cómo satisfacer las crecientes demandas energéticas del país? ¿Cómo hacemos para que los proyectos sean sustentables y respetuosos del medioambiente? ¿Cómo normamos la estructura energética para seguir creciendo? Responder esas y otras preguntas fue el objetivo de las XI Jornadas de Derecho de Energía: ¿Qué regulación para la matriz energética del futuro?, organizado por el Programa de Derecho Administrativo Económico (PDAE) de la Facultad de Derecho UC.
Chile es un país pobre en hidrocarburos, tales como petróleo y gas, por lo que sus recursos energéticos están centrados en el agua, el sol y el viento, entre otras fuentes renovables. De ahí que el 70% de la energía, en años normales, proviene de los recursos hídricos; el resto se complementa mayormente con carbón, gas natural licuado y diesel. Actualmente, la matriz eléctrica del país está compuesta básicamente por dos grandes sistemas: SING, que abastece el norte y se basa principalmente en centrales térmicas (en base a carbón), con una capacidad instalada de 3.022 MW; y SIC, que abastece a gran parte del sur y Santiago, sobre la base de centrales hidroeléctricas y con una capacidad instalada de 11.845 MW.
El problema, como explica el secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Energía, Juan Manuel Contreras, es que ambos sistemas no están interconectados. Para el futuro, se espera que la estructura de la matriz energética se mantenga, apostando fuertemente al componente hídrico y al desarrollo de proyectos geotérmicos en el norte, para aumentar la capacidad instalada. También se espera optimizar las líneas de transmisión y que la interconexión de los dos sistemas permita incrementar el parque energético del país. Para 2011, las inversiones en el sector energético alcanzan los 877 millones de dólares, de estos, 800 millones corresponden sólo a obras nuevas.
Actualmente, un ámbito que se encuentra poco regulado en Chile es la comercialización de la energía eléctrica a través de empresas que compren la energía a mayoristas y la vendan al consumidor final. Hoy, la comercialización está a cargo de los propios generadores y sus distribuidoras. También existe la venta directa a clientes que por su gran tamaño pueden negociar directamente con los proveedores y la venta de energía entre generadores. Como afirmó el profesor de Derecho UC Alejandro Vergara, la regulación existente en el tema es genérica y con pocas reglas. Existen algunas normas en la Ley General de Servicios Eléctricos que muestran posibilidades de comercialización por agentes distintos. De todas maneras, las reglas legales para el acceso libre a las redes existe; el mayor problema es la falta de redes o una capacidad técnica deficiente.
En otros países, la comercialización por terceros es un modelo que existe hace ya un tiempo. En España, por ejemplo, el sistema eléctrico se liberalizó, de modo que los precios dejaron de estar fijados por el Estado para comenzar a determinarse por el mercado, gracias a la entrada en escena de las comercializadoras. El Estado sólo fija el valor o peaje que estas empresas deben pagar para utilizar la red o infraestructura. El proceso se realizó en etapas: mientras en 2003 sólo un 30% de los usuarios eligieron un suministrador, para el 2009 el 100% de los clientes ya lo había hecho, desapareciendo el mercado regulado. De acuerdo a la responsable de la normativa de Endesa Energía Aurora Inglés, los resultados de este sistema fue que los consumidores recibieron ofertas adecuadas a sus necesidades (por ejemplo, paquetes de electricidad y gas), aumentó el número de suministradores elevando la oferta, se alivió la presión sobre el Estado y se interiorizó el coste real del servicio en el precio final.
Por otra parte, desde 2007, uno de los grandes objetivos de la Unión Europea (UE) es convertirse en una potencia en eficiencia energética y baja contaminación. La nueva normativa de 2009 busca luchar contra el cambio climático, fundamentalmente a través del uso eficiente de la energía y fuentes renovables. De hecho, el 2020 se exigirá que entre el 12 y 20% de la energía que se utiliza en la UE provenga de fuentes renovables como el viento o el sol. También se establece un sistema abierto de apoyos (subvenciones), mecanismos de cooperación y regulación de garantías de origen (es decir, que efectivamente la energía provenga de dónde dice venir). Como señala el profesor de la Universidad Pública de Navarra Francisco Alenza, es necesario un cambio de paradigma o modelo energético, lo que es tecnológica y económicamente posible.
El seminario estuvo dividido en cuatro paneles, abordando la estructura del mercado eléctrico y la competencia; las energías renovables no convencionales; distribución, generación y coordinación de la energía eléctrica; y los desafíos del transporte y subtransporte de la energía eléctrica. También se aprovechó la ocasión para lanzar el Código de Energía (Abeledo Perrot, 2011).
Información periodística: Prensa UC